Hace un par de semanas, escribía aquí sobre las primeras monedas
atenienses, las Wappenmünzen. Ahora, continuando el tema, quería dedicar esta
entrada a los primeros tetradracmas atenienses, una innovación del último
cuarto del siglo V a.C. Se trata de piezas de gran interés histórico y muy
llamativas, al estar decorado el anverso con un imponente Gorgoneion. El ejemplar
cuya imagen encabeza esta entrada fue subastado como parte de la colección
Próspero por 130.000 dólares.
La introducción de
una nueva denominación
En algún momento alrededor del año 525 a.C., los atenienses introdujeron cambios significativos en su producción
monetaria. Remplazaron las Wappenmünzen por una pieza nueva destinada a tener
una larga historia, el tetradracma. Probablemente, fue entonces la primera vez que,
en toda la cuenca del Mar Egeo, se añadía un motivo de reverso a una moneda en
lugar de las simples marcas incusas utilizadas en las acuñaciones arcaicas.
Los motivos variables que, como
vimos, decoraban los anversos de las Wappenmünzen fueron ahora desplazados
hacia el reverso y el anverso se reservó para un motivo uniforme, la cabeza de
una Gorgona. La misma no era un símbolo privado, sino cívico. Representaba al
conjunto de los atenienses al ser una alusión a su deidad patrona, Atenea, pues,
un Gorgoneion era parte de su égida.
Un medio de pago internacional
El tetradracma (4 dracmas), con
un peso aproximado de 17,28 g, era una moneda relativamente grande -casi un
pequeño lingote- que sólo podía utilizarse en transacciones de alto valor. Esta
denominación serviría como piedra angular de las acuñaciones de Atenas durante
los próximos siglos. Su introducción parece indicar que los atenienses reorientaron
su política monetaria para centrarse en el comercio exterior. Esto es
confirmado por la evidencia de los hallazgos de monedas. Mientras que las
Wappenmünzen aparecen sólo raramente fuera del Ática, estos primeros
tetradracmas se encuentran en un amplio territorio, lo que indica que tuvieron
éxito en establecerse como medio internacional de pago.
Con su nuevo tetradracma, los
atenienses dotaron de valor añadido a lo que comenzaba a constituirse en una de
sus exportaciones más rentables, la plata de las minas de Laurión. El análisis
metalúrgico de estos primeros tetradracmas y de las Wappenmünzen sugiere que
las minas de Laurión eran ahora la principal fuente de metal para las acuñaciones
atenienses, mientras que antes se había utilizado sobre todo plata proveniente
del extranjero, tal vez de las posesiones de Pisístrato cerca del Monte Pangeo
en el norte del Egeo.
El diseño de estos primeros
tetradracmas sería luego remplazado por los motivos que llegarían a ser la
marca distintiva de las monedas atenienses, la cabeza de Atenea y la lechuza -como veremos en una futura entrada.
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