Un misterioso hallazgo
En circunstancias que no están claras, en el año 1927 fue descubierto en Zagórzyn en Polonia un gran tesoro de monedas romanas y copias bárbaras enterrado allí en un caldero de bronce durante el siglo V d.C.
La composición del tesoro no puede hoy determinarse con precisión porque los descubridores lo dispersaron y comercializaron rápidamente, llegando, incluso, a fundir algunas de las piezas más grandes en su apuro por transformar su hallazgo en dinero.
Algunos medallones y monedas fueron adquiridos por museos de Europa occidental, quedando en manos del Gabinete Numismático de Berlín una de las piezas más significativas, un masivo medallón de oro (84 mm de diámetro) equivalente a 48 sólidos (242,49 gr.), es decir, el más grande conocido del mundo antiguo. Hoy se encuentra en exposición permanente en el museo Bode de Berlín, donde tuve ocasión de observarlo recientemente.
La composición del tesoro no puede hoy determinarse con precisión porque los descubridores lo dispersaron y comercializaron rápidamente, llegando, incluso, a fundir algunas de las piezas más grandes en su apuro por transformar su hallazgo en dinero.
Algunos medallones y monedas fueron adquiridos por museos de Europa occidental, quedando en manos del Gabinete Numismático de Berlín una de las piezas más significativas, un masivo medallón de oro (84 mm de diámetro) equivalente a 48 sólidos (242,49 gr.), es decir, el más grande conocido del mundo antiguo. Hoy se encuentra en exposición permanente en el museo Bode de Berlín, donde tuve ocasión de observarlo recientemente.
El medallón
El medallón es una copia de un original romano desconocido de los emperadores Valentiniano y Valente. En el anverso (cuya imagen encabeza esta entrada) vemos los bustos enfrentados de ambos soberanos. El artesano bárbaro ha imitado con gran cuidado los detalles: como puede verse en las diademas de perlas y la vestimenta militar de ambas figuras. Sin embargo, el efecto de conjunto es desproporcionado y algo torpe. Su falta de comprensión por el original queda indudablemente reflejada en su reproducción errónea de la leyenda, R-ES-IS - ROMA-NO-R-VM, en lugar de, probablemente, reges romanorum.
En el reverso (imagen sobre este párrafo), vemos al emperador a caballo, su cabeza rodeada de una aureola. Delante de él, una figura femenina, probablemente la Tyche de Antioquía, sostiene una antorcha. En el exergue puede reconocerse otra figura femenina que yace con una cornucopia. La leyenda es reproducida esta vez correctamente, Gloria Romanorum. Las letras A N indican que el original había sido producido en la ceca de Antioquía.
Desde un punto de vista técnico, este medallón es -a pesar de sus defectos- una de las imitaciones bárbaras de mejor calidad que se conocen y refleja un trabajo artesanal altamente profesional. Todo indica que fue propiedad de un personaje sumamente prominente de la aristocracia guerrera de un pueblo germánico.
¿Por qué producían los bárbaros copias de medallones romanos?
Al medallón se le ha añadido un pequeño cilindro para utilizarlo como colgante. Estas grandes piezas de oro no eran acuñadas para circular como monedas, pues su enorme valor las hacía útiles sólo para almacenar riqueza. Eran producidas en escaso número para ser distribuidas entre los funcionarios y oficiales más importantes del imperio, o entregados como presentes a personajes importantes. En muchas ocasiones, medallones eran enviados a jefes bárbaros como parte de los pagos o subsidios acordados por no atacar las fornteras romanas o por brindar servicio militar en su defensa. La recepción de un medallón del emperador era un honor especial, y los beneficiados gustaban de publicitarlo utilizándolos como colgantes a la vista de todos. La aristocracia bárbara imitaba esta práctica y veía en los medallones un preciado símbolo de distinción. De allí la necesidad de producir copias, como en caso que nos ocupa, cuando no se disponía de los originales.
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