domingo, 26 de noviembre de 2017

El denario del “sueño de Sila” – uno de los reversos más famosos de la República Romana

Denario de L. Emilio Buca. 44 a.C. Crawford 480/1 AR 3,90gr.


El año 44 a.C. y los denarios de L. Emilio Buca


El año 44 a.C. no fue un año cualquiera en la historia de Roma. Desde su triunfo en la guerra civil contra Pompeyo, Julio César ejercía un control indiscutido de la república romana como dictador, pero a comienzos de ese año había recibido el título todavía más destacado de dictador perpetuo (dictator perpetuo rei publicae constituendae). Poco después, en los idos de marzo, fue asesinado por una conjuración de jóvenes aristócratas que lo veían como un tirano y deseaban restaurar la república.

El 44 a.C. también fue un año decisivo en la historia de las monedas romanas. Uno de los funcionarios encargado de las acuñaciones de la ceca de Roma, Lucio Emilio Buca, emitió una extensa serie de denarios con diversos motivos entre los que incluyó anversos representando el rostro de César acompañado de una leyenda que había referencia a su condición de dictador perpetuo. Se trataba dela primera vez que un ciudadano aparecía en vida en una moneda romana, un honor cuyo único antecedente era el de los monarcas helenísticos, Alejandro Magno y sus sucesores.
Reverso con la escena tradicionalmente interpretada como el "sueño de Sila"

Además de los denarios representando a César, Buca hizo acuñar otro que ha atraído la atención de los estudiosos de la numismática desde el Renacimiento.

El anverso muestra la cabeza de Venus, mientras que el reverso representa a un hombre recostado, apoyando la cabeza hacia atrás en su mano izquierda. El tronco de su cuerpo está desnudo, mientras que un manto está envuelto alrededor de sus piernas. Desde la derecha, Selene, identificada por una media luna en su cabeza, desciende hacia él. Con su mano derecha extiende una antorcha, mientras que su mano izquierda y su pie derecho descansan sobre una roca. Entre el hombre y la diosa, en el fondo de la escena, se encuentra una figura femenina alada, que portan un objeto que pareciera ser una rama de palma o un bastón.

La interpretación tradicional


El numismático francés Andreas Morell (1646-1703) en su Specimen Universae Rei Nummariae Antiquae fue el primero en proponer una interpretación de esta escena de reverso que haría famosa a la moneda. Se basó en un pasaje de la vida de Lucio Cornelio Sila escrita por Plutarco. Según este autor, “Sila tuvo el siguiente sueño antes de atacar a Sulpicio y Mario en Roma: la diosa que los romanos habían aprendido a adorar de los Capadocios, ya sea Selene, Atenea o Enyo, se apareció a Sila mientras dormía. Ella le entregó un rayo y nombrando a sus enemigos uno por uno, ella le ordenó que los golpeara. Cuando lo hizo, todos sus enemigos cayeron y desaparecieron. Sila fue alentado por este sueño; y después de contárselo a sus seguidores al amanecer, marchó sobre Roma”.

Morell identificó el reverso de este denario como una representación del sueño de Sila, quien sería la figura humana recostada visitada por la diosa Luna o Selene. Su interpretación sería adoptada por el gran numismático Joseph Hilarius Eckhel y su autoridad le concedería la aceptación general de la que goza hasta hoy.

Una interpretación alternativa – el mito de Endimión


El gran numismático francés Ernest Babelon rechazó la interpretación de Morell y Eckhel, viendo en la escena una representación del mito griego del pastor Endimión. Según la leyenda, la diosa Selene se enamoró de este hermoso joven pastor y obtuvo de Zeus la concesión de que éste se mantuviera siempre joven durmiendo para poder visitarlo todas las noches.

El mito de Endimión

Esta interpretación me parece más convincente que la tradicional, pues parece difícil pensar que uno de los monetales designados por César hubiera acuñado un tipo homenajeando al optimate Sila, quien adhería a una posición política radicalmente opuesta.

Por otra parte, parece difícil pensar que los contemporáneos hubieran estado tan familiarizados con la anécdota personal de la vida de Sila que nosotros conocemos sólo por fuentes escasas y muy posteriores. Por el contrario, el mito de Endimión, como la mayoría de las leyendas griegas eran muy conocidas por el pueblo romano, que las veía representadas con frecuencia en el teatro y el arte. Es un mito que aparece representado con frecuencia en contextos funerarios como alusión a una vida eterna concedida por los dioses. Por ello creo lo más probable que el tipo fuera elegido por Emilio Buca como un homenaje al asesinado César.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Julio César y la introducción del áureo en el sistema monetario romano

áureo de Julio César Crawford 452
Áureo de Julio César, acuñado en ceca móvil que acompaña a su ejército circa 48-47 a.C.

Tras su triunfo sobre Pompeyo en la guerra civil entre los años 49 -46 a.C., Julio César se transformó en el dueño único del destino político de la república romana. Fiel a su estilo, César aprovechó su poder para introducir reformas en los más diversos planos de la ley, la sociedad y las costumbres, llegando incluso a modificar el tradicional calendario romano.

Uno de los ámbitos en los que se desplegó el celo reformista de César fue el monetario. César reformó el colegio de los monetales elevando su número de tres a cuatro por razones que no están del todo claras, pero que, posiblemente, se relacionan con las crecientes necesidades burocráticas de los grandes volúmenes de monedas que comenzaron a emitirse en esos años. En efecto, los enormes botines obtenidos en las campañas de las guerras civiles le permitieron a César acuñar monedas en cantidades nunca vistas. En su triunfo, por ejemplo, César hizo desfilar un tesoro de oro y plata equivalente a 20.000.000 de áureos y 436.800.000 denarios, repartiéndose dos tercios de estas sumas a sus tropas como donativos y a los habitantes de Roma.

La introducción del áureo


Una novedad particularmente importante de la política monetaria cesariana, fue el uso sistemático del áureo, una política que prefigura a la de Augusto. César fijó el estándar para esta moneda en 1/40 de la libra romana (unos 8 gr.) y fijó la tasa de cambio en 25 denarios por áureo. Probablemente, el áureo cesariano tuvo éxito porque reproducía las características generales de las estateras macedónicas que habían circulado como divisa internacional por mucho tiempo en el mundo mediterráneo. Por un siglo, tanto los herederos de César, Marco Antonio y Octaviano, como sus asesinos, Bruto y Casio, y los emperadores de la dinastía Julio-claudia acuñarían áureos siguiendo el estándar cesariano.

Denario de Julio César, acuñado en ceca móvil que acompaña a su ejército circa 48-47 a.C

La designación áureo (aureus) es utilizada tanto en las fuentes antiguas como por los numismáticos modernos. Su nombre oficial completo no era nummus aureus, como con frecuencia se supone, sino curiosamente, denarius aureus, ya que las monedas de oro parecían "denarios hechos de oro" debido a su tamaño.


Inicialmente, César siguió el modelo de L. Cornelio Sila bastante de cerca. Una primera emisión de áureos denarios y quinarios (Crawford 452) fue acuñada por la ceca móvil que acompañaba a sus fuerzas entre los años 48-47 a.C. Los áureos se acuñaron en escasa cantidad y solo unos pocos especímenes han llegado hasta nosotros. Parece haberse utilizado un estándar más pesado del que se aplicaría a las emisiones posteriores. Los denarios y quinarios son mucho más comunes y llevan los mismos diseños de los áureos.


Áureo de Julio César, acuñado en ceca móvil que acompaña a su ejército circa 47 a.C

En el anverso de estas monedas vemos una figura femenina hacia la derecha con diadema y corona de roble que porta además pendientes y un collar de perlas. Las interpretaciones más probables son que se trata de Venus, de Pietas o de Clementia. Tras la cabeza puede verse una marca de control LII. En el reverso se encuentra representado un trofeo militar con un escudo galo y un carnyx. A la derecha se encuentra un hacha. El reverso lleva, además, la leyenda CAESAR. Ambas caras tienen una grafila de puntos.

Si bien el anverso es más difícil de interpretar, el reverso es una clara alusión a las victorias de César en la Galia. Ello era importante en el contexto de las guerras civiles porque uno de los puntos centrales de las críticas de sus enemigos era que César había actuado sin autorización y en su propio beneficio al atacar a los galos. El general les recordaba con estas piezas a sus soldados que el triunfo había sido en beneficio de Roma y de ellos mismos, que habían compartido con él los honores de la victoria.

En el año 47 a.C. se llevó a cabo una segunda emisión (Crawford 456), ahora exclusivamente de áureos, también en una escala reducida. Se adoptaron para ésta diseños completamente nuevos. En el anverso vemos el hacha y el culullus (un pequeño recipiente con forma de cuerno), mientras que en el reverso vemos la jarra y el lituus dentro de una corona de laurel. Todos estos objetos eran emblemas de la posición de pontífice máximo. La gran innovación en estos áureos se encuentra en las leyendas. CAESAR – DICT en el anverso e ITER en el reverso, que indican que César ya había asumido la dictadura por segunda vez.

La gran emisión de áureos del 46 a.C.


En el 46 a.C. César hizo acuñar una tercera emisión de áureos (Crawford 466), mucho más numerosa que las precedentes. Estas monedas, producidas en Roma, están firmadas por el pretor Aulus Hirtius y portan en el anverso la leyenda CAESAR COS TER que permiten datarlas con seguridad en ese año. Estas monedas fueron producidas en el año que vio, en septiembre, la celebración fastuosa de los cuatro triunfos de César sobre Galia, Egipto, Farnaces y África.




La tradición literaria romana conserva los relatos bastante detallados de los aspectos financieros de las festividades: según Apiano (civ 2.102.421ss.), 65,000 talentos en moneda y 2,822 coronas de oro que pesaban 20,414 libras se expusieron al público en las procesiones. En esta ocasión, César pagó enormes sumas de dinero a su ejército y al pueblo: 400 sestercios a cada ciudadano y 20,000 a cada soldado raso; los rangos superiores por supuesto recibieron sumas mucho mayores. Dadas las enormes sumas necesitadas para estos festejos era mucho más eficiente acuñar áureos que denarios.

En el anverso de estos áureos vemos la cabeza de una figura femenina velada, probablemente Vesta, mientras que el reverso nos muestra el hacha, la jarra y el lituus, los símbolos del pontífice máximo. La leyenda de anverso C·CAESAR COS·TER identifica el tercer consulado de César y la de reverso A·HIRTIVS·PR que designa al magistrado que tuvo a su cargo la acuñación.

La acuñación de nuevas emisiones de áureos (más reducidas) en los años siguientes deja en claro que las monedas de oro no habían sido producidas sólo por una conveniencia del momento, sino que las autoridades cesarianas tenían el objetivo de alterar el sistema monetario tradicional, promoviendo al oro al rango de una moneda estándar. 

sábado, 4 de noviembre de 2017

El decussis, la moneda romana más grande de la historia


decussis
Decussis - AE 1075 gr. c. 215 a.C. Anverso: Cabeza de Roma a la derecha con yelmo. Marca de valor X. Reverso: Proa de galera romana hacia la izquierda. Marca de valor X.

La Segunda Guerra Púnica y la crisis del sistema monetario romano arcaico


La Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.) fue un acontecimiento de crucial importancia en la historia de Roma. Una lucha a todo o nada por la hegemonía en el Mediterráneo occidental entre las dos potencias de la región, Cartago y la República romana.

Al comienzo de la guerra, el osado cruce de los alpes y las geniales victorias en las batallas de Ticino, Trebia y el lago Trasimeno les dieron a los cartagineses una importante ventaja y dejaron a los romanos en una situación crítica. Aníbal Barca parecía estar siempre un paso delante de los generales de la república. Los romanos se decidieron a reunir el mayor contingente de tropas de su historia confiando en que la superioridad de fuerzas les permitiría neutralizar el talento táctico de Aníbal.  Enviaron contra el enemigo 16 legiones, que con sus unidades auxiliares correspondientes llegaban a unos 80.000 hombres.

Pese estos ingentes esfuerzos, la campaña del 216 a.C. representó el punto más crítico en la historia militar de Roma. La batalla de Cannas fue la mayor derrota de las legiones romanas en toda su historia. A pesar de su inferioridad numérica, Aníbal realizó con sus tropas un genial movimiento de pinzas. Los soldados romanos, atacados desde todos los frentes, fueron aniquilados en una matanza hasta entonces sin precedentes.

La derrota dejó a la República en una situación desesperada. Las pérdidas no podían reponerse en el corto plazo y ya no se contaba con metal suficiente para seguir acuñando las monedas romanas con los estándares vigentes antes del comienzo de la guerra. Los quadrigatos fueron devaluados reduciendo su contenido de plata y las monedas de bronce reducidas en su peso.



El decussis


Los años que siguieron a la derrota de Cannas fueron críticos para Roma. Las devaluaciones parecen haber llevado a una gradual pérdida de confianza en las monedas romanas. Las autoridades reaccionaron con algunos experimentos monetarios acuñando piezas nuevas. Una emisión especialmente interesante es la de un conjunto completo de denominaciones de bronce que el numismático inglés Michael Crawford ubica entre los años 215-212 a.C. y que incluye ejemplares fundidos de gran tamaño de múltiplos del AS: dupondios, tressis, quincussis y decussis.



La última es particularmente llamativa porque es, de hecho, la moneda más grande jamás emitida por el Estado romano en toda su larga historia, con 1075 gr. de peso. En su anverso representa la cabeza de Roma hacia la derecha con un yelmo frigio y la marca de valor X detrás tal como la encontraremos después en los primeros denarios. En el reverso, por su parte, vemos la típica proa de las monedas fundidas de bronce romanas, en este caso hacia la izquierda. Debe haberse tratado de un experimento que pronto se mostró inviable, porque muy pocas de estas piezas excepcionales han llegado hasta nosotros.

Se conocen hoy sólo cuatro ejemplares del decussis, de los cuales, tres se encuentran en museos y uno sólo en las manos de un coleccionista, habiendo sido subastado en el 2010 por 240.000 francos suizos.