1/3 de dólar continental, emisión de febrero de 1776
Durante la guerra de
independencia norteamericana, el “congreso continental” que reunía a los
representantes de las 13 colonias emitió desde 1775 su propio papel moneda para
financiar el esfuerzo militar contra Inglaterra. Se imprimieron denominaciones que
iban de 1/6 de dólar a 80 dólares.
El nombre de la unidad de valor
provenía de los dólares españoles, forma en que los norteamericanos designaban
a los célebres “reales de a 8”. El fiable peso de plata y la pureza de estas
monedas las había transformado en una divisa global y su circulación era
habitual en las colonias norteamericanas. La opción por el dólar era una ruptura consciente con la denominación inglesa, la libra,
que había sido utilizada en los billetes emitidos por las colonias americanas
hasta entonces.
Los nuevos billetes pasaron a ser
conocidos como “continentales”. Para facilitar su diferenciación, los de cada valor portaban motivos diferentes. El diseño se adjudica a Benjamin Franklin, un decidido partidario del uso de papel moneda que ya en 1736 había producido notas para Nueva Jersey en su imprenta.
El diseño del billete cuya imagen encabeza esta entrada es uno de los más famosos. En el anverso vemos un pequeño círculo con la expresión latina "Fugio" (huyo) escrita en torno de un reloj de sol. Debajo de este aparece una segunda leyenda en inglés: "Mind your business". El reverso mostraba, a su vez, 13 anillos unidos -cada uno con el nombre de uno de los nuevos estados-, en torno a un sol que contiene las leyendas "Congreso Americano" y "SOMOS UNO".
El diseño del billete cuya imagen encabeza esta entrada es uno de los más famosos. En el anverso vemos un pequeño círculo con la expresión latina "Fugio" (huyo) escrita en torno de un reloj de sol. Debajo de este aparece una segunda leyenda en inglés: "Mind your business". El reverso mostraba, a su vez, 13 anillos unidos -cada uno con el nombre de uno de los nuevos estados-, en torno a un sol que contiene las leyendas "Congreso Americano" y "SOMOS UNO".
Anverso de billete de 30 dólares continentales - emisión de noviembre de 1776
Ante las necesidades de la guerra
y sus escasos recursos, el congreso imprimió billetes en cantidades cada vez
mayores. A ello se sumó la falsificación en gran escala llevada adelante por
los ingleses con el objetivo de desestabilizar la economía de las 13 colonias.
Como consecuencia, el mercado fue inundado de billetes lo que generó una
espiral inflacionaria. Para 1781, los continentales se habían depreciado de tal
manera que las personas simplemente se rehusaban a aceptarlos, dejando así de
circular de manera efectiva.
En remplazo de los desacreditados
continentales, la economía norteamericana funcionó recurriendo a las diversas
monedas producidas por cada uno de los Estados de la unión y también a piezas extranjeras de buena calidad, sobre todo, monedas de plata acuñadas en
la América española, los ya mencionados “reales de a 8”.
Anverso de billete de 80 dólares continentales - emisión de enero de 1779
Después del colapso de los
continentales, el congreso nombró a Robert Morris para que fuera
Superintendente de Finanzas de los Estados Unidos. Morris defendió la creación
de la primera institución financiera autorizada por los Estados Unidos, el
Banco de América del Norte, en 1782. El capital del banco fue reunido en parte gracias
a préstamos de Francia y Holanda. El banco ayudó a financiar las etapas finales
de la guerra de independencia mediante la emisión de notas en su nombre,
respaldadas por su capital. El Banco de América del Norte también emitió notas
convertibles en especie. Las notas del banco fueron aceptadas por el gobierno
federal y por los Estados como medio para cancelar impuestos.
El fracaso de los continentales
dejaría un profundo legado de desconfianza respecto del papel moneda en la
población de EE.UU., hasta el punto de que el gobierno federal no volvería a
imprimir sus propios billetes hasta la guerra civil, más de 80 años más tarde.
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