miércoles, 5 de diciembre de 2018

La historia y las monedas de Rodas, potencia comercial del mundo helenístico

didracma de Rodas
Didracma de Rodas - Finales del siglo III a.C.

La historia de Rodas


La isla de Rodas es la mayor del archipiélago del Dodecaneso, en el extremo suroriental del mar Egeo, justo frente a la costa de Asia Menor, con una superficie de aproximadamente 1400 KM2. La isla fue habitada desde el Neolítico, pero su importancia para la historia de Grecia comienza en el siglo VIII a.C. con la llegada de colonizadores dorios, que fundaron tres ciudades-estado (póleis) independientes en su territorio: Lindos, Lalisos y Cámiros.

Después de la derrota del vecino reino de Lidia a manos de los persas en el año 546 a.C., Rodas quedó bajo el dominio del imperio aqueménida y las tres póleis perdieron su independencia. Las ciudades de la isla participaron del fallido levantamiento jónico de Asia Menor (500-494), pero sólo recuperaron su autonomía tras la derrota de los persas en la batalla del Platea del 479 a.C., en la Segunda Guerra Médica. Lindos, Lalisos y Cámiros fueron incorporadas entonces a la Liga de Delos, una alianza defensiva que gradualmente se fue transformando en imperio marítimo controlado por Atenas.

Mapa de la isla de Rodas con los territorios de Lindos Lálisos y Cámiros

El sinecismo y la fundación de Rodas


Durante la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.) la isla se rebeló contra la dominación ateniense y se pasó al bando de Esparta en el 411 a.C. Poco después, en el año 408, las tres ciudades decidieron finalmente unirse y establecer una única comunidad política (un proceso conocido como sinecismo). Para contar con una capital común se fundó entonces una nueva ciudad en el extremo norte de la isla (que también se llamaría Rodas), encargándose el diseño del trazado urbano al célebre experto Hipodamo de Mileto.

El sitio de la capital se destacaría por sus excelentes puertos artificiales, que la dotarían de la infraestructura necesaria para transformarse en un gran centro del comercio marítimo.

Plano del trazado urbano de la ciudad de Rodas en el que pueden apreciarse sus puertos


El ascenso como potencia mercantil


Durante el siglo IV d.C., Rodas comenzó su paulatino ascenso como potencia mercantil. Tras un breve período de dominación macedónica, Rodas recuperaría su independencia después de la muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C. y su éxito económico sería, desde ese momento, enorme, y le permitiría transformarse en el verdadero emporio del Mediterráneo oriental.

El coloso de Rodas
Tres de los generales de Alejandro Magno, Ptolomeo, Antígono y Seleuco, se repartieron la mayor parte de sus conquistas y conformaron los tres grandes reinos del período helenístico. Rodas mantendría su independencia y seguiría una política de equilibrio entre estas grandes potencias cambiando sus alianzas con ellas según las necesidades del momento.

Su poderosa flota y su hábil diplomacia serían las herramientas que le permitirían a Rodas conservar su autonomía, a pesar de que ésta se vio muchas veces directamente amenazada. En el año 305 a.C., Antígono ordenó a su hijo, Demetrio, que sitiara Rodas en un intento de romper su alianza con Egipto. 

Demetrio creó enormes máquinas de asedio para vencer las complejas defensas de la ciudad. Después de sólo un año, Demetrio desistió, firmó un acuerdo de paz y se retiró dejando atrás una enorme cantidad de equipamiento militar. Los rodios vendieron el equipo y usaron el dinero para erigir una enorme estatua en honor a al dios sol, Helios. Era el Coloso de Rodas, una de las siete maravillas del mundo antiguo, que coronaría la entrada al puerto principal de la ciudad y sería el emblema más visible del éxito y prosperidad de sus habitantes.

El gobierno de Rodas y su sistema económico

Tetradracmas de Rodas en el estándar de peso de Quíos

El gobierno de Rodas estaba organizado como una democracia abierta a todos los ciudadanos varones, que podían participar de la asamblea. La dirección efectiva del Estado quedaba, sin embargo, en manos, de un consejo de ciudadanos y de un elenco de magistrados, todos elegidos mediante el voto popular.

La riqueza que Rodas obtuvo del comercio fue enorme. La mayor parte de ella se concentraba en las manos de una oligarquía de mercaderes, banqueros, navieros y terratenientes, pero una parte no despreciable se distribuía también entre el resto de la población, bajo la forma del reparto gratuito de alimentos y otros beneficios. Por ello Rodas se vio libre de los conflictos sociales entre ricos y pobres que plagaban a otras ciudades griegas. Además, tanto la extensa flota de guerra, como la mercante, garantizaban amplias oportunidades laborales, que eran complementadas con la artesanía y los servicios.

Reconstrucción del panorama urbano de la antigua Rodas

El comercio de Rodas tenía su columna vertebral en el transporte de granos, para los que la hábil diplomacia de la ciudad sabía conseguir excepciones fiscales en todos los puertos. Este rubro era complementado con la venta de vino y aceite de oliva. Las exportaciones de armas parecen también haber sido regulares. La ciudad contaba, además, con un sistema bancario muy desarrollado, que facilitaba crédito a los compradores de bienes rodios, y con un sistema jurídico muy avanzado que regulaba la distribución del riesgo en las empresas navieras (que luego sería adoptado por los romanos como lex Rhodia). Su poderío naval le permitió, además, librar al Egeo de la plaga de la piratería, lo que hizo disminuir enormemente los riesgos del comercio.

La prosperidad transformó a Rodas en una de las ciudades más bellas del mundo griego y en un centro cultural de primer orden que atraía a algunos de los intelectuales más destacados. En estos ámbitos sólo era superada por Atenas, y no por mucho.

Las monedas de Rodas


Tetradracma de Rodas - aprox. 380 a.C.

Inmediatamente tras la unión de Lindos, Lalisos y Cámiros, la nueva ciudad comenzó a acuñar monedas con símbolos diferentes a los que habían sido utilizados por sus tres predecesoras. Por una parte, tenemos a la rosa, que era una alusión al nombre de la ciudad (en griego τὸ ῥόδον = la rosa, Ῥόδος = Rodas), por otro, al dios del sol, Helios, que parece haber sido la deidad patrona del nuevo Estado unificado. En algunas emisiones, estos motivos son acompañados por pequeños símbolos que seguramente sirvieron como marcas de control para organizar la producción de la ceca.

Cada una de las ciudades predecesores había acuñado monedas siguiendo un estándar de peso diferente. Ahora, para las nuevas monedas se adoptó el estándar de Quíos, basado en un tetradracma de 15,3 gr. Ese estándar se mantuvo hasta la década del 340 a.C., cuando fue remplazado por uno propiamente rodio, más liviano, basado en un didracma de 6,8 gr. El estándar fue nuevamente reducido en c. 190 a.C., cuando pasó a basarse en un dracma de 3 gr.

Didracma de Rodas - último tercio del siglo III a.C.
La importancia comercial de Rodas hizo que en diversas épocas sus estándares monetarios fueran imitados por otros estados de la región. Sin embargo, las monedas de Rodas parecen haber sido acuñadas para dar respuesta a las necesidades internas del Estado antes que para el comercio internacional. Eran producidas para pagar por el mantenimiento de la flota, para el pago de las obras públicas, y para los salarios de mercenarios, soldados, marineros, funcionarios y magistrados locales.

Rodas era una ciudad artística, famosa por la gran cantidad de estatuas que decoraban sus calles, obras de los mejores escultores del mundo griego. Un pueblo con una sensibilidad estética tan elevada no podía acuñar monedas que fueran simplemente funcionales, debían además ser hermosas. Lo lograron con creces. Las monedas de Rodas se cuentan, sin duda, entre las más bellas del mundo antiguo.

Dracma de Rodas - aprox. 170-150 a.C.
Los retratos de Helios, cuyos cabellos flotan en el viento y se transformar en los rayos de luz que emanan del sol, ofrecen un nivel artístico que hace pensar en una escultura. Las rosas son representadas con sus detalles naturales claramente visibles y transmiten un mensaje de vitalidad y exuberancia.

Los símbolos de Helios y la Rosa eran los emblemas de la ciudad y como tales se incluían, además de en las monedas, en todos sus productos, como si se tratara de una especie de marca o logo. Eran, por ejemplo, estampadas en las asas de las ánforas que contenían los variados productos exportados hacia todos los rincones del mundo antiguo, como la atestiguan infinidad de hallazgos arqueológicos.

Sello con la rosa en un ánfora de Rodas


Rodas y Roma


La autonomía de Rodas terminaría con la expansión de Roma hacia el Oriente. Sin embargo, la ciudad seguiría siendo un importante centro comercial dentro del imperio y un importante destino para visitantes de todo el mundo antiguo. Rodas siguió acuñando sus propias monedas hasta el último tercio del siglo I a.C., en el que el denario romano se impuso como el único circulante efectivo.

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