Didracma de Rodas - Finales del siglo III a.C. |
La historia de Rodas
La isla de Rodas es la mayor del
archipiélago del Dodecaneso, en el extremo suroriental del mar Egeo, justo
frente a la costa de Asia Menor, con una superficie de aproximadamente 1400 KM2.
La isla fue habitada desde el Neolítico, pero su importancia para la historia
de Grecia comienza en el siglo VIII a.C. con la llegada de colonizadores
dorios, que fundaron tres ciudades-estado (póleis) independientes en su
territorio: Lindos, Lalisos y Cámiros.
Después de la derrota del vecino
reino de Lidia a manos de los persas en el año 546 a.C., Rodas quedó bajo el
dominio del imperio aqueménida y las tres póleis perdieron su independencia.
Las ciudades de la isla participaron del fallido levantamiento jónico de Asia
Menor (500-494), pero sólo recuperaron su autonomía tras la derrota de los
persas en la batalla del Platea del 479 a.C., en la Segunda Guerra Médica.
Lindos, Lalisos y Cámiros fueron incorporadas entonces a la Liga de Delos, una
alianza defensiva que gradualmente se fue transformando en imperio marítimo
controlado por Atenas.
Mapa de la isla de Rodas con los territorios de Lindos Lálisos y Cámiros |
El sinecismo y la fundación de Rodas
Durante la Guerra del Peloponeso
(431-404 a.C.) la isla se rebeló contra la dominación ateniense y se pasó al
bando de Esparta en el 411 a.C. Poco después, en el año 408, las tres ciudades decidieron
finalmente unirse y establecer una única comunidad política (un proceso
conocido como sinecismo). Para contar
con una capital común se fundó entonces una nueva ciudad en el extremo norte de
la isla (que también se llamaría Rodas), encargándose el diseño del trazado
urbano al célebre experto Hipodamo de Mileto.
El sitio de la capital se
destacaría por sus excelentes puertos artificiales, que la dotarían de la
infraestructura necesaria para transformarse en un gran centro del comercio
marítimo.
Plano del trazado urbano de la ciudad de Rodas en el que pueden apreciarse sus puertos |
El ascenso como potencia
mercantil
Durante el siglo IV d.C., Rodas
comenzó su paulatino ascenso como potencia mercantil. Tras un breve período de
dominación macedónica, Rodas recuperaría su independencia después de la muerte de
Alejandro Magno en el 323 a.C. y su éxito económico sería, desde ese momento,
enorme, y le permitiría transformarse en el verdadero emporio del Mediterráneo
oriental.
El coloso de Rodas |
Tres de los generales de
Alejandro Magno, Ptolomeo, Antígono y Seleuco, se repartieron la mayor parte de
sus conquistas y conformaron los tres grandes reinos del período helenístico.
Rodas mantendría su independencia y seguiría una política de equilibrio entre
estas grandes potencias cambiando sus alianzas con ellas según las necesidades
del momento.
Su poderosa flota y su hábil
diplomacia serían las herramientas que le permitirían a Rodas conservar su
autonomía, a pesar de que ésta se vio muchas veces directamente amenazada. En
el año 305 a.C., Antígono ordenó a su hijo, Demetrio, que sitiara Rodas en un
intento de romper su alianza con Egipto.
Demetrio creó enormes máquinas de
asedio para vencer las complejas defensas de la ciudad. Después de sólo un año,
Demetrio desistió, firmó un acuerdo de paz y se retiró dejando atrás una enorme
cantidad de equipamiento militar. Los rodios vendieron el equipo y usaron el
dinero para erigir una enorme estatua en honor a al dios sol, Helios. Era el
Coloso de Rodas, una de las siete maravillas del mundo antiguo, que coronaría
la entrada al puerto principal de la ciudad y sería el emblema más visible del
éxito y prosperidad de sus habitantes.
El gobierno de Rodas y su sistema económico
Tetradracmas de Rodas en el estándar de peso de Quíos |
El gobierno de Rodas estaba
organizado como una democracia abierta a todos los ciudadanos varones, que
podían participar de la asamblea. La dirección efectiva del Estado quedaba, sin
embargo, en manos, de un consejo de ciudadanos y de un elenco de magistrados,
todos elegidos mediante el voto popular.
La riqueza que Rodas obtuvo del
comercio fue enorme. La mayor parte de ella se concentraba en las manos de una
oligarquía de mercaderes, banqueros, navieros y terratenientes, pero una parte no
despreciable se distribuía también entre el resto de la población, bajo la
forma del reparto gratuito de alimentos y otros beneficios. Por ello Rodas se
vio libre de los conflictos sociales entre ricos y pobres que plagaban a otras
ciudades griegas. Además, tanto la extensa flota de guerra, como la mercante,
garantizaban amplias oportunidades laborales, que eran complementadas con la
artesanía y los servicios.
Reconstrucción del panorama urbano de la antigua Rodas |
El comercio de Rodas tenía su
columna vertebral en el transporte de granos, para los que la hábil diplomacia
de la ciudad sabía conseguir excepciones fiscales en todos los puertos. Este
rubro era complementado con la venta de vino y aceite de oliva. Las
exportaciones de armas parecen también haber sido regulares. La ciudad contaba,
además, con un sistema bancario muy desarrollado, que facilitaba crédito a los
compradores de bienes rodios, y con un sistema jurídico muy avanzado que
regulaba la distribución del riesgo en las empresas navieras (que luego sería adoptado
por los romanos como lex Rhodia). Su poderío naval le permitió, además, librar
al Egeo de la plaga de la piratería, lo que hizo disminuir enormemente los
riesgos del comercio.
La prosperidad transformó a Rodas
en una de las ciudades más bellas del mundo griego y en un centro cultural de
primer orden que atraía a algunos de los intelectuales más destacados. En estos
ámbitos sólo era superada por Atenas, y no por mucho.
Las monedas de Rodas
Tetradracma de Rodas - aprox. 380 a.C. |
Inmediatamente tras la unión de
Lindos, Lalisos y Cámiros, la nueva ciudad comenzó a acuñar monedas con
símbolos diferentes a los que habían sido utilizados por sus tres predecesoras.
Por una parte, tenemos a la rosa, que era una alusión al nombre de la ciudad (en
griego τὸ ῥόδον = la rosa, Ῥόδος = Rodas), por otro, al dios del sol, Helios,
que parece haber sido la deidad patrona del nuevo Estado unificado. En algunas
emisiones, estos motivos son acompañados por pequeños símbolos que seguramente
sirvieron como marcas de control para organizar la producción de la ceca.
Cada una de las ciudades
predecesores había acuñado monedas siguiendo un estándar de peso diferente.
Ahora, para las nuevas monedas se adoptó el estándar de Quíos, basado en un
tetradracma de 15,3 gr. Ese estándar se mantuvo hasta la década del 340 a.C.,
cuando fue remplazado por uno propiamente rodio, más liviano, basado en un
didracma de 6,8 gr. El estándar fue nuevamente reducido en c. 190 a.C., cuando
pasó a basarse en un dracma de 3 gr.
Didracma de Rodas - último tercio del siglo III a.C. |
La importancia comercial de Rodas
hizo que en diversas épocas sus estándares monetarios fueran imitados por otros
estados de la región. Sin embargo, las monedas de Rodas parecen haber sido
acuñadas para dar respuesta a las necesidades internas del Estado antes que
para el comercio internacional. Eran producidas para pagar por el mantenimiento
de la flota, para el pago de las obras públicas, y para los salarios de mercenarios,
soldados, marineros, funcionarios y magistrados locales.
Rodas era una ciudad artística,
famosa por la gran cantidad de estatuas que decoraban sus calles, obras de los
mejores escultores del mundo griego. Un pueblo con una sensibilidad estética
tan elevada no podía acuñar monedas que fueran simplemente funcionales, debían
además ser hermosas. Lo lograron con creces. Las monedas de Rodas se cuentan,
sin duda, entre las más bellas del mundo antiguo.
Dracma de Rodas - aprox. 170-150 a.C. |
Los retratos de Helios, cuyos
cabellos flotan en el viento y se transformar en los rayos de luz que emanan
del sol, ofrecen un nivel artístico que hace pensar en una escultura. Las rosas
son representadas con sus detalles naturales claramente visibles y transmiten
un mensaje de vitalidad y exuberancia.
Los símbolos de Helios y la Rosa
eran los emblemas de la ciudad y como tales se incluían, además de en las
monedas, en todos sus productos, como si se tratara de una especie de marca o
logo. Eran, por ejemplo, estampadas en las asas de las ánforas que contenían los
variados productos exportados hacia todos los rincones del mundo antiguo, como
la atestiguan infinidad de hallazgos arqueológicos.
Sello con la rosa en un ánfora de Rodas |
Rodas y Roma
La autonomía de Rodas terminaría
con la expansión de Roma hacia el Oriente. Sin embargo, la ciudad seguiría
siendo un importante centro comercial dentro del imperio y un importante
destino para visitantes de todo el mundo antiguo. Rodas siguió acuñando sus
propias monedas hasta el último tercio del siglo I a.C., en el que el denario
romano se impuso como el único circulante efectivo.
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