Hallazgo y composición
En octubre de 2015, un aficionado a la detección de metales descubrió en los terrenos de una granja en la localidad de Watlington, en el condado de Oxfordshire un sorprendente tesoro vikingo que arroja nueva luz sobre uno de los períodos más oscuros de la historia de Inglaterra. El tesoro fue excavado y estudiado por especialistas del Museo Británico y del Ashmolean Museum de la Universidad de Oxford.
El tesoro está compuesto por
piezas plata. 186 monedas (algunas fragmentarias), 15 lingotes y 7 piezas de
joyería, incluyendo algunos de los típicos brazaletes vikingos. También se
halló un pequeño trozo de oro.
Acuñaciones de los reyes sajones
Las monedas son acuñaciones
conjuntas del rey de Wassex Alfredo el Grande y el poco conocido rey de Mercia Ceolwulf
II. La evidencia proporcionada por las mismas permite datar el momento del
enterramiento hacia finales de la década del 870. Habría sido escondido después
de que en 878 Alfredo el Grande derrotó al “Gran Ejército Pagano” (nombre
derivado de la Crónica sajona del año 865) liderado por el jefe vikingo Guthrum.
Un acontecimiento fundacional en la historia de Inglaterra, pues obligó a los
Vikingos a retirarse hacia el norte y abrió el camino para la unificación
política de gran parte de la isla.
Algunas de las monedas muestran a
los dos reyes sajones sentados lado a lado, en un estilo conocido como los
"dos emperadores", un motivo inspirado en las monedas romanas del
siglo 4 de los emperadores Valentiniano y Valente.
El objetivo de estas monedas habría sido hacer una declaración sobre la cooperación política entre los dos soberanos. Sabemos, sin embargo, que la alianza sería de corta vida y que Alfredo eliminaría poco después a Ceolwulf del camino para anexionar Mercia a sus dominios.
El objetivo de estas monedas habría sido hacer una declaración sobre la cooperación política entre los dos soberanos. Sabemos, sin embargo, que la alianza sería de corta vida y que Alfredo eliminaría poco después a Ceolwulf del camino para anexionar Mercia a sus dominios.
De acuerdo con lo estipulado por
la legislación inglesa sobre descubrimientos arqueológicos,[1]
el tesoro sería comprado de manera conjunta por el Museo Británico y el
Ashmolean Museum para su exposición permanente al público.
[1]
Se trata de una ley del año 1996 conocida como Treasure Act. Esta ley obliga
legalmente a los que encuentran objetos antiguos a informar de su hallazgo a
las autoridades. Una investigación dirigida por un juez de instrucción
determina a continuación si el hallazgo puede considerarse un tesoro o no. Si
se declara que efectivamente es un tesoro, entonces el propietario debe ofrecer
el artículo a la venta a un museo a un precio fijado por un comité
independiente de expertos en antigüedades. Sólo si el museo no expresa ningún
interés o no es capaz de pagar el precio fijado por los expertos, entonces el
descubridor puede venderlos libremente a cualquier interesado. Se trata de una
ley ejemplar que hace poco atractivo el mercado negro de bienes arqueológicos
no reportados. Otros países aplican una legislación punitiva que no recompensa
a los descubridores y consiguen muchos menos resultados que Inglaterra.
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