En los últimos días, por mis responsabilidades docentes, he estado intensamente ocupado con la historia de Atenas. Como siempre he concedido en este blog menos atención a la numismática griega que a la romana, me pareció una buena oportunidad de dedicar algo más de atención a las monedas de esta ciudad. Espero continuar el tema en futuras entradas.
¿Cuándo acuñaron los atenienses sus primeras monedas?
Atenas fue una de las primeras ciudades de la Grecia continental en emitir sus propias
monedas, con poca diferencia de tiempo respecto de Egina y Corinto. Algunas fuentes literarias como la Constitución
de los atenienses de Aristóteles (10,1-2) o la vida de Solón redactada por
Plutarco (15.3-5, 21.2, 23.3-4) parecieran implicar que Atenas ya contaba con
un sistema monetario desarrollado en la época de las reformas solonianas (594 a.C.).
Pero la investigación especializada a
demostrado más allá de dudas que se trata de anacronismos de autores que
escribieron en una época posterior y proyectaron la situación de su tiempo
hacia el pasado. Otras evidencias dejan en claro que durante la primera mitad del siglo VI las transacciones económicas se realizaban
en Atenas recurriendo a simples trozos de plata sin acuñar, lo que en la
jerga numismática se conoce habitualmente por su nombre en alemán como “Hacksilber”.
Cuándo exactamente dieron los atenienses el salto definitivo y acuñaron la plata para estandarizar su valor y facilitar los intercambios es materia de debate, pero el consenso académico actual afirma que fue durante el tercer período de control del Estado por parte del tirano Pisístrato, es decir, a partir del 546 a.C. Por esos años, se llevó a cabo una política de fomento del desarrollo económico de Atenas en cuyo contexto sería razonable situar la introducción de la moneda.
Las Wappenmünzen
Las primeras monedas atenienses
tienen características muy diferentes respecto de las que serían posteriormente
las emblemáticas series con Atenea y la lechuza como símbolos cívicos. Hoy se
las conoce genéricamente con el nombre de Wappenmünzen
que es una expresión alemana que podríamos traducir como “monedas blazón”.
Se conocen algunas fracciones pero en su gran mayoría son didracmas, por
supuesto, de plata.
La designación Wappenmünzen hace
referencia a la gran variedad de tipos de anverso diferentes (14 en total) que encontramos
en estas monedas y que contrastan con la uniformidad de las acuñaciones
atenienses posteriores. Esa diversidad
se ha interpretado, según la tesis tradicional de Charles Seltman, como
referencias a motivos heráldicos de distintas familias aristocráticas
atenienses que habrían estado a cargo de la producción de cada serie. Entre
los motivos encontramos: ánforas, Triskeles, una cabeza de caballo, una rueda,
la cabeza de un toro, etc. El reverso presenta simplemente, como es habitual en
estas acuñaciones tempranas, una simple marca incusa. La tesis tradicional no
se corresponde, sin embargo, muy bien con lo que sabemos de las características
del régimen de Pisístrato, fuertemente resistido por la aristocracia
tradicional, por lo que es probable que
los motivos elegidos sean referencias iconográficas conectadas a eventos
festivos que hoy ya no podemos descifrar.
Como puede juzgarse por las
imágenes que acompañan esta entrada, las Wappenmünzen tienen una belleza
arcaica muy especial. Su gran interés
histórico y rareza las hace muy codiciadas por los coleccionistas. Ejemplares
en buen estado pueden alcanzar valores muy elevados. El que
encabeza esta entrada (que tiene un pedigrí excepcional que se extiende hasta
el año 1890) fue subastado a comienzos del presente año como parte de la colección
Próspero por 300.000 dólares.
Excelente entrada, como nos tienes acostumbrados.
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