Denario de Sextus Pompeius Fostlus 137 a.C.
La representación de la loba amamantando a los gemelos Rómulo y Remo constituye, sin duda, una de las escenas más emblemáticas de toda la iconografía romana, reproducida incansablemente como símbolo de la comunidad en todo tipo de obras de arte (joyas, mosaicos, relieves, pinturas, estatuas) y, por supuesto, también en las monedas.
Argenteo de Majencio 308 d.C.
La historia tiene su origen probablemente en una antigua tradición oral, de hecho la escena ya aparece representada en el etrusco "espejo de Bolsena" del siglo IV a.C. La leyenda fue consagrada, posteriormente, por los primeros historiadores romanos, deseosos de presentar su pasado en una forma semejante a los mitos de fundacionales de las ciudades griegas. La aparición providencial de la loba que salva a los gemelos abandonados Rómulo y Remo, hijos de Marte, era, en la leyenda, una señal de la intervención divina que ya en los orígenes mismos de Roma anunciaba lo que sería su futura grandeza.
Espejo de Bolsena, siglo IV a.C.
Sabemos que Fabio Píctor, a fines del siglo III a.C. fue el primer autor romano (aunque escribió su obra en griego) que relató la ahora celebre historia de la loba. La misma pasaría luego a formar parte del canon histórico romano como versión consagrada de la historia fundacional reproducida por todos los autores y a transformarse, de esta forma, en un símbolo de la romanidad misma.
Áureo de Adriano 128 d.C.
Como motivo artístico, la escena de la loba y los gemelos tiene la ventaja de su simpleza y de ser fácilmente identificable e inconfundible, cumpliendo casi la función moderna de un "logo".
Antoniniano de Filipo I 248 d.C.
La escena de la loba constituye un clásico de todos los programas de propaganda política sobre la grandeza de Roma presentados en las acuñaciones republicanas e imperiales. Como lo ilustran las piezas que acompañan esta entrada. En mi opinión, algunas de las más bellas jamás producidas en Roma.
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