El magnífico sestercio de bronce cuya imagen podéis ver más arriba fue acuñado en el año 134 para conmemorar la visita del emperador Adriano a Britania. Es el mejor ejemplar conocido de este tipo y se lo considera una de las piezas más importantes de la historia numismática en relación a Inglaterra. Fue subastado por el Banco Leu (bajo la dirección del mítico Leo Mildenburg) el 23 de abril de 1980 como lote 305.
El catálogo no mencionaba la
procedencia de la moneda y la única información conocida era que provenía de
una antigua colección italiana preservada desde hacía décadas en Lugano. El
sestercio fue adquirido por el coleccionista inglés Geoffrey Cope tras una
épica batalla con otros oferentes por el -en aquel entonces excepcional- valor
de 75.000 francos suizos, muy superior a los 20.000 estimados inicialmente.
El retrato del emperador en el
anverso se encuentra entre los más logrados que se conocen y refleja su carácter
de verdadero esteta en todos los planos. El reverso contiene una representación
del tipo de la Adlocutio (del que ya he tratado en otra entrada). Allí vemos al
emperador sobre un pedestal dirigiéndose a los legionarios. El excelente estado
de la moneda permite apreciar el gran nivel de detalle de la representación.
Así vemos que Adriano sostiene el bastón imperial en la mano izquierda y
también los detalles de su calzado, manto y vestimenta. Los legionarios portan
sus insignias y estandarte y su vestimenta está representada con igual lujo de
detalle, de tal manera que no se deja nada a la imaginación del observador. En
el exergo aparece en letras muy pequeñas la leyenda EXERC BRITANNICUS que hace
explícita la referencia a la visita de Adriano a la isla.
Comparación del reverso del sestercio con la lámina en el catálogo de la subasta de 1906 de la colección Sarti
Por un generoso préstamo del Sr.
Cope, la moneda se encuentra desde hace muchos años en exhibición en las
galerías del Museo Británico, donde su belleza puede ser apreciada por todos
los visitantes. En 2012, sin embargo, entraron en vigor nuevas regulaciones
relativas a los artefactos y monedas antiguas expuestas en el museo que
determinaban que sólo podían exhibirse piezas cuya procedencia hasta por lo
menos el año 1970 fuera conocida.
La pieza iba a ser retirada pero –como informa el mismo Geoffrey Cope en este artículo- una cuidadosa investigación
llevada a cabo en la biblioteca numismática de Nomos pudo identificar que el
mismo sestercio había sido subastado en Roma en 1906 como parte de la colección
del profesor Prospero Sarti, extendiendo su pedigrí conocido hasta por lo menos
la mitad del siglo XIX. Una historia digna de una pieza de esta calidad!
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