En una entrada reciente, presentaba la célebre subasta del trono del Imperio Romano por parte de los pretorianos el 28 de marzo del 193 d.C. como consecuencia del fracaso del breve reinado de Pértinax. Desde la ventajosa perspectiva de 1800 años de distancia, no puede dejar de impresionarnos el profundo contraste entre la representación de este efímero soberano en sus monedas y la realidad de su escaso poder.
La providencia de los dioses
En el exquisito áureo cuya imagen encabeza esta entraba (que formó parte
de la espectacular colección de Barry Feirstein), el contraste es especialmente
fuerte. El retrato del emperador en el anverso es una verdadera obra
maestra del arte romano y logra transmitir, con singular realismo, el rostro adusto
y marcado de arrugas del sexagenario Pértinax. Casi podemos sentirlo prematuramente
envejecido por las peripecias y privaciones de diversas campañas militares. La
corona de laureles es un toque casi imperceptible en esta cabeza que con tanta
potencia nos transmite la sensación de fuerza y experiencia.
En el reverso, encontramos a la
personificación de la providencia de los dioses –como lo explica la leyenda
PROVID DEOR- que de pie levanta la mano derecha hacia una estrella representada
en el campo superior. Este motivo complementa al reverso en forma magistral. El
sabio emperador ha llegado al trono gracias a la providencia divina que, en su
cuidado por el bienestar de los hombres, ha designado un soberano capaz de
hacer llegar tiempos mejores.
En este segundo áureo (un ejemplar espectacular por su conservación casi fdc) el retrato del anverso es igual de expresivo. En el reverso vemos al mismo emperador de pie junto a un trípode haciendo votos por un reinado de diez años.
La representación del poder en las monedas romanas
El contraste entre estas representaciones de Pértinax y la realidad
parece casi una ironía de la historia pero es, en verdad, un ejemplo perfecto
para ilustrar la forma de operar del discurso ideológico de representación del
poder en las monedas romanas. La ceca de Roma no cumplía sólo una función
económica, era también casi lo que podríamos denominar un aparato de difusión y
propaganda política.
Ese aparato era tan eficaz que aun durante el breve
reinado de este soberano (sólo 87 días) fue capaz de producir un conjunto
importante de acuñaciones cuyas representaciones conformaban en conjunto un
verdadero “programa ideológico” cuya finalidad era afianzar el poder del nuevo régimen.
Podía hacerlo en tan poco tiempo porque ya se había desarrollado todo un
repertorio iconográfico al que los oficiales responsables podían recurrir para
transmitir los mensajes políticos del momento.
Sobre la propaganda política a través de la emisión de moneda, el alumno mas aventajado fue ni mas ni menos que AUGUSTO. Los tipos insertados en sus monedas son una fuente incesante de mensajes propagandísticos.
ResponderBorrarSobre el significado propagandístico de los denarios de Augusto he escrito un par de artículos, y me los han tenido a bien publicar en la Revista "Arte, Arqueología e Historia" de Córdoba,en sus números 18 y 19. Te pongo la dirección dela web para que, si puedes, les des un vistazo y me dices qué te parecen.
www.artearqueohistoria.com
Un saludo,
Antonio Justo Elvira