Decadracma ateniense de la colección del Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro
Me encuentro en Brasil desde hace
más de una semana para participar de algunos eventos académicos y he tenido la
oportunidad de formarme una buena idea sobre el Estado de la numismática
antigua en este país.
En primer lugar, es importante
destacar que, al igual que su economía, también el ámbito de la investigación
científica ha experimentado en las últimas décadas un enorme desarrollo en el
Brasil, lo que le permite jugar un papel internacional cada vez más relevante
en diversos ámbitos. La investigación histórica en general, y la numismática en
particular, no han permanecido ajenas a este desarrollo y han experimentado en esos
años un crecimiento significativo.
Brasil no cuenta con una larga
tradición de investigación en la numismática antigua, pero desde hace ya algún
tiempo han comenzado a escribirse algunas tesis de doctorado y algunas
publicaciones universitarias con temas ligados a la numismática. La mayoría de
estos trabajos han estado centrados en la clasificación y análisis de la
importante colección del Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro, la más importante
de América Latina, con más de 140.000 piezas de diversos orígenes, de las que aproximadamente
unas 30.000 son romanas, incluyendo ejemplares de todos los períodos.
La mayoría de estas piezas
proviene de la colección reunida por el comendador Antonio Pedro y legada a la Biblioteca
Nacional de Brasil en 1921, donde se sumó a la colección ya existente en esa
institución. Es también probable que algunos ejemplares procedan de las
colecciones de la familia imperial brasileña de los Braganza, legadas por el emperador
Pedro II al Museo Nacional en 1891 e incorporadas por la Biblioteca Nacional en
1896. En 1922, cuando se creó el Museo Histórico Nacional se trasladó a esta institución
la colección hasta entonces en manos de la Biblioteca Nacional. Desde ese
entonces la colección ha seguido creciendo, llegando en la actualidad a 146.550
piezas.
Interesante articulo Darío! Que lleva también a la reflexión. Una lastima que en Argentina sigamos con una política donde los bienes culturales sigan estando relegados a segundo orden. La gran mayoría de los museos se han quedado en el tiempo. La prueba de esto es la coleccion de monedas romanas adquiridas por el gobierno de Rivadavia (Hace casi dos siglos) y que duerme seguramente en un deposito. Una lastima, porque es un bien de todos que por mucho tiempo, seguro que nadie va a disfrutar.
ResponderBorrarHola Luis! Que gusto encontrar un comentario tuyo! Estoy totalmente de acuerdo. El Brasil hace un uso ejemplar de su patrimonio histórico. La colección del Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro se transformará sin duda en un referente de importancia internacional en los estudios numismáticos, mientras que la colección adquirida por Rivadavia, en el mejor de los casos, dormirá el sueño de los héroes en algún remoto zótano. Todo un símbolo de lo que allá hacen bien y de lo que acá parece que no entendemos...
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