Monedas de oro y plata procedentes del tesoro de Hoxne |
El
mayor tesoro de monedas romanas de oro y plata de Gran Bretaña fue hallado
noviembre de 1992 de forma fortuita por Peter Whatling y Eric Lawes cerca del
pueblo de Hoxne (se pronuncia Hoxson) en el condado de Suffolk, en el este de Inglaterra. Por el
sitio del hallazgo, se lo conoce como el “tesoro de Hoxne”. Es también el mayor
conjunto de monedas de los siglo IV y V d.C. hallado en todo el territorio del
imperio, por lo que es difícil exagerar su importancia.
El
tesoro de Hoxne es hoy en día una de las tantas joyas de la enorme colección
expuesta en el Museo británico. Está compuesto 14.865 monedas romanas de oro,
plata y bronce de los siglos IV y V d.C. y aproximadamente 200 piezas de
vajilla de plata y joyas (de hecho, su gran tamaño sólo permite exponer en el
museo una selección de su contenido).
tesoro de Hoxne expuesto en el Museo Británico |
El hallazgo y la composición del tesoro
El
granjero Peter Whatling había perdido un martillo trabajando en el campo y
buscó a Eric Lawles, un amigo que tenía un detector de metales, para que lo asistiera en la búsqueda. Lawles había recibido su detector como regalo de sus colegas al jubilarse de la compañía eléctrica local y se había aficionado a su uso. El 16 de noviembre
de 1992, al recorrer la parcela con su detector, Lawles recibió señales muy fuertes que indicaban algo mucho más grande que un martillo. Al remover el suelo, encontró algunas
monedas y otros pequeños objetos romanos. De inmediato, Lawles y Whatling
dieron aviso a las autoridades. Él día siguiente, 17 de noviembre, se organizó a toda velocidad una excavación
arqueológica de emergencia para evitar que el sitio del hallazgo fuera saqueado.
Los
arqueólogos descubrieron un conjunto de objetos que había sido enterrado dentro
de un gran cofre de madera y ordenado con cuidado. En total, se hallaron 569
monedas de oro (todas sólidos bajoimperiales), 14.272 monedas de plata (de las cuales 60
son miliarenses y 14.212 silicuas) y 24 monedas de bronce (nummi). Además de
las monedas, el tesoro incluía 29 piezas de joyería en oro, y más de cien
objetos de platería, incluyendo cucharas, cuencos y pimenteros (algunos de
éstos son verdaderas obras maestras de la orfebrería romana). En conjunto,
todos los objetos suman unos 3,5 kg. de oro y unos 23,75 de plata.
Análisis de objetos del tesoro de Hoxne |
Las
monedas de oro del tesoro fueron acuñadas entre los reinados de Valentiniano I
(364-75) y Honorio (393-423), como podemos ver en la tabla debajo. Las monedas de
plata proceden, por su parte, de los reinados entre Constantino II (337-40) y
Honorio. El 80% de las mismas tiene sus bordes recortados, algo que
es común en las acuñaciones de este metal del período.
Las razones por las que
los bordes eran recortados son debatidas por los especialistas, pero lo más
probable es que fuera una forma de intentar ganar metal sin arruinar el valor
nominal de la pieza. Por los cortes muchas de las monedas de plata carecen de sus leyendas, lo que imposibilita una datación precisa.
Reinado
|
Cantidad
de monedas de oro en el tesoro
|
Valentiniano
I. (364–375)
|
5
|
Graciano (367–383)
|
12
|
Valentiniano
II. (375–392)
|
69
|
Teodosio
I. (379–395)
|
20
|
Magno
Máximo(383–388)
|
1
|
Eugenio (392–394)
|
1
|
Arcadio (383–408)
|
149
|
Honorio (393–423)
|
312
|
Datación y contexto histórico
Las
monedas más tardías del tesoro datan del año 407 d.C., lo que proporciona la
fecha más temprana posible para el tesoro (lo que se conoce como el Terminus post quem). Esa fecha coincide
con una época muy turbulenta en la Britania romana y en todo el Imperio de
Occidente.
Sólido del emperador Honorio del tesoro de Hoxne |
Entre
los años 401-403 los godos invadieron Italia y sólo pudieron ser derrotados con
grandes esfuerzos (en el año 410 incluso lograron tomar y saquear Roma). Para
defender a Italia, el emperador Honorio ordenó el traslado hasta allí de unidades del
ejército estacionadas en Britania. Además, en el invierno de los años 406-407, varias
tribus germánicas cruzaron el Rin e invadieron la Galia. Como resultado, el
sistema de defensa de la frontera romana colapsó y más tropas tuvieron que ser
retiradas apresuradamente de Britania para tratar de contener esta nueva amenaza.
La
retirada de la mayor parte de sus fuerzas militares dejó a Britania en una
situación caótica, sin un poder efectivo que pudiera garantizar la continuidad del orden romano en la región. Las unidades que quedaban en la isla
iniciaron una serie de rebeliones proclamando a diversos usurpadores, el más
importante de los cuales se hizo llamar Constantino III.
Para
hacer valer su derecho al trono imperial romano y defender la frontera del Rin,
Constantino III transfirió la mayor parte de las tropas que todavía quedaban en
Britania a la Galia en el año 407, con la consecuencia de que la defensa de la
frontera norte de la isla en el “Muro de Adriano” contra pictos y escoceses dejó prácticamente de funcionar.
Estos
pueblos, enemigos tradicionales de los romanos, aprovecharon el vacío de poder
para incursiones prolongadas de saqueo que sembraron el caos por todas partes. Por si
esto fuera poco, se sumaron los ataques de piratas sajones en las costas, ahora también desguarnecidas. El
orden romano colapsó prácticamente en toda las isla.
Las décadas siguientes son
unas de las más oscuras de la historia de Inglaterra, porque se carece prácticamente de fuentes de información para saber qué acontecía. Es
posible que un noble celta-romano, llamado Vortigern, haya establecido un régimen con
cierta continuidad de las tradiciones romanas. Pero el vacío de poder atrajo hacia la isla a
contingentes de las tribus germánicas de los anglos, sajones y frisones. Una
supuesta victoria de los sajones alrededor de mediados del siglo V eliminó los
últimos restos de la dominación romana tardía y los habitantes celtas fueron
empujados cada vez más a la periferia occidental por los invasores germánicos.
Es
en este contexto histórico de caos en el que se enterró el tesoro de Hoxne. La
desintegración del orden romano significaba que la elite de la provincia ya no
podía estar segura de sus privilegios y posesiones. El tesoro representa, con
toda seguridad, un esfuerzo desesperado por esconder una riqueza que sus
propietarios ya no estaban en condiciones de defender.
Valuación y adquisición por el Museo Británico
Según
la ley inglesa vigente al momento del descubrimiento, el hallazgo de un tesoro
de este tipo debía quedar en propiedad de la corona. Sin embargo, era costumbre
establecida que el descubridor fuera recompensado con un monto equivalente al
valor de mercado del tesoro, proporcionado por la venta del mismo a la
institución que deseara adquirirlo.
El tesoro de Hoxne fue valuado en 1,75
millones de libras esterlinas y ese monto fue pagado a Lawles, quien lo
compartió con Whatling. El conjunto fue adquirido por el Museo Británico.
Tres
años más tarde, en parte como consecuencia del impacto del hallazgo de Hoxne, el parlamento inglés promulgó una disposición (la Treausre Act) modificando las
reglas para el reparto de tesoros. La nueva norma estipula que el descubridor,
el inquilino y el propietario del terreno donde se hizo el hallazgo reparten
los beneficios. El valor del tesoro es fijado por un comité de expertos y las instituciones públicas tienen prioridad para su compra.
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