Constancio II. 337-361 d.C. AV múltiple de 4 1/2 Solidos (37 mm, 19,92 g.). Ceca de Antioquía. Acuñado en el 346 d.C.
Anverso: FL IVL CONSTANTIVS PERP AVG, busto del emperador hacia la izquierda con diadema de perlas y coraza.
Reverso: GLORIA ROMANORVM, Constantinopla sentada a la izquierda en un trono adornado, sosteniendo a la victoria sobre el globo en su mano derecha y el tirso en la izquierda. Su pie izquierdo se apoya en la proa de un barco adornada con la cabeza de un águila.
Este espectacular medallón de oro es, sin duda, una verdadera obra maestra del arte numismático de la Antigüedad Tardía. El nivel de detalle del reverso es sorprendente, especialmente, en la vestimenta de la figura femenina allí representada. Se trata de una personificación de Constantinopla, supuestamente inspirada en una estatua encargada para la inauguración de la nueva capital imperial en el año 330. La iconografía de Constantinopla en esta medalla es algo inusual. Un díptico de marfil del siglo V d.C., en el que también se representa a la ciudad, nos la muestra en su forma más tradicional: como Tyche llevando la corona muralis. Sin embargo, en la medalla que aquí nos ocupa, el artista ha decido darle la imagen de Anthousa, la versión griega de Flora, una divinidad asociada con Roma.
Reconstrucción de Constantinopla
La proa de la nave sobre la que Constantinopla apoya el pie, simboliza la victoria naval decisiva de Constantino sobre Licinio en 324, una victoria conmemorada por la fundación de Constantinopla. El extraño cetro en su mano es un tirso, un atributo de Baco, el legendario conquistador del Este. Su interpretación no es clara, pero tal vez sea una referencia a las victorias recientes de Constancio sobre los persas. Podría parecer sorprendente encontrar un símbolo pagano asociado a la figura de una ciudad que se caracteriza deliberadamente como cristiana desde su fundación, pero no es tan raro si consideramos que la nueva capital fue diseñada para ser una mezcla de elementos cristianos y paganos, y que ciertos elementos paganos continuaron siendo empleados en la propaganda oficial mucho tiempo después de la conversión oficial del imperio al cristianismo.
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