Moneda de oro de Eucrátides - 20 estateras -170 gr.
Una de las mayores recompensas que he obtenido de llevar adelante este humilde blog, ha sido entrar en contacto con otras personas que comparten la pasión por la numismática. Una de esas personas es Rubén, el autor del blog Historia y Numismática. Con Rubén hemos decidido elaborar dos entradas conjuntas sobre un mismo tema, el oro de Afganistán.
Afganistán y el Imperio de Alejandro Magno
Alejandro Magno construyó en pocos años de frenética actividad militar uno de los imperios más grandes de la historia sobre las ruinas del Imperio Persa, que llegaba de Macedonia a la India y de Egipto a lo que hoy en día es Afganistán. Esta última región había pertenecido a los persas y se destacaba por la enorme riqueza de sus tesoros minerales.
Sólo el carisma de Alejandro y el prestigio de sus victorias podían mantener unido un territorio tan vasto como el de sus conquistas. Tras su muerte, este enorme cuerpo se desintegró rápidamente a medida que en la lucha por su herencia los generales de Alejandro se adueñaban de distintas regiones. El territorio del actual Afganistán pasó así a formar parte primero del reino de Seleuco y luego (desde el 250 a.C.), tras la rebelión de un gobernador (Diodoto), llegó a ser un reino autónomo, conocido hoy con el nombre de Reino Greco-Bactriano.
El reino Greco-bactriano
No tenemos muchas fuentes para conocer la historia de este peculiar reino, pero la evidencia arqueológica y numismática nos muestra un Estado rico y floreciente, que llevó la cultura helénica hasta las orillas del Ganges. La prosperidad económica es particularmente visible en las monedas de oro, como la de Diodoto que acompaña este párrafo. Pero la más célebre de las monedas greco-bactrianas fue acuñada por un usurpador, Eucrátides I, que llegaría al poder mediante un golpe de estado alrededor del año 170 a.C.
El usurpador habría sido, como algunas fuentes parecen indicarlo, un miembro de la familia real seleucida. Sus monedas ilustran claramente su pretensión de presentarse como un monarca helenístico y adoptan los recursos estilísticos habituales durante el período. En el gabinete de medallas de la biblioteca de Francia se conserva una pieza espectacular hecha acuñar por Eucrátides, una masiva moneda de oro de 20 estáteres (casi 170 gramos) de unos 6 centímetros de diámetro, la de mayor tamaño en ese metal que se conozca del mundo antiguo. En el anverso observamos un majestuoso retrato de Eucrátides con el atuendo típico de un monarca helenístico. El original fue encontrado en la ciudad de Bukhara en Uzbekistán. Es una pieza de singular belleza e incalculable valor.
Moneda bilingüe de Eucrátides
A lo largo de toda su historia este reino fue dirigido por una muy reducida elite de raíz griega y macedónica que regía los destinos de la mucho más numerosa población local. A medida que su territorio se expandió hacia el sur, y se intensificaron los contactos con los reinos de la India, se produjo una fuerte influencia cultural, visible por ejemplo en el hecho de que comenzaron a acuñarse monedas bilingües en griego y dialectos indios. Algunas de ellas, incluso, en la tradicional forma cuadrada de las monedas de los Estados de la India.
El reino Greco-batriano sucumbiría hacia fines del siglo II a.C., después de que una serie de invasiones de pueblos nómades provenientes de las estepas centrales de Asia desestabilizaran la región. De él quedaría un rico legado de cultura material y grandes tesoros que serían objeto, a lo largo de la historia, de más de una aventura, como nos lo revela Rubén en su blog.
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