He pasado el último par de días leyendo el pequeño texto introductorio de
Wayne G. Sayles, Ancient Coin Collecting VI: Non-Classical Cultures.
Confieso que nunca lo había leído completo, sino que sólo lo había usado –y en
pocas ocasiones- como una primera consulta en busca de referencias y
orientación bibliográfica. Como disfrute su lectura, me pareció justo dedicarle
una entrada.
Cuando se habla de monedas
antiguas, normalmente se piensa en las que fueron acuñadas por griegos y
romanos. Esto es lógico, porque se trata de los artefactos más numerosos que se
conservan de estas culturas, cuya influencia en la conformación del mundo
occidental y de todo el mundo contemporáneo, es enorme. Por ello son también
las más estudiadas y coleccionadas. La gran importancia de las monedas griegas
y romanas hace, sin embargo, que a menudo se pierda casi completamente de vista
a la importantísima producción monetaria de otras culturas antiguas. El pequeño
tratado de Wayne Sayles tiene el mérito de acercar a un público amplio esta
vasta área de producción monetaria.
De hecho, el universo de la
moneda antigua es enorme y las acuñaciones grecorromanas sólo representan una
parte, muy significativa, pero minoritaria, del total. Una pequeña ojeada al
libro de Sayles basta para confirmarlo. En sus páginas vemos desfilar una gran
galería de pueblos productores de monedas: persas, armenios, partos, sasánidas,
indios, judíos, árabes, celtas, germanos, aksumitas, etc. Todas estas culturas
desarrollaron sus propias tradiciones iconográficas y sus propios sistemas de
denominaciones, acuñando millones de piezas en períodos de varios siglos.
Sayles les dedica a cada uno de estos
pueblos un breve resumen que transmite la información histórica y numismática
fundamental y añade una pequeña bibliografía para quienes deseen profundizar en
el conocimiento de cada uno de ellos. A ello se añaden algunos mapas e
ilustraciones de algunas monedas particularmente relevantes. Por supuesto que
hay algunas cosas en el texto que podrían criticarse, empezando por el concepto
de “culturas no-clásicas”, pero no hay que perder de vista que el objetivo del
libro es ofrecer una introducción general y lo cumple a la perfección.
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