Estater de Bruttium - aprox. 530-480 a.C.
La moneda fue inventada en Lidia pero fueron los griegos
los que difundieron su uso por gran parte del Mediterráneo. En esta entrada os
presento una pequeña discusión de como las colonias griegas del sur de la
península lentamente introdujeron el uso de la moneda en Italia.
Las primeras
monedas acuñadas en Italia fueron producidas en la segunda mitad del siglo VI
a.C. por un grupo de prósperas colonias griegas. Las primeras fueron Sibaris,
Metaponto y Crotona, a las que siguieron posteriormente muchas otras, como
Tarento, Turio o Nápoles, para mencionar sólo algunas de las más importantes.
Una característica peculiar de las primeras monedas de estas ciudades es el
hecho de utilizar para los reversos una representación idéntica a la del
anverso pero en forma incusa. La razón no es clara, quizás porque permitía
apilar fácilmente las monedas.
Estater de Síbaris - aprox. 550-510 a.C.
Las ciudades
griegas de Italia utilizaron las denominaciones habituales en sus metrópolis,
el dracma y su sexto, el óbolo. La principal acuñación utilizada para el
comercio era un múltiplo cuyo estándar variaba de una ciudad a la otra, el
estater. Ante la escasez de plata en la península italiana, las ciudades
griegas obtenían este metal de las fuentes más importantes en el mundo helénico
(Tracia, Macedonia y las minas del monte Laurión en Ática) a través de la
exportación hacia el mundo Egeo de grano, esclavos, madera y otros productos.
Las colonias
griegas en Italia y Sicilia estaban fuertemente integradas a la economía del
Mediterráneo pero sus contactos con el interior de la península eran escasos.
El uso de la moneda había permanecido restringido a los centros urbanos en las
costas y a los distritos rurales circundantes Los pueblos itálicos del interior
permanecían completamente al margen de estos desarrollos y continuaban
utilizando, como desde hacía siglos, barras y trozos de bronce como medios de
intercambio.
Estater de Metaponto -aprox. 510-480 a.C.
Esta situación sólo
comenzó a cambiar durante el siglo IV a.C., cuando el volumen de producción
monetaria de las colonias griegas creció considerablemente -especialmente en
las cecas más activas: Nápoles, Tarento, Velia, Crotona, Thurio y Metaponto- y
se acentuó la monetarización de la economía. Este desarrollo está ligado a la
transición generalizada en el mundo helenístico de los ejércitos de ciudadanos
al empleo de tropas mercenarias, que incrementó enormemente la necesidad de los
Estados de contar con medios de pago para hacer frente a sus honorarios. Así,
por ejemplo, Siracusa y Tarento, que durante este período mantuvieron
regularmente numerosos ejércitos mercenarios, se transformaron en los mayores
productores de moneda de la región para financiarlos.
Los gastos en
equipamiento, abastecimiento y personal generados por las operaciones militares
fomentaron la circulación monetaria e incrementaron, necesariamente, el número
de intercambios. Además de ello, contribuyeron a la monetarización del interior
de la península, pues muchos itálicos prestaron servicio en los ejércitos de
estas ciudades y se familiarizaron de esta forma con el uso de la moneda. Los
más afortunados de entre ellos regresaron seguramente a sus pueblos con las
ganancias acumuladas durante años de servicio y contribuyeron a difundir tanto
la moneda como el conocimiento sobre sus formas de uso. Como consecuencia de
estos procesos, la circulación monetaria creció no sólo en volumen sino también
en el espacio geográfico alcanzado, comenzando penetrar hacia el interior de la
península, particularmente en el sur.
Colonias griegas en el sur e Italia
Paralelo a estos
cambios se produjo un significativo crecimiento en la acuñación de
denominaciones más pequeñas en bronce. Las razones de este cambio no son del
todo claras pero, en mi opinión, la creciente demanda de circulante para cubrir
los gastos militares hizo necesario preservar la plata para las piezas de mayor
valor y comenzar a usar el bronce para las de menor valor.
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