jueves, 3 de mayo de 2018

La corona cívica como símbolo del principado de Augusto



La condecoración tradicional de la república romana


La corona cívica era una condecoración tradicional de la república romana para aquellos soldados que en el campo de batalla hubieran salvado la vida de un conciudadano dando muerte a un enemigo y defendiendo su posición. Por ello iba acompañada de la leyenda ob civem servatum. Antes de concederla se llevaba a cabo una rigurosa investigación y el testimonio de la persona salvada era una prueba esencial. Como se la otorgaba sólo excepcionalmente, se la consideraba un gran honor. Venía, además, asociada con importantes beneficios, como la exención de todas las cargas públicas tanto para el distinguido como para su padre y abuelo.

Apariencia de la corona de roble conocida como corona cívica

La corona cívica concedida a Augusto en el 27 a.C.


A Augusto el senado se la confirió en el 27 a.C. de manera original por haber salvado a todos sus conciudadanos mediante la preservación de la comunidad (es decir, por su triunfo en la guerra civil contra Marco Antonio), por lo que iba acompañada de la leyenda en plural, ob cives servatos. Se le reconocía así al prínceps la condición de benefactor universal del pueblo romano, lo que le daba a su corona un contenido y un significado mucho más poderoso que el de la distinción original.

Áureo de Augusto - RIC I 29a


Junto con el escudo de las virtudes y los arbustos de laurel colocados en la puerta de su casa era una de las distinciones con las que el senado quería honrar a Augusto por el supuesto restablecimiento de la república romana llevada a cabo en ese año, que no era otra cosa más que el establecimiento de un nuevo régimen político, el principado. La corona cívica sería probablemente el motivo representado con más frecuencia en las monedas de Augusto.

Sestercio de Augusto RIC I 329

El nuevo significado como símbolo de poder imperial


Esta corona podía ser también objeto de otras interpretaciones, ya que el roble era considerado el árbol sagrado de Júpiter. De hecho, en el mismo 27 a.C. se acuñaron áureos en Asia Menor en honor del nuevo Augusto, con el águila de Júpiter sosteniendo la corona cívica en sus garras (RIC I 277, una imagen de reverso encabeza esta entrada). Esta imagen impresionante, por supuesto, se había creado en Roma, donde aparece por primera vez en un magnífico camafeo que se encuentra actualmente en el Kunshistorisches Museum de Viena. La excepcional posición y el poder de Augusto terminaban entonces dándole un nuevo significado monárquico a este tradicional símbolo republicano.

Camafeo del 27 a.C. con representación del águila de Júpiter portando la corona cívica

Para los sucesores de Augusto, la corona de roble se convertiría en una insignia poder, separada de su significado original. Por ello sería un elemento recurrente en la iconografía monetaria de los emperadores del siglo I y principios del II d.C.


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