Constantino I como César, nummus de vellón bajo, 6,9 gr. Tréveris
El sistema monetario introducido por
Diocleciano en el 293 d.C. se conservó, por lo menos en lo que a peso y calidad
de las monedas se refiere, sin cambios significativos por más de 20 años. Sin
embargo, tras su retirada del poder, en el conflictivo clima político generado
por la disolución de la segunda tetrarquía, se iniciaría un camino de deterioro
de las denominaciones de vellón bajo que trastocaría las bases del sistema
monetario y sería el modelo de un proceso de crisis recurrente que se repetiría
durante todo el siglo IV.
Constantino desempeñaría un papel central en la
desestructuración del sistema monetario de la tetrarquía, tanto en lo que se
refiere a los estándares de las denominaciones vigentes como al lenguaje
iconográfico de sus representaciones. Este cambio no sería, sin embargo, el
resultado una política planificada o de una reforma general, sino la
consecuencia de una serie de medidas parciales y de emergencia que, en su
efecto acumulativo, generarían un nuevo paradigma, que los sucesivos triunfos
de Constantino sobre todos sus rivales harían extensivo a la totalidad del
imperio.
Parece probable que Constantino acuñó las
primeras monedas en su nombre sólo después de que Galerio hubiera confirmado su
posición en el trono como nuevo César de Occidente, pues en las mismas asume
ese título y no el de Augusto que le había sido conferido por las tropas de su
padre en York. Los retratos de Constantino en sus primeras acuñaciones en
Tréveris (entre 306 y 307 d.C.) marcan ya una clara ruptura con el estilo de representación habitual
de los soberanos de la tetrarquía y se diferencian claramente del retrato que
será incluido en las monedas producidas en su nombre por sus colegas (véase la imagen que encabeza esta entrada). A pesar
de que este primer retrato monetario de Constantino mantiene el pelo corto
típico de los Tetrarcas, presenta un rostro completamente diferente con un aire
sereno y juvenil, y sin la barba y el ceño fruncido que eran típicos del estilo
anterior.
Constantino I como César, nummus de vellón bajo, 7,4 gr. Tréveris
Otro punto de ruptura significativo con las
acuñaciones tetrárquicas es la producción en el 307 de algunos nummi con una
representación de marte en el reverso. Estas monedas parecen evocar a Marte
como nuevo patrón divino de Constantino y marcan un claro distanciamiento
respecto de las asociaciones religiosas estandarizadas establecidas por
Diocleciano con las figuras de Júpiter y Hércules.
El cambio de estilo sería rápidamente
acompañado de un cambio en el estándar monetario. El proceso fue iniciado ya a
comienzos del año 307 d.C., por Constantino en las cecas bajo su control
–Londres, Tréveris y Lugdunum- y consistió en una brusca reducción tanto del
peso como del contenido de plata del nummus, que pasa de los 10,3 a los 6,5 gr.
de peso teórico, es decir, de un estándar de 1/30 de la libra romana a otro de
1/48 o 1/50. Al mismo tiempo, la proporción de plata en la composición de la
aleación metálica se reduce aproximadamente a la mitad, bajando de alrededor de
un 4% a un 2%. Es decir que el contenido real de ese metal por cada pieza se
reduce a casi un tercio del previo a esta reforma, pasando de aproximadamente
unos 0,4 a unos 0,13 gr.
Constantino I como Augusto Nummus de vellón bajo 7,6 gr. Lugdunum
Tras la reducción en el estándar, se acuñaron
en la ceca de Lyon algunas monedas en los años 308-9, que llevan en el reverso
las letras: CI HS. la interpretación más convincente es que se trata de una
marca de valor que incluye la tradicional abreviatura para el sestercio (HS) y
que fija para el nummus depreciado un valor de 100, es decir, de 25 denarios (véase la imagen sobre este párrafo. Es
claro que la reducción del peso no vino acompañada de un cambio en el valor
nominal de la pieza, pues de lo contrario la depreciación no habría reportado
ningún beneficio al Estado.
¿Qué impulsó a Constantino a tomar una medida
de este tipo? Se trató sin duda de una solución de emergencia ante la falta de
recursos para atender los pagos del Estado. Tal como había sucedido
reiteradamente durante el siglo III d.C., el deterioro del estándar monetario
era una manera de resolver, por lo menos en el corto plazo, los problemas
financieros del Estado dado que permitía incrementar la capacidad de pago
nominal del fisco con la misma cantidad de metal disponible. En lugar de
recurrir al expediente utilizado por Diocleciano y sus colegas en el 301 d.C.
-una revaluación de las monedas sin alterar las características físicas de las
mismas-, Constantino prefirió volver a la práctica tradicional de deteriorar la
composición metálica de la moneda pero mantener inalterado su valor nominal. El
efecto final era el mismo pero sin duda la forma elegida por Constantino era
mucho más eficaz dado que la percepción del cambio por parte de los actores
económicos era gradual mientras que en una revaluación nominal por decreto la
reacción de los mismos sería más rápida.
Mapa ilustrando la expansión gradual de los territorios del Imperio Romano controlados directamente por Constantino
Esta medida iniciaría un ciclo e reiteradas
devaluaciones de la moneda de vellón bajo que sería una característica
recurrente del sistema monetario bajoimperial. Los estándares se modifican tan
rápidamente que la clasificación de las monedas mismas se hace compleja,
particularmente porque no conocemos los nombres de las diferentes piezas que
circularon durante el período, por ello se ha impuesto en la numismática la
convención de clasificarlas a partir de sus diferentes módulos, según el
siguiente sencillo esquema:
Clasificación por diámetro de las monedas de
vellón del Bajo Imperio Romano
AE1 desde 25 milímetros
AE2 desde 21 milímetros
AE3 desde 17 milímetros
AE4 menos de 17 milímetros
El ciclo de depreciaciones que se inicia con la
devaluación de Constantino es relacionado habitualmente con los costos de las
guerras civiles producidas por la disolución del sistema tetrárquico. Sin
embargo, esa puede ser difícilmente la causa de la primera depreciación llevada
a cabo por Constantino, que todavía no se había visto involucrado en conflictos
militares internos. Es necesario considerar que los territorios controlados por
el hijo de Constancio incluían una de las fronteras más problemáticas, cuya
defensa representaba, sin duda, una parte importante del costo militar total
del imperio y que sólo contaba con los recursos fiscales de Hispania, Britannia
y la Galia para cubrir esos gastos. Los primeros años de reinado de Constantino
estuvieron signados, además, por una intensa actividad militar en la frontera
contra alamanes y francos y por ambiciosos proyectos de construcciones públicas.
Por otra parte, el destino trágico de Severo demostraba claramente los riesgos
que implicaba una política fiscal demasiado estricta, particularmente para un soberano
novel. Por ello, no puede sorprender que, una vez separada esta región del
resto del imperio, Constantino tuviera que recurrir, tras tan sólo pocos meses
en el poder, a un relajamiento de los estándares monetarios ante la
imposibilidad de financiar de otra forma su déficit presupuestario.
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