La semana pasada Heritage llevó a cabo la esperada subasta de la
segunda parte de la colección Shoshana de monedas del antiguo Israel.
Sorpresivamente, la estrella no fue uno de los raros y codiciados siclos
(shekel) del año 4 de la primera guerra judía (aunque uno de éstos alcanzó los 65.000 dólares), sino un magnífico áureo del emperador Macrino, acuñado en el
218 d.C., que superó con creces la estimación inicial de 40.000 dólares y
encontró un nuevo dueño por 203.150. Se trata de un ejemplar de tal atractivo e
interés histórico que no podía dejar de dedicarle una entrada.
Según lo indican las fuentes de
la época, Macrino era de origen relativamente humilde y provenía de Mauritania.
Desempeñó en Roma una exitosa carrera como jurista que lo llevó a alcanzar el
importante puesto de prefecto del pretorio del emperador Caracalla. Cuando este
soberano cayó víctima de un complot palaciego en medio de una campaña en
Oriente contra los persas en abril del año 217 d.C., Macrino fue proclamado
emperador por las tropas. Se convirtió, de esta manera, en el primer individuo
en llegar al trono imperial sin pertenecer al rango senatorial, sino solamente
al orden ecuestre. Su hijo Diadumeniano, de tan sólo nueve años, fue proclamado
César.
El rey persa Artabano aprovechó
la situación para intensificar sus ataques y, tras algunos reveses, el nuevo
emperador buscó una paz negociada. Macrino logró este objetivo con algunos
cambios en las fronteras y el pago de 200 millones de sestercios en
indemnizaciones, una cifra enorme dada la penuria en que el gobierno de
Caracalla había dejado el tesoro romano. Ante la necesidad de controlar los
gastos, Macrino desconoció los últimos incrementos de salario concedidos por su
predecesor a los soldados.
Las consecuencias de esta austeridad serían fatales, pues el
descontento de los soldados decidiría a la influyente tía de Caracalla, Julia
Maesa, a impulsar en abril del año 218 d.C. la proclamación de su nieto, quien
pasaría a la historia con el apodo de Heliogábalo. La misma sería apoyada
con entusiasmo por gran parte de las tropas, azuzadas por la promesa de un
generoso donativo. Macrino intentó
corregir su error ordenando donativos a los soldados y al pueblo de Roma. El áureo
subastado fue acuñado en esa ciudad para ser distribuido en nombre del
emperador.
En el anverso vemos un magnífico
retrato -cuyos rasgos idealizados recuerdan a los de Marco Aurelio- acompañado
de la leyenda IMP M OPEL SEV MACRINVS AVG. En
el reverso, por su parte, podemos apreciar la escena misma de la distribución
de monedas a los ciudadanos: Macrino y Diadumeniano aparecen sentados en sillas
curules colocadas sobre una plataforma, detrás de ellos se encuentra un guardia
y delante la representación divina de la liberalidad portando una cornucopia y
un ábaco, mientras un ciudadano se prepara a subir para recibir su premio.
La leyenda reza LIBERALITAS AVG. La nueva generosidad de Macrino no fue
suficiente y, tras ser derrotados y huir, tanto él como su hijo serían
apresados y ejecutados.
Las monedas de oro de Macrino son extremadamente raras y este reverso
es uno de los más interesantes de su breve reinado por ser uno de los pocos que
se refieren a un acontecimiento específico. Todo ello contribuye a explicar el
valor alcanzado.
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