sábado, 13 de octubre de 2018

El doble florín de Eduardo III de Inglaterra – una de las monedas más valiosas del mundo


doble leopardo de oro de Eduardo III anverso

La revolución comercial de finales de la Edad Media y el éxito del florín


Desde los siglos XI y XII, Europa experimentó un notable renacimiento económico que se hizo visible en una gran expansión del comercio y de la vida urbana. Una de las ciudades que más se destacó en esa nueva economía mercantil fue Florencia, en el norte de Italia, que se transformó en un centro de las finanzas y de la industria textil. Uno de los símbolos más visibles de su éxito fue el enorme prestigio alcanzado por su moneda, el florín de oro, que comenzó a acuñarse a mediados del siglo XIII y pronto ganó gran aceptación por todo el continente, al punto que hoy se lo considera como “el dólar de la Edad Media”.

El éxito del florín llevó a que otros estados europeos quisieran tener una moneda semejante y comenzaran a imitarlo. El reino de Francia fue uno de ellos, y los florines franceses fueron ampliamente usados en Europa occidental durante el siglo XIV.

doble leopardo de oro de Eduardo III reverso

Los florines ingleses de Eudardo III


En 1343, el Parlamento inglés solicitó a su monarca, Eduardo III (que reinó entre 1327 y 1377), la introducción de sus propias monedas de oro para facilitar al comercio del reino con Flandes (es decir, con los países bajos). La propuesta fue aceptada y las nuevas monedas comenzaron a acuñarse a principios de 1344 en tres denominaciones inspiradas en el florín de Florencia, con pesos teóricos de aproximadamente 7, 3,5 y 1,75 gramos de oro puro. Es decir que la moneda de mayor valor pesaría lo mismo que dos florines florentinos.

Eduardo III rey de Inglaterra 1327-1377
Retrato de Eduardo III, Rey de Inglaterra 1327-1377

Si bien el estándar de peso de las monedas se basaba en el florín florentino, su diseño se inspiraría en las monedas francesas. En el anverso de la denominación mayor podemos ver al rey sentado en su trono, sosteniendo un orbe y el cetro, flanqueado por dos leones o leopardos (por los cuales la moneda sería conocida como “doble leopardo), y detrás un dosel gótico con un fondo de flores de lis. Las flores de lis y el título 'rey de Francia' incluido en la leyenda reflejan las pretensiones de Edward sobre el trono francés que fueron la causa de la célebre “Guerra de los cien años”. La escena es rodeada por una grafila de puntos y por la leyenda EDWR D GRA REX ANGL ⁊ FRANC DNS HIB (Eduardo, por la gracia de Dios, rey de Inglaterra y Francia, y señor de Irlanda), pero los pies del rey salen del círculo interior y la interrumpen.

El diseño del reverso es más sencillo. Allí vemos a la cruz real dentro de un quadrifolio (la figura compuesta por cuatro semicírculos). Alrededor en el campo se encuentran cuatro leones. La leyenda reproduce un verso del evangelio según Lucas (4.30): IHC TRANSIENS PER MEDIVM ILLORVM IBAT (Pero Jesús, pasando entre medio de ellos, se fue).

Doble leopardo de Eduardo III

Una moneda sobrevaluada


Las nuevas monedas de Eduardo III fueron un rotundo fracaso. El valor del doble leopardo se fijó en seis chelines de plata, pero su contenido de oro era insuficiente para esa equivalencia, por lo que los comerciantes se negaron a aceptarla. En consecuencia, tan sólo unos pocos meses después de su introducción, a mediados de 1344, la acuñación de los nuevos florines fue suspendida y la gran mayoría de las piezas fueran reclamadas por la corona y fundidas. Los funcionarios de Eduardo III aprenderían del error y producirían una nueva moneda de más peso, el noble, que tendría mucho más éxito.

Como los florines de Eduardo III se acuñaron por un período de sólo unos seis meses y la gran mayoría de ellos fue fundida cuando se los sacó de circulación, muy pocos ejemplares han sobrevivido. Se encuentran por ello entre las monedas más raras -y también valiosas- de la historia de Inglaterra.

Del doble leopardo sólo se conocen hoy tres ejemplares. Dos fueron hallados accidentalmente en 1857 y se encuentran en el Museo Británico. El tercero fue hallado por un detectorista en el 2006 y se encuentra en posesión privada como parte de una de las colecciones más valiosas del mundo. Ha sido valuada recientemente en aproximadamente 6.5 millones de dólares. Los ejemplares del museo británico se encuentran en mejor estado y su valor debería ser mayor.

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