Monedas visigodas de la colección Huntington
En mi última entrada, trataba de uno de los eventos numismáticos del
año pasado, la subasta de la colección Próspero. Sin duda, el otro gran hito
del 2012 fue lo sucedido con la colección Huntington que, con tantas idas y
vueltas, pareció casi una novela. Creo que lo sucedido merece, por lo menos,
una reflexión crítica.
En primer lugar, fue –en mi
opinión- un escándalo que la Hispanic Society se decidiera a vender esta
colección en contra del expreso deseo testamentario de Archer M. Huntington de
que la misma fuera preservada unida para la investigación. Cuando, finalmente,
Sotheby’s realizó la subasta en bloque de la colección en marzo pasado, la
misma fue adquirida por un consorcio de inversores -cuya composición exacta
sigue siendo hoy desconocida- para desmembrarla en una serie de subastas en
distintos países. El precio de venta no fue informado pero, de acuerdo a
trascendidos, habría rondado los 25 millones de dólares, muy por debajo de una
estimación conservadora del valor total de la colección que superaría los 40.
En suma, un excelente negocio para los compradores y uno pésimo para la
Hispanic Society, que perdió una colección única y mucho prestigio para obtener
un magro resultado económico.
Es cierto que la Hispanic Society
ha sido mal manejada por décadas (aquí podéis leer un elocuente artículo del New York Times al respecto) y que nunca aprovechó la colección numismática de
Huntington ni la incluyó en sus exposiciones. Sin embargo, los esfuerzos de la
dirección actual por financiar la remodelación y expansión de su sede
liquidando a mal precio parte del legado de su fundador no representan, en mi
opinión, un avance en la dirección correcta para salir de esa situación.
Afortunadamente, la American Numismatic Society (ANS) logró, gracias a la ayuda de un generoso mecenas,
recuperar del consorcio poco más de la mitad del total de la colección (algo
más de 19.000 piezas, incluyendo las secciones de mayor interés, como las de
moneda visigoda y de la España musulmana), para sumarla a su propia colección.
El mecenas irá donando paulatinamente año por año la colección a la ANS para
deducir el monto de sus impuestos, por lo que el costo final de la operación
correrá a cuenta de los contribuyentes norteamericanos. Archer M. Huntington,
quien fue un gran benefactor de la ANS, creo que aprobaría este resultado.
De las monedas que quedaron en
manos del consorcio, ya se han vendido cerca de 8.000 en una decena de
subastas, las más importantes, las organizadas por Jesús Vico, que incluyeron
una de las piezas más atractivas, los 10 excelentes de los reyes católicos, que
alcanzaron los 450.000 euros. Otra porción muy interesante fueron las monedas
romanas de oro subastadas por Ars Classica. De la pieza emblema de la
colección, los 50 excelentes de los reyes católicos, todavía no hay noticias.
Sé que muchos coleccionistas han
visto con desagrado que la ANS recuperara las mejores partes del conjunto. No
puedo compartir esa opinión, la ANS es una institución ejemplar que lleva
adelante una política de investigación impecable produciendo numerosas publicaciones
y proyectos tan beneficiosos como los catálogos MANTIS y OCRE. Hubiera sido
deseable, por lo tanto, que toda la colección hubiera quedado en sus manos,
donde su estudio hubiera sido mucho más sencillo. Quien quiera formarse una
idea sobre la parte que está siendo dispersada tendrá, por el contrario, que
rastrear las piezas entre decenas de catálogos de subastas de diferentes
países.
Que una colección con el tiempo se
disperse es lo normal y hasta lo deseable para que el mercado numismático pueda
subsistir. Sin embargo, no debería aceptarse que una institución se desprenda
de bienes que le han sido legados para la investigación.
De acuerdo con lo que dices. Palabra a palabra.
ResponderBorrarsi al momento de testar, se dejaron claras directrices sobre el fin de este lote que integra los bienes testados, y si una de esas directrices fue que se convierta en un objeto de estudio para la posteridad, claramente la venta esta viciada de nulidad y no debería haberse realizado, o al menos no en la condiciones que se realizó. Es llamativo la poca importancia que en este tema se le ha dado a la ultima voluntad del legitimo dueño de las monedas! y sobre todo, la no judicialización del tema por parte de cualquier interesado en la conservación de estas para fines académicos
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