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sábado, 11 de marzo de 2017

Las conquistas de Alejandro Magno y la moneda helenística

Tetradracma de Lisímaco
Tetradracma de Lisímaco representado a
Alejandro como Zeus Amón (297-281 a.C.)
Las conquistas de Alejandro Magno (336-323 a. C.) transformaron por completo el antiguo Oriente. Destruyeron al Imperio Persa y dieron origen a un nuevo mundo, el helenístico, en el que la cultura y la lengua griega serían el nuevo elemento unificador para los muy diferentes pueblos dispersos por esta extensa geografía. El uso de la moneda era un rasgo cultural central de los griegos y se difundió junto con la lengua y las costumbres.


La difusión de la moneda griega por Oriente


Por donde marchaban las tropas de Alejandro, las monedas griegas comenzaban a circular, pues los soldados las recibían y las gastaban. El prestigio de los conquistadores garantizó su aceptación y la rápida difusión de su uso.

Además, creció exponencialmente el número de monedas en circulación. Los tesoros acumulados durante siglos por los Aqueménidas y los Faraones fueron ahora fundidos, acuñados y distribuidos. El uso de la moneda se generalizó así por Egipto y por todo el antiguo Imperio persa hasta Bactria y la India.

Un nuevo estilo: los retratos personales


Mientras que las monedas del período clásico siempre habían portado símbolos cívicos que representaban a la comunidad (como las lechuzas de Atenas o las tortugas de Egina) los generales que se disputaron el poder tras la muerte de Alejandro introdujeron un nuevo estilo signado por el uso generalizado del retrato personal. Alejandro mismo no se había atrevido a dar ese paso, pues había utilizado en sus monedas sólo las cabezas de Atenea o Heracles, pero en las despiadadas luchas de poder que siguieron a su muerte ese nuevo tipo de propaganda se volvió la norma.

Lisímaco (323-281 a.C.) fue el primero en colocar en sus monedas la cabeza del deificado Alejandro (como el que encabeza esta entrada), y desde entonces se hicieron comunes los retratos de los gobernantes vivientes, de modo que tenemos espléndidas series de los antigónidas en Macedonia, los seléucidas en Siria y los Ptolomeos en Egipto, por no hablar de importantes personajes individuales como Filetero, fundador del reino de Pérgamo.

Tetradracma de Ptolomeo I
Tetradracma de Ptolomeo I


El origen del retrato monetario helenístico se encuentra con Ptolomeo en Egipto c. 305/4 a.C., y en Europa con Demetrio Poliorcetes. Los reyes fueron representados con una diadema, que se convirtió en el símbolo real de la época. También se volvió frecuente la representación del soberano con atributos divinos. Ptolomeo I fue representado usando la égida de Zeus y Demetrio Poliorcetes se puso los cuernos de toro de Dionisio. Los cuernos también imitaban los cuernos de Zeus Amón de Alejandro

Tetradracma de Demetrio Poliorcetes
Tetradracma de Demetrio Poliorcetes

El reino grecobactriano - cumbre del arte numismático helénico


Fue en la distante Bactria (actual Afganistán) que el retrato numismático alcanzó su máximo desarrollo artístico. El reino grecobactriano fue el más oriental de los estados que surgieron tras la desintegración del imperio de Alejandro, gobernado por una reducida elite de militares y administradores griegos y macedonios que controlaban y gobernaban a la población local.

Muchos consideran que los bustos de los reyes Demetrio I, Eutidemo II, Antímaco, Eucrátides, Menandro, Amintas y otros gobernantes, representas una de las cumbres del arte numismático griego.

Tetradracma de Demetrio I - Rey Grecobactriano


martes, 4 de octubre de 2011

El decadracma ateniense de Roma Numismatics alcanzó 150.000 libras

El pasado 2 de octubre finalizó la subasta de Roma Numismatics y el espectacular decadracma ateniense cuya imagen encabeza esta entrada cambió finalmente de manos por 150.000 libras esterlinas, es decir, por algo más de 230.000 dólares.

En líneas generales, se alcanzaron buenos precios para los lotes más atractivos. El único punto negativo fue la relativamente gran cantidad de lotes que fueron retirados por dudas sobre su autenticidad, un total de doce.

Además del decadracma mencionado, otros dos lotes atrajeron la atención al alcanzar valores importantes, superando los precios estimados por los organizadores.


El primero es este espectacular decadracma de Siracusa. A pesar de que no tiene firma, por su estilo, se cree que el cuño de reverso de esta moneda fue grabado por el gran maestro Cimón, lo que lo convierte en un ejemplar sumamente codiciado dentro de la excepcional serie de los decadracmas siracusanos. La estimación original de 50.000 libras fue superada ampliamente y el vencedor en la puja tuvo que desembolsar 105.000 libras esterlinas para quedarse con este tesoro.


El segundo, es esta excepcional estatera de Eucrátides I, soberano del reino greco-bactriano. El anverso nos muestra un busto del rey con yelmo, coraza y manto, casi idéntico al que se encuentra en la enorme moneda de 20 estateras que se conserva actualmente en el Gabinete de Medallas de la Biblioteca Nacional de Francia. En el reverso, vemos a los dioscuros. Sólo se conocen otros 5 ejemplares semejantes, por lo que no sorprende que alcanzara un valor de 50.000 libras esterlinas.

lunes, 12 de septiembre de 2011

El oro de Afganistán - El reino greco-bactriano

Moneda de oro de Eucrátides - 20 estateras -170 gr.

Una de las mayores recompensas que he obtenido de llevar adelante este humilde blog, ha sido entrar en contacto con otras personas que comparten la pasión por la numismática. Una de esas personas es Rubén, el autor del blog Historia y Numismática. Con Rubén hemos decidido elaborar dos entradas conjuntas sobre un mismo tema, el oro de Afganistán.

Afganistán y el Imperio de Alejandro Magno

Alejandro Magno construyó en pocos años de frenética actividad militar uno de los imperios más grandes de la historia sobre las ruinas del Imperio Persa, que llegaba de Macedonia a la India y de Egipto a lo que hoy en día es Afganistán. Esta última región había pertenecido a los persas y se destacaba por la enorme riqueza de sus tesoros minerales.

 Sólo el carisma de Alejandro y el prestigio de sus victorias podían mantener unido un territorio tan vasto como el de sus conquistas. Tras su muerte, este enorme cuerpo se desintegró rápidamente a medida que en la lucha por su herencia los generales de Alejandro se adueñaban de distintas regiones. El territorio del actual Afganistán pasó así a formar parte primero del reino de Seleuco y luego (desde el 250 a.C.), tras la rebelión de un gobernador (Diodoto), llegó a ser un reino autónomo, conocido hoy con el nombre de Reino Greco-Bactriano.

Moneda de oro de Diodoto I - 245 a.C.

El reino Greco-bactriano

No tenemos muchas fuentes para conocer la historia de este peculiar reino, pero la evidencia arqueológica y numismática nos muestra un Estado rico y floreciente, que llevó la cultura helénica hasta las orillas del Ganges. La prosperidad económica es particularmente visible en las monedas de oro, como la de Diodoto que acompaña este párrafo. Pero la más célebre de las monedas greco-bactrianas fue acuñada por un usurpador, Eucrátides I, que llegaría al poder mediante un golpe de estado alrededor del año 170 a.C.

El usurpador habría sido, como algunas fuentes parecen indicarlo, un miembro de la familia real seleucida. Sus monedas ilustran claramente su pretensión de presentarse como un monarca helenístico y adoptan los recursos estilísticos habituales durante el período. En el gabinete de medallas de la biblioteca de Francia se conserva una pieza espectacular hecha acuñar por Eucrátides, una masiva moneda de oro de 20 estáteres (casi 170 gramos) de unos 6 centímetros de diámetro, la de mayor tamaño en ese metal que se conozca del mundo antiguo. En el anverso observamos un majestuoso retrato de Eucrátides con el atuendo típico de un monarca helenístico. El original fue encontrado en la ciudad de Bukhara en Uzbekistán. Es una pieza de singular belleza e incalculable valor.

Moneda bilingüe de Eucrátides

A lo largo de toda su historia este reino fue dirigido por una muy reducida elite de raíz griega y macedónica que regía los destinos de la mucho más numerosa población local. A medida que su territorio se expandió hacia el sur, y se intensificaron los contactos con los reinos de la India, se produjo una fuerte influencia cultural, visible por ejemplo en el hecho de que comenzaron a acuñarse monedas bilingües en griego y dialectos indios. Algunas de ellas, incluso, en la tradicional forma cuadrada de las monedas de los Estados de la India.

El reino Greco-batriano sucumbiría hacia fines del siglo II a.C., después de que una serie de invasiones de pueblos nómades provenientes de las estepas centrales de Asia desestabilizaran la región. De él quedaría un rico legado de cultura material y grandes tesoros que serían objeto, a lo largo de la historia, de más de una aventura, como nos lo revela Rubén en su blog.