El billete de 100.000 dólares fue
emitido por los Estados Unidos sólo por un muy breve período de tiempo (sólo
unas tres semanas) entre finales de 1934 y comienzos de 1935. Es la pieza de
mayor denominación jamás producida por los Estados Unidos. Porta en su anverso
el rostro del presidente Wodrow Wilson. Si bien no circuló entre el público y
su posesión privada es hoy ilegal, todavía preserva, por lo menos técnicamente,
su condición de moneda de curso legal.
Estos súper billetes fueron
utilizados solamente para las transacciones oficiales entre bancos de la reserva
federal, y el Tesoro de los Estados Unidos y sólo podían recibirlos los bancos
que tuvieran un depósito de oro de valor equivalente en el tesoro. Es decir que
la nota era, en realidad, antes que nada, un certificado de depósito de oro.
Originalmente sólo se emitieron
42.000 de estos billetes, que siguieron cumpliendo su función por más de 40
años hasta finales de la década de 1960. A partir de ese momento, con la
llegada de las transferencias electrónicas, esta nota perdió su utilidad
original de facilitar las transferencias de montos elevados entre los bancos de
la reserva federal, por lo que comenzaron a ser destruidas. Sólo sobreviven
unas pocas docenas que se encuentran en exhibición en diferentes museos.
Por supuesto, no han faltado
falsificadores de estos billetes, dispuestos a aprovecharse de algún ingenuo.
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