viernes, 21 de julio de 2017

La última moneda bizantina, acuñada en 1453 durante el sitio de Constantinopla

Stauraton de Constantino XI Paleólogo - Constantinopla 1453
Stauraton de Constantino XI Paleólogo - Constantinopla 1453

Los últimos días del imperio


En 1449, cuando Constantino XI Paleólogo ascendió al trono tras la muerte de su hermano Juan VIII, el imperio bizantino conservaba muy poco de su antiguo esplendor y había quedado reducido prácticamente al recinto amurallado de Constantinopla y a unas pocas islas y fortalezas dispersas. Las nuevas potencias mercantiles italianas, Venecia y Génova, dominaban su comercio, y los turcos otomanos controlaban la mayoría de sus antiguos territorios. A pesar de su escasa importancia material, la importancia simbólica del diminuto imperio era enorme. Los ocupantes de su trono podían vanagloriarse de ser los sucesores directos de Constantino el grande, de Augusto y hasta de Rómulo!
 
Miniatura con retrato de Constantino XI
Los sólidos de oro ya no se acuñaban en Constantinopla desde hacía largo tiempo y los florines de oro de Florencia y los ducados de Venecia se habían convertido en las principales divisas internacionales de la época, reflejando el éxito económico de los italianos y el colapso de los griegos. En la otrora poderosa capital bizantina sólo se acuñaban ahora pequeñas y crudas monedas de plata destinadas al uso local. La principal denominación era el stauraton, una moneda de 6,5 gramos de plata, de la que también circulaban fracciones más pequeñas.

Cuando en 1451 ascendió al trono otomano el ambicioso Mehmed II, se fijó como un objetivo prioritario la conquista de Constantinopla. Mehmed llevó adelante una campaña cuidadosamente planificada, mediante la que fue cerrando de manera cada vez más efectiva el cerco sobre la capital hasta finalmente sitiarla por mar y tierra en 1453. A pesar de que el sultán contaba con un ejército de más de 100.000 hombres, con una poderosa flota y destructivos cañones, el asedio se prolongó por varios meses debido a la solidez de las antiguas murallas y al coraje y habilidad de los apenas 7.000 defensores. Finalmente, la ciudad fue tomada el 29 de mayo de 1453 y Constantino XI murió en la refriega.

Asedio de Constantinopla - 1453

La última moneda bizantina


Tradicionalmente se creía que Constantino XI no había tenido ocasión de acuñar monedas durante su breve y convulsionado reinado, pues no se conocía ninguna con su nombre.

En 1974, una primera moneda del último emperador bizantino fue descubierta por el numismático Simon Bendall. Unos años más tarde, en la década de 1980, un tesoro de alrededor de 80 piezas de Constantino XI apareció en Estambul. Éstas eran evidentemente monedas de emergencia acuñadas durante asedio con la plata obtenida mediante la fundición de los cálices de las iglesias de la ciudad para pagar a los soldados. El tesoro representa probablemente los ahorros de uno de esos soldados que no vivió para recuperarlos.

En el anverso, vemos una imagen incompleta de Cristo. En el reverso, un crudo retrato del emperador, acompañado de una inscripción de muy difícil lectura: KWNCTANTINOC ΔΕCΠΟΤΗC Ο ΠΑΛΕΟΛΟΓ en el círculo exterior. ΘV ΧΑΡΙΤΗ ΒΑCΙΛΕΩC ΡΟΜΕΟΝ en el círculo interior. La misma puede traducirse como “Déspota Constantino Paleólogo, emperador de los romanos por la gracia de dios”.

A pesar de su crudeza, estas monedas son muy deseadas por los coleccionistas dada su gran importancia histórica. El ejemplar cuya imagen encabeza esta entrada fue subastado en 2011 por 80.000 dólares.



viernes, 7 de julio de 2017

El “Brasher doubloon”, una de las monedas más valiosas del mundo


Una moneda de acuñación privada


En las últimas décadas del siglo XIX, Ephraim Brasher, era uno de los más distinguidos joyeros y orfebres de Nueva York. Entre sus muchas actividades comerciales, Brasher se dedicaba también a garantizar para sus clientes la calidad de las monedas extranjeras que circulaban por la región. A las piezas que había controlado las estampaba con sus iniciales, que valían como una marca de calidad.

Impulsado probablemente por el éxito de este servicio y por la escasez de circulante en el estado de Nueva York, Brasher presentó en 1787 una petición a las autoridades de Nueva York para acuñar de manera privada monedas de cobre. La petición fue denegada, pero Brasher produjo durante los próximos años algunas pocas monedas de cobre y un número muy reducido de monedas de oro con un peso cercano al del doblón español.

Algunas de estas últimas piezas se han conservado y se encuentran entre los tesoros numismáticos más importantes de la historia de los EE.UU., por lo que alcanzan en subasta regularmente valores millonarios. El más alto registrado fue el de un ejemplar subastado en 2011, que llegó a los 7.400.000 dólares. Otros ejemplares han sido subastados por valores de entre dos y tres millones.


Los motivos de anverso y reverso


El reverso del doblón de Brasher mostraba el sello del Estado de Nueva York, representando el sol que se alza sobre una montaña con el mar en primer plano rodeado de las leyendas: "NOVA EBORACA", "COLUMBIA" y el lema estatal "EXCELSIOR". Brasher también firmó las monedas agregando su nombre debajo de la escena.

El anverso muestra el águila de los EEUU con el escudo y el lema nacional inusualmente redactado "UNUM E PLURIBUS" y la fecha 1787. Brasher estampó los reversos con el sello que usaba para las monedas extranjeras cuya calidad él había garantizado.

Los motivos tienen gran belleza y demuestran la calidad del trabajo artesanal de Brasher, particularmente la escena del reverso, que tiene un estilo muy original.