Hace unas semanas escribí una pequeña entrada presentando a Philip Grierson, uno de los numismáticos más importantes del siglo XX. Entre sus
muchas obras, Grierson redactó una de las mejores introducciones generales a la
numismática académica que conozco, publicada por la editorial de la Universidad
de Oxford en 1975 y todavía un clásico. Lleva mucho tiempo fuera de impresión y
es un libro bastante codiciado, aunque pueden conseguirse ejemplares usados a precio razonable. Hoy quiero compartir con vosotros un pequeño pasaje de este libro en
el que Grierson presenta un breve análisis sobre la realidad del mercado
numismático:
El coleccionismo de moneda siempre ha sido popular, y en los últimos
años, en parte como resultado de la hábil publicidad de los distribuidores, en
parte como consecuencia de una mayor riqueza general y, tal vez, de mayores
oportunidades educativas, el número de coleccionistas ha aumentado considerablemente.
Esta rápida expansión ha tenido consecuencias secundarias que están lejos de
ser felices: un aumento espectacular de los precios de la moneda, un aumento en
la proporción de los coleccionistas interesados en las monedas principalmente
como inversión, la invasión del mercado por los bancos por razones puramente
financieras. Esto último es particularmente desafortunado, ya que los bancos
siempre pueden superar la oferta de los compradores privados y muchos de ellos
consideran sus adquisiciones simplemente como una cobertura contra la
inflación, no pueden o no quieren proporcionar a los investigadores con
información acerca de las monedas en su poder o con facilidades para su
estudio. Es sólo en casos excepcionales que ponen sus tesoros a la vista del
público, como ha hecho el Chase Manhattan Bank en Nueva York. Los
inversionistas privados también hacen la vida más difícil para aquellos que coleccionan
por estudio o por placer, y es un pequeño consuelo saber que sus actividades no
siempre son tan rentables como ellos piensan. Los cambios de precios no afectan
a todas las series de monedas por igual ni operan de manera uniforme en todos
los niveles, y las rarezas de alto precio de una generación pueden estar
completamente fuera de moda una o dos décadas más tarde. Los bancos y los
inversores numismáticos, sin embargo, no son más que una minoría, incluso si la
alteración que crean en el mercado de monedas está fuera de proporción a su
número. La mayoría de los que coleccionan lo hacen porque tienen un interés
genuino en las monedas, y porque desean adquirirlas en parte por el placer de poseerlas,
en parte porque al manejarlas sienten que están en contacto directo con tiempos
distintos de los suyos. (Ph. Grierson, Numismatics,
Oxford, Oxford University Press, 1975, pp. 182-183)
No hay nada nuevo bajo el sol. Al
leer este pasaje pensé que podía aplicarse perfectamente a la situación actual
y, sin embargo, ¡fue redactado hace 37 años!
Hace 5 minutos no había oído hablar de este libro. Ya me lo he comprado.
ResponderBorrarCon eso te digo todo.
saludos,
Adolfo
Hola Adolfo!
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario. Me alegro de que esta entrada te haya sido útil. Me imagino que si estás en Inglaterra no te debe haber sido difícil conseguir un ejemplar.
Saludos!!
Darío
Lo he comprado en Amazon UK. Me ha salido algo más caro que en USA (casi el doble), pero evito pagar los portes hasta España.
ResponderBorrar15 euros son asumibles hasta en tiempos de crisis :)
Lo mismo digo. Lo ho comprado gracias a tu reseña en este blog (que ha citado un forero en el foro denarios.org, y desde allí he venido aquí).
ResponderBorrarGracias por hacerme conocer a Philip Grierson.