¿Te gustan las monedas antiguas? ¿Estás pensando en iniciar tu propia colección? En esta entrada te presento algunos consejos básicos antes de empezar
He escrito esta entrada pensando
sobre todo en el coleccionismo de monedas griegas y romanas, pero lo que digo
se aplica a colecciones enfocadas en cualquier período. Claro que uno puede
también comenzar una colección con las monedas que tiene en su bolsillo y no
guiarse más que por su propio interés y gusto, pero coleccionar monedas
antiguas es un poco más difícil porque las mismas deben ser compradas de
comerciantes especializados o adquiridas en subastas.
Coleccionar monedas antiguas ¿sólo para ricos?
Desde el Renacimiento, el
coleccionismo de monedas del mundo antiguo, especialmente griegas y romanas,
adquirió un importante prestigio como “hobby de príncipes”. Algo de esa fama
sigue vigente hoy y muchos creen que se necesitan importantes sumas para
iniciar una colección de este tipo, pero no es así.
Por supuesto, hay monedas que
alcanzan valores siderales y están sólo al alcance de los superricos, pero
existen también muchísimas piezas de gran belleza e interés numismático e
histórico, de épocas y culturas muy diferentes, que pueden adquirirse por
valores de, por mencionar sólo cifras muy aproximadas, de unas pocas decenas a
unos pocos cientos de dólares. Es decir, que hay miles y miles de hermosas monedas dentro del alcance del
presupuesto de una “persona normal” que quiera dedicarse al coleccionismo
numismático. El coleccionismo de monedas antiguas es un hobby al alcance de
(casi) todos.
Para poseer una pieza de cerámica
o una escultura antigua hace falta desembolsar cifras enormes. Las monedas son
los objetos antiguos más económicos que podemos adquirir, porque se acuñaron
por decenas de millones y grandes cantidades se han conservado. Representan, en
consecuencia, nuestra mejor oportunidad de tener un pedazo de historia en
nuestras manos.
Otro dato importante es que las
monedas antiguas, además de ser accesibles, son bienes fácilmente
comercializables. Esto significa que lo invertido en una colección puede,
generalmente, recuperarse, por lo menos en parte, vendiendo la colección en
caso de ser necesario. Por lo tanto, a diferencia de lo que ocurre con otros
hobbies y aficiones, el dinero que se destina a él no se pierde. En ocasiones,
puede hasta ganarse dinero cuando una colección sube de valor a lo largo del
tiempo.
¿Por dónde empezar?
Una de las preguntas que recibo
más a menudo es qué moneda comprar
primero para iniciar una colección de monedas antiguas. En realidad, todos
los coleccionistas con experiencia siempre recomiendan lo mismo, “primero
compra el libro, luego la moneda”. Es decir, primero hay que hacer algunas
lecturas y aprender un poco, para que comencemos nuestra colección con el pie
derecho. No es un consejo muy popular, muchos están ansiosos por comprar su
primera moneda, pero estudiar un poco el tema siempre será provechoso y nos
ayudará a disfrutar todavía más esta afición. El campo de las monedas antiguas
es muy amplio, tenemos monedas griegas, romanas, hebreas, y de muchas otras
culturas. Aprender algo de tods ellas nos resultará muy útil para nuestra
colección.
Lamentablemente, no conozco
buenos libros introductorios en castellano. Por ello, siempre recomiendo el
pequeño texto en inglés de Wayne Sayles,
Ancient Coin Collecting, que es el primer volumen de una serie que permite
al lector interesado profundizar sus conocimientos de manera gradual sobre todas
las monedas del mundo antiguo. Estos libros ofrecen un panorama general sobre
las monedas antiguas que nos ayudará a decidirnos por una cultura y un período
específico para nuestra colección. Otra serie de libros fundamentales son las
guías de valores de monedas antiguas de David R. Sear, uno de los numismáticos
más reconocidos en el mundo.
Una vez que uno ha leído un par
de libros básicos, lo mejor es iniciarse de a poco e ir adquiriendo experiencia
en el proceso. Más concretamente, ello significa comenzar comprando monedas de
bajo valor para formar una primera colección que sirva como punto de partida y
como base para juntar experiencia y conocimientos. Posteriormente, con más
confianza, puede avanzarse hacia ejemplares más valiosos con la seguridad de no
cometer errores costosos. Siempre es mejor comenzar comprando a vendedores
reconocidos y establecidos, cuya reputación nos proporcione tranquilidad de que
no nos engañarán con una moneda falsa o sobrevaluada. Comprar a particulares,
en cambio, es para quienes ya cuentan con alguna experiencia.
Una buena opción inicial, las monedas del Bajo Imperio Romano
Las monedas de “vellón” del Bajo
Imperio Romano constituyen un excelente punto de partida para coleccionistas
principiantes. Se trata, en términos generales, de las más económicas de las
monedas antiguas pues se acuñaron por millones y pueden hoy conseguirse
fácilmente y a precios accesibles. Son, por otra parte, piezas de gran interés
histórico, pues iluminan la última época de la larga historia del Estado romano
hasta su caída a fines del siglo V. Un par de ejemplos de monedas de este
período acompañan esta entrada a manera de ilustración.
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