El primer romano en estampar en vida su rostro en el anverso de una
moneda romana fue Cayo Julio César en el año 44 a.C. Muchos de sus
contemporáneos lo vieron como una innovación inaudita, como un símbolo de sus
aspiraciones monárquicas y como un gesto de intolerable soberbia. Sin duda, fue
uno de los factores que impulsaron la conjuración en su contra. Con frecuencia
se olvida, sin embargo, que existía un importante precedente. Más de 150 años
antes otro romano había consentido que su rostro decorara el anverso de una
moneda -aunque en este caso se trataba de una acuñación griega. Fue el cónsul
del año 198 a.C., Tito Quincio Flaminino.
La Segunda Guerra Macedónica
Tras su triunfo en la Segunda
guerra púnica, Roma se había transformado en la principal potencia militar del
mundo meditarráneo y en la dueña de un importante imperio en Occidente. Hasta
ese momento, sin embargo, su interés en lo que sucedía en el Mediterráneo Oriental
había sido limitado. Eso cambiaría rápidamente a inicios del siglo II a.C. cuando
la república se enfrentaría en la Segunda guerra macedónica con el reino al
norte de Grecia que había sido la cuna de Alejandro Magno. El combate fue extremadamente
duro, pero el cónsul romano Tito Quincio Flaminino obtuvo una de las más
brillantes victorias de la historia de Roma en el campo de batalla de Cinoscéfalos
en el 197 a.C. obligando al rey macedónico, Filipo V, a rendirse.
Para los derrotados, las
condiciones de la paz serían más devastadoras que la guerra misma. Aunque se
permitió a Filipo conservar el trono de Macedonia, se lo forzó a liberar a
todas las ciudades griegas de su dominio, a pagar una indemnización de 1.000
talentos, y a desmantelar su flota de guerra. En los Juegos de Nemea del 196
a.C., Flaminino proclamó -en su nombre y en el del Senado de Roma- la libertad
de los griegos de la dominación macedonia.
La estatera de oro
La moneda cuya imagen acompaña
esta entrada fue acuñada para celebrar este acontecimiento pero se desconoce si
fue producida por el mismo Flaminino o por los griegos agradecidos.
El único elemento romano en la
misma es su leyenda en latín en el reverso, que reproduce el nombre de
Flaminino: T QVINCTI. En todas sus demás
características es una acuñación netamente griega. Sigue el estándar de las
estateras áticas y su estilo es consistente con las acuñaciones helenísticas de
la época.
El retrato del anverso presenta una
brillante combinación de realismo e idealismo en el estilo de las mejores acuñaciones
reales macedonias. La cabeza desnuda, sin corona o diadema, habría sido
sorprendente para los griegos acostumbrados a los retratos reales. Claramente es
una alusión a la declaración de la libertad para los griegos, ya que evidencia
que Flaminino es un simple particualr y no un soberano. Parece probable que
estas monedas fueron producidas principalmente para recompensar el éxito del
ejército romano y sus aliados: la leyenda latina es un indicio en esa
dirección, al igual que el hecho de que varios de los ejemplares conocidos
fueron encontrados en Sicilia o Italia, adonde habrían sido llevados por los
veteranos de regreso a sus hogares. La representación de Nike en el reverso reproduce
la de las acuñaciones de Alejandro Magno.
La otra posibilidad es que hayan
sido producidas por los mismos griegos en homenaje a su liberador. Sabemos que
se rindieron a Flaminino los honores más extravagantes y que, incluso, fue
divinizado en varias ciudades.
Sea como fuere, es muy probable
que se distribuyeran durante la misma celebración de los Juegos Nemeos en el
verano de 196, momento en que vencía el plazo para que Filipo hubiera retirado
sus guarniciones de todas las ciudades griegas.
Se conocen unos once ejemplares
de esta moneda: cuatro se encuentran en museos (Atenas, Berlín, Londres y
París) y seis en manos privadas. El ejemplar que encabeza esta entrada formó
parte de la mítica colección Bunker Hunt.
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