80 a.C. AV Áureo (20 mm, 10,75 gr). Ceca oriental no identificada. Crawford 381/1a; Sydenham 762 = BMCRR East 16; Calicó 20. |
Esta extremadamente rara moneda fue una de las estrellas de
la subasta Triton XX llevada a cabo en Nueva York el mes pasado. La estimación
inicial de 200.000 dólares fue ampliamente superada y esta pieza encontró un
nuevo dueño por 475.000.
Una moneda en honor al dictador
El excepcional valor alcanzado por esta pieza se explica,
además de por su rareza, por su gran interés histórico. Este áureo acuñado
durante el tercer consulado del dictador Sila en el año 80 a.C. nos acerca a la
caótica época de cruentas luchas políticas que signaron el último siglo de la
república romana.
En el anverso vemos el tradicional busto de Roma. En el
reverso, se representa la estatua de Sila que estaba situada cerca de la Rostra
en el Foro Romano, y que fue dedicada por el rey Boco I de Mauretania para
conmemorar el papel de Sila en la captura de Yugurta. Fue la Guerra contra
Yugurta (112-106 a.C.) la que marcó el inició de la sanguinaria lucha política
entre las facciones de los optimates y los populares dentro de la elite romana.
Esta lucha política desembocaría en una serie de terribles guerras civiles que
sólo culminarían con el establecimiento del principado de Augusto.
La presente moneda corresponde al final de la dictadura de
Sila y es una de las más osadas en su exaltación de la figura del líder, pues
es la única en designarlo explícitamente como dictador.
La guerra civil y la dictadura de Sila
Sila saldría vencedor en la contienda contra Mario y sus
partidarios y desde finales del año 82 a.C.se transformó en el dueño absoluto
de Roma. A su triunfo le
seguiría una incansable persecución de sus rivales políticos, las
proscripciones. Sila publicó en el foro una lista de “enemigos del Estado”,
poniendo precio a sus cabezas. Sila sería entonces proclamado dictador y
utilizaría sus plenos poderes para reformar la constitución reforzando sus
contenidos oligárquicos.
La
dictadura le otorgaba a Sila un control total sobre el funcionamiento de la
república, designando él mismo a todos los funcionarios, incluidos los
responsables de la acuñación de monedas. Los monetales designados por Sila, como
Manlio, acuñarían tipos destinados exclusivamente a exaltar su figura.
Después del
retiro de Sila, el senado suspendió la acuñación de monedas de oro por sus
connotaciones monárquicas. La prohibición no se revelaría duradera pues las
piezas de ese metal resultaban particularmente conveniente para el manejo de
las enormes sumas que implicaba el reparto de generosos donativos a los
soldados, por lo que pronto serían reintroducidos por otros políticos
ambisiosos.
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