lunes, 30 de marzo de 2009

Los últimos áureos



Áureo de Licinio - Imagen de http://www.cngcoins.com
Anverso: Licinio II en vestimenta militar
LICINIVS AVG OB D V FILII SVI
Reverso: Júpiter en trono
IOVI CONS LICINI AVG

Las monedas que acompañan esta entrada datan del año 321 o 322 d.C. Fueron acuñadas por el emperador Licinio I (quien controlaba los territorios del oriente del imperio) en honor del 5º aniversario del nombramiento de su pequeño hijo, Licinio II, como César. La madre del niño, Flavia Julia Constancia, era media hermana del emperador Constantino I (quien controlaba los territorios del occidente). Estas dos magníficas piezas conmemorativas son sumamente interesantes, por varios motivos. En primer lugar, podría decirse que se trata de los últimos áureos tradicionales, pues a partir de este período los mismos fueron remplazados por el sólido introducido por Constantino. Alrededor del año 310 d.C., Constantino introdujo en las cecas bajo su control, en el occidente del imperio, un nuevo tipo de moneda de oro, el solidus aureus. El objetivo era reemplazar al viejo áureo, porque el mismo había perdido mucho en calidad durante los reinados de sus predecesores. El deterioro en la pureza de esta moneda había afectado su imagen y aceptación, dificultando el intercambio económico. Como su nombre lo indica, la nueva moneda de Constantino pretendía restablecer la calidad del circulante. El peso quedó fijado en 1/72 de la libra romana (4,55 gr.). En el oriente del imperio, Licinio siguió acuñando monedas de oro con el peso fijado por Diocleciano (1/60 de la libra romana), como las que aquí nos ocupan.

Anverso - áureo de Licinio II

La originalidad de sus motivos es otro aspecto que hace interesantes a estas monedas. Los retratos frontales son muy raros en las monedas romanas hasta este período. Nos encontramos aquí frente a un importante antecedente de las monedas romanas del siglo V y de las monedas bizantinas, en las que Jesús y los emperadores aparecen siempre retratados desde esa perspectiva. Padre e hijo son representados en vestimenta militar, con una coraza sobre la que llevan el paludamentum, prendido en el hombro derecho por una fíbula. Las facciones son genéricas, distinguiendo la estrecha barba al padre. La mirada es, sin duda, el rasgo más expresivo. En el reverso el motivo es netamente pagano, Júpiter sentado en su trono sostiene en su mano a la victoria, que coloca una corona sobre su cabeza. A sus pies se posa un águila. Licinio era un fiel creyente en los dioses tradicionales, en marcada oposición a Constantino, el primer emperador romano en declararse abiertamente como cristiano.

Reverso - áureo de Licinio II


A pesar de los vínculos familiares entre ellos, Constantino y Licinio se enfrentaron en una serie de guerras civiles por el control total del imperio. Constantino triunfó, finalmente, en el año 324 en forma definitiva, convirtiéndose en el único soberano del Imperio Romano. Su cuñado y su sobrino fueron ejecutados. El sólido constantiniano se estableció en todo el imperio como la moneda más confiable para atesorar riqueza y para transacciones por valores importantes. Su formato siguió utilizándose en el imperio bizantino hasta el siglo XI.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Una nueva vía de contacto


Algunas de las, en mi opinión, mejores entradas de este blog han sido el resultado de consultas o contribuciones de algunos de sus lectores. El mecanismo de los comentarios no es, sin embargo, siempre la vía más cómoda para establecer un diálogo directo. Por ello he creado una cuenta de mail específica para que los lectores de Citas Latinas y de Monedas Antiguas puedan escribirme:

citaslatinas@gmail.com

Todo tipo de comentarios, críticas y sugerencias serán bienvenidas. También propuestas de temas a tratar, consultas sobre frases en latín, monedas griegas y romanas, temas de historia antigua, etc. Prometo responder en la medida que mis conocimientos lo permitan.

Esto no significa, sin embargo, que en el futuro vaya a prestar menos atención a los comentarios escritos en esta página, por el contrario.

Espero vuestros e-mails!

(esta entrada aparece en mis dos blogs, perdón por la repetición pero es probable que haya muchos lectores que se interesen sólo por uno de ellos)

martes, 17 de marzo de 2009

¿Conocían los romanos las tarjetas de crédito?

El peso del dinero


En una escena cerca del final de la película Espartaco, un senador romano (interpretado por Charles Laughton) hace un pago de dos millones de sestercios a un lanista (interpretado por Peter Ustinov). En la escena, la suma es representada por dos pesados sacos llenos de monedas, que Batiatus (el lanista) carga sobre los hombros. Pero para levantar un millón de sestercios en la época en que se desarrolla la acción, habría sido necesario contar con fuerzas sobre humanas. En las monedas de la república tardía, un millón de sestercios equivaldría a nada menos que a unos 965 kilos(!), es decir, casi una tonelada. Es difícil concebir operaciones por esos montos utilizando monedas como medio de pago. Para el traslado habría sido necesario utilizar varios pesados carruajes, lo que haría la operación ciertamente compleja, costosa e insegura. Tenemos, sin embargo, datos que atestiguan que compras y ventas por montos semejantes, o aun mayores, eran comunes. Cicerón, por ejemplo, compró su famosa casa en el Palatino por 3.500.000 sestercios, es decir, 875.000 denarios de plata o algo así como 3.300 kilos de monedas. Se conocen, incluso, operaciones por cifras superiores a los 10.000.000 de sestercios.

Áureo de Julio César - 46 a.C. - Crawford 466/1



Medios de pago sin monedas



¿Cómo podían estas transacciones llevarse a cabo en una época sin papel moneda? Los romanos recurrían para ello a una solución muy sencilla, el uso de distintos mecanismos financieros y de crédito. De hecho, las fuentes indican que se recurría a los mismos no sólo para evitar el problema de estas grandes transferencias de monedas, sino en todo tipo de transacciones cotidianas independientemente de los montos involucrados. La evidencia es escasa, porque los romanos no consideraban a estos asuntos financieros como temas dignos para ser tratados en sus obras literarias. Los historiadores han podido, sin embargo, reconstruir las características de los medios de pago no metálicos utilizados por los romanos, es decir, los equivalentes a nuestras tarjetas de crédito.
El medio más importante eran, sin duda, los nomina, que podrían equipararse a lo que hoy en día se denomina, en español, “pagarés”, es decir, títulos crediticios mediante los cuales una persona se comprometía a efectuar un pago determinado en un momento preciso. Al igual que sus equivalentes modernos, los nomina podían ser transferidos a terceros, por lo que se transformaban, prácticamente, en un equivalente de la moneda, especialmente útil a la hora de transferir grandes sumas. Otro medio muy utilizado eran las permutationes. Semejantes a las letras de cambio de fines de la Edad Media, permitían realizar pagos a grandes distancias sin necesidad de trasladar el dinero, actuando de manera semejante a los cheques de viajero contemporáneos. Finalmente, también las acciones de compañías (en Roma, las societates publicanorum o compañías que arrendaban del Estado el cobro de los impuestos en una región específica) podían utilizarse como medio de pago, llamadas en latín partes.

Los bancos no parecen haber jugado en la sociedad romana un papel comparable al que tenían en Florencia y otras ciudades italianas durante los últimos siglos de la Edad Media. No obstante, las transferencias bancarias como medio de pago no eran desconocidas en Roma. Lo demuestran los archivos de algunos financistas (que cumplían las funciones que los bancos tienen en la sociedad moderna) descubiertos en Pompeya y Herculano.




Áureo de Julio César - 46 a.C. - Crawford 475/2

Una simplificación - Las monedas de oro



En la época republicana, monedas de oro de mayor valor que los denarios de plata eran acuñadas sólo ocasionalmente. Pero con Julio César las mismas se volvieron más frecuentes. Los fabulosos botines de las campañas militares de César en Galia jugaron para ello, sin duda, un gran papel. El áureo pesaba unos 8 gramos y equivalía a 25 denarios o, lo que es lo mismo, 100 sestercios. Con estas monedas de oro se hizo mucho más simple el pago de grandes sumas en efectivo. Un millón de sestercios representaba ahora sólo alrededor de unos 80 kilos de monedas de oro(!). Durante la época imperial los áureos fueron utilizados como el medio más conveniente para atesorar grandes sumas y para realizar pagos por grandes cifras. Ello no implica, por supuesto, que los instrumentos financieros que hemos mencionado se dejarán de utilizar. Por el contrario, las fuentes del período imperial demuestran más allá de dudas que el crédito jugaba un papel central en todos los ámbitos de la economía romana. Más allá de las indudables diferencias tecnológicas que la diferencian de su par contemporánea, la economía romana tenía facetas que nos sorprenden por su gran cercanía con las prácticas cotidianas actuales.

Sobre este tema existen dos publicaciones recientes que recomiendo para quienes quieran profundizar en el tema:
W. V. Harris (ed.) The Monetary Systems of the Greeks and Romans
D. B. Hollander, Money in the Late Roman Republic

lunes, 9 de marzo de 2009

Propaganda política en las monedas del emperador Augusto


Denario de Augusto con arbustos de laurel en el reverso
foto de Joe Geranio - bajo licencia de Creative commons


En una época, como la Antigüedad Clásica, sin medios de comunicación masivos, en la que sólo un porcentaje reducido de la población era capaz de leer, las monedas podían cumplir funciones inesperadas, sin relación directa con su uso económico principal como medios de intercambio. Una de esas funciones, era la de ser instrumentos para la difusión de información, especialmente, de propaganda política. Ello es lo que hace a las monedas griegas y romanas tan interesantes para los historiadores, ellas brindan información no sólo sobre la economía de su época, sino también sobre las características políticas e ideológicas de un período.


Denario de Augusto con el clipeus virtutis en el reversofoto de Joe Geranio - bajo licencia de Creative commons

Augusto, maestro de la propaganda

Fueron, sin duda, los romanos quienes alcanzaron una verdadera maestría en el uso de las acuñaciones como medios de propaganda. Las monedas del emperador Augusto presentan, por ejemplo, un verdadero programa ideológico. Una serie de motivos fuertemente expresivos se reproducen con frecuencia en contextos diferentes pero transmitiendo, en conjunto, una imagen del emperador como individuo excepcional y garante personal del orden en el Estado. Las monedas no son aquí por supuesto, más que una de las herramientas en el efectivo uso propagandístico de las imágenes por parte de Augusto. Los motivos que se reproducen en ellas son los mismos que caracterizan el arte y la arquitectura promocionados por el emperador.


Áureo de Augusto con corona cívica en el reverso
foto de Joe Geranio - bajo licencia de Creative commons


Honores tradicionales y símbolos novedosos

Entre los honores recibidos por Augusto en el año 27 a.C. se encontraban una serie de presentes y distinciones de valor sólo simbólico, cuyo fin era, seguramente, resaltar la humildad del nuevo líder. Entre ellos se destacaban dos arbustos de laurel, para ser colocados en la puerta de la casa de Augusto, la corona civica y el clipeus virtutis. Estos últimos eran las condecoraciones habituales que se otorgaban en la República romana a quien hubiera salvado la vida de un ciudadano o de un legionario. El escudo fue colocado en la curia julia junto a una estatua de Victoria en honor al triunfo obtenido por Augusto en la batalla de Actium. Estos moderados honores fueron transformados en símbolos políticos del nuevo régimen y reproducidos innumerables veces en las más variadas producciones artísticas del período. Con estos símbolos Augusto conectaba su poder con los tradicionales valores republicanos y destacaba su carácter de protector del conjunto de los ciudadanos.

Áureo de Augusto con corona cívica en el reverso y arbustos de laurel en el anverso
foto de Joe Geranio - bajo licencia de Creative commons
Por su sencillez, estos símbolos eran especialmente adecuados para ser representados en acuñaciones. Como puede verse en los ejemplos que acompañan este texto, se hizo un uso intensivo de los mismos, reproducidos en monedas de todos los valores y características. Por supuesto que el uso del concepto “propaganda” en este contexto puede resultar algo anacrónico, porque el mismo contiene asociaciones que no concuerdan con la realidad política del Imperio Romano. Por otra parte, no es del todo claro en el caso de Augusto, que los motivos difundidos sean en todos los casos el resultado de su acción directa o de la de sus colaboradores. Es probable que el proceso fuera más complejo, pero el resultado es semejante. Las imágenes difundidas presentan un programa ideológico uniforme que responde a los intereses del régimen.
Denario de Augusto con arbustos de laurel y clipeus virtutis en el reversofoto de Joe Geranio - bajo licencia de Creative commons