sábado, 13 de noviembre de 2010

El ascenso de Pompeyo (Curso: “Las monedas como fuentes para la historia de Roma” 14° parte)


La carrera de Cneo Pompeyo Magno (106 – 48 a.C.) ilustra claramente las turbulencias políticas de las últimas décadas de la república romana. Su padre, Cneo Pompeyo Estrabón, era un rico terrateniente de la región de Piceno que logró ingresar al senado romano y alcanzar el consulado en el año 88 a.C. tras distinguirse militarmente en la guerra social. La carrera de Estrabon culminaría con su prematura muerte en el 87 a.C. en el sitio de Roma durante las guerras civiles entre Mario y Sila, siendo Pompeyo partidario de este último. Su hijo heredaría la lealtad de sus tropas y tomaría a su cargo la dirección de las operaciones militares a pesar de ser un simple particular. Sus fuerzas lucharían destacadamente en los años siguientes a favor de Sila, y Pompeyo obtendría finalmente del dictador un triunfo, algo inédito al no tratarse de un comandante designado oficialmente.

El ascenso imparable del joven general continuaría durante toda la década del 70 a.C. en virtud de sus brillantes campañas contra Sertorio -el partidario de Mario que había establecido un gobierno autónomo en Hispania- y. contra la revuelta servil de Espartaco. Pompeyo regresaría a Roma en el 71 a.C. cubierto de gloria para celebrar su segundo triunfo y ser elegido por amplia mayoría como cónsul, a pesar de que su juventud –tenía entonces sólo 35 años- lo inhabilitaba para el cargo. 

El ascenso de Pompeyo ilustra las crecientes tensiones dentro del sistema político definido por Sila. El joven general luchó contra los rivales del orden político diseñado por aquél, pero adquirió un poder y una ambición excepcional que amenazaban claramente con destruir el mismo sistema constitucional que defendía. La primera moneda acuñada por Pompeyo es un claro símbolo de esa aspiración de poder. Es un áureo del año 71 a.C., con el busto de África y los atributos del augur en el anverso y la representación del mismo Pompeyo en el carro triunfal en el reverso. El joven general se volvía así la tercera persona en ser representada en vida en una moneda después de Mario y Sila. Era una clara señal de que aspiraría a un poder semejante al de sus predecesores. 

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