Tebas fue una de las ciudades más
antiguas de Grecia, la de mayor tamaño en la llanura de Beocia. Desde fecha
temprana ejerció una clara hegemonía en su región siendo la cabeza de una
federación de ciudades. Como las acuñaciones se hacían en nombre de la
federación, sus monedas se caracterizan por la gran uniformidad de sus motivos.
Estatera de Tebas |
Las monedas de Tebas
El anverso es invariablemente
ocupado por la singular forma de un escudo beocio, que era el emblema de esa
región de Grecia. El mismo se fabricaba estirando una piel de buey sobre un
marco de madera y era el rasgo distintivo de los hoplitas beocios, los
guerreros de la región.
Los motivos de reverso varían
según las épocas y ciudades. Las acuñaciones tempranas presentan a diferentes
figuras divinas asociadas con Tebas, como Heracles o Dionisio. En el siglo V
a.C., se consolida un reverso uniforme que presenta un ánfora. A partir de ese
momento, la única variación entre una emisión y otra la constituyen las letras
que indican el nombre del magistrado responsable de supervisar la producción de
las monedas en el reverso.
Sin duda, las acuñaciones beocias
no tienen la calidad artística de las de Rodas, Atenas o Corinto. Sin embargo,
el encanto de sus simples motivos las hace muy buscadas por los coleccionistas.
En mi opinión, con sus escudos, parecen portar algo del singular valor guerrero
que signó la historia de Tebas.
estatera de Tebas |
La historia de Tebas
Junto con Atenas y Esparta, Tebas
era la tercer gran potencia política, económica y militar de Grecia. Opacada
por la mayor fama de sus rivales, a lo largo de su historia optó por aliarse
alternativamente con una u otra, para intentar evitar que cualquiera de ellas
adquiriera una posición dominante.
Su desconfianza frente al
creciente poderío ateniense llevó a Tebas a alinearse con los persas durante
las Guerras médicas de la primera mitad del siglo V a.C. Luego, durante la
guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta, Tebas se puso de parte de
Esparta.
Pero después de la derrota de
Atenas en esa guerra, se hizo evidente que Esparta no se comportaría de manera
diferente y Tebas trabajó para restaurar a Atenas como un contrapeso contra el
poder espartano. Después de más de una generación de guerra contra Esparta,
Tebas obtuvo una victoria decisiva en la batalla de Leuctra en el 371 a.C. y
procedió a quebrar definitivamente la base del poderío económico y militar de
Esparta liberando a los ilotas, los campesinos sometidos de Mesenia que eran
una especie de esclavos del Estado espartano.
La supremacía tebana no duró mucho. Al invitar
al rey Filipo II de Macedonia a Grecia para ayudar a luchar otra guerra, Tebas
se dio cuenta demasiado tarde de que había provocado no sólo su propia
conquista, sino la de toda Grecia. El hijo de Filipo, Alejandro Magno, en
represalia por el intento de insurrección tras la muerte de su padre,
destruiría Tebas en el 335 a.C. La ciudad quedaría despoblada por mucho tiempo
y nunca recuperaría su vieja gloria.
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