miércoles, 12 de febrero de 2014

Leo Mildenberg, uno de los numismáticos más destacados del siglo XX

 Sicilia, Etna, Tetradracma, 485-470 a.C.

Leo Mildenberg fue sin duda uno de los comerciantes y especialistas numismáticos más importantes del siglo XX. Al frente de la división numismática del, ya desaparecido, Banco Leu de Zürich, tuvo a su cargo la organización de espectaculares subastas (como la de la ya mítica colección Kunstfreund de monedas griegas en el año 1974), que marcaron hitos y atrajeron a coleccionistas de todo el mundo, batiendo records de valor. Mildenberg fue también un investigador de primer rango, realizando valiosos aportes en diversos terrenos, pero particularmente en el de las acuñaciones del antiguo Israel.


Leo Mildenberg nació en Kassel, Alemania, en 1913. Por su origen judío debió interrumpir sus estudios de historia antigua y lenguas semíticas en la universidad de Frankfurt y huir a Estonia. Allí, en la Universidad de Dorpat, encontró una nueva base para culminar su formación. Mildenberg se doctoró y enseñó en Estonia hasta que las tropas soviéticas ocuparon el país. Curiosamente, a pesar de ser judío, los rusos lo deportaron a Kazajstán desconfiando de él por su origen alemán.

Sicilia, Siracusa, Tetradracma, 410 a.C.

Mildenberg logró sobrevivir y, tras el fin de la Segunda guerra Mundial, acompañó a su esposa, Elsi Brunner, a su ciudad natal, Zurich. Durante la guerra, Suiza había reemplazado a Frankfurt como centro del comercio de monedas antiguas y el talento de Mildenberg no tardó en ser descubierto en este terreno fértil. Pronto se encontró al frente de la división numismática del Banco Leu, que bajo su dirección se fue transformando gradualmente en uno de los líderes mundiales en el plano de las subastas de monedas antiguas.

Desde 1971, el Banco Leu publicó sus propios catálogos de subastas. Mildenberg pondría especial cuidado en hacer de cada uno de ellos una pequeña obra de arte, tanto en el plano estético como en el académico, iniciando la práctica de imprimirlos en gran formato y de introducir fotografías de la gran mayoría de los lotes y detalladas descripciones de cada pieza que eran pequeños ensayos científicos. Hoy en día, sus catálogos se han convertido ellos mismos en codiciados objetos de colección.


Sicilia, Naxos, Tetradracma, 460 a.C.

Con el impulso y el asesoramiento de Mildenberg, decenas de coleccionistas se internaron en el campo de la moneda antigua, llegando a formar algunas de las colecciones más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Él mismo fue, también, un importante coleccionista tanto de monedas como de obras de arte antiguo, interesándose especialmente por las representaciones de animales.

Mildenberg sabía que toda colección es una reunión temporal de un conjunto de piezas que tarde o temprano volverán a separarse. Él mismo, tras su muerte, dejó instrucciones para que su colección fuera subastada. Es esta conciencia de transitoriedad lo que lo llevaba a colocar tanta atención en la producción de sus catálogos, que debían constituir un registro para la posteridad de aquello que ya se había dispersado. De la misma forma, durante más de 50 años, Mildenberg recolectó fotografías de las más bellas monedas griegas que había encontrado durante su carrera, formando una “colección soñada” que sería la que habría reunido de contar con los recursos para ello. Imágenes de algunas de ellas acompañan esta entrada.

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