domingo, 16 de diciembre de 2018

Un magnífico medallón de Gordiano III, una obra maestra del arte monetario romano

Medallón de oricalco de Gordiano III
 Medallón de Oricalco, Gordiano III (238-244 d.C.) Gordiano III Augusto, 238 – 244, diámetro 44 mm, peso: 57.65 gr.

Una obra maestra

Este es, sin duda uno de los más notables medallones romanos que ha llegado hasta nosotros. No sólo presenta escenas de gran calidad artística y enorme nivel de detalle, sino que también se encuentra en un excelente estado de conservación que permite apreciar hasta los más mínimos detalles laboriosamente incluidos en la escena por el grabador. Además, tiene una pátina oscura y uniforme que añade el toque final a una pieza simplemente perfecta.

En el anverso encontramos la leyenda IMP GORDIANVS PIVS FELIX - AVG y vemos un Busto de Gordiano III laureado y con coraza. El emperador sostiene una lanza que descansa sobre el hombro y un escudo. Éste está decorado con un jinete (seguramente el mismo Gordiano) que clava la lanza a un enemigo caído; delante de él vemos a victoria volando y, detrás, a un soldado de pie. 

En el reverso encontramos la leyenda VIRTVS AVGVSTI y vemos al mismo Gordiano de pie con vestimenta militar sosteniendo un cetro y recibiendo del dios Sol el globo que simboliza el dominio mundial. Al mismo tiempo vemos detrás de él a la personificación del valor militar que coloca una corona sobre su cabeza. A la izquierda, un soldado sostiene lanza y vexillum. Al fondo, completan la escena un joven de pie, tres estandartes y dos cautivos sentados en el suelo uno frente al otro.

El final de Gordiano

Este medallón fue acuñado a principios del 244 d.C. para celebrar las victorias conseguidas por Gordiano en la campaña militar del 243 d.C. contra los persas sasánidas. El emperador no tendría mucho tiempo para disfrutar de estos triunfos, pues en el camino de regreso fue asesinado por un grupo de sus propios soldados, tenía tan sólo 19 años.

Todo parece indicar que se trató de un complot orquestado por el prefecto del pretorio, Filipo el Árabe, quien ascendería a la púrpura en su remplazo. Las noticias del deceso del emperador demorarían unos meses en llegar a la capital, por lo que es probable que cuando se acuñó este medallón celebrando a Gordiano, éste ya se encontrara muerto.

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