Medallón de Libio Severo, emperador romano del siglo V d.C. |
Técnicamente, no se trata de una
moneda, sino de un medallón, pero tiene el título de ser una de las acuñaciones romanas en oro de mayor tamaño que se conserva en la actualidad. Otro más grande fue robado y fundido en el siglo XIX.
Detrás de su esplendor se
esconde, sin embargo, una historia inesperada, la de un emperador débil, que en
el trono fue sólo el títere de un poderoso general de origen germánico, Ricimero.
Un imperio en crisis y un emperador títere
Para mediados del siglo V d.C.,
la situación del Imperio Romano difería radicalmente de la de épocas
anteriores. Estaba dividido de facto en dos Estados, el imperio de Oriente con
capital en Constantinopla y el de Occidente con capital en Rávena. El primero
enfrentaba una situación difícil, pero el segundo se encontraba inmerso en una
profunda crisis.
El poder efectivo estaba allí en manos del alto comandante
militar Ricimero, que por su origen bárbaro no podía ocupar personalmente el
trono. Por ello colocó en ese lugar a diversos personajes para mantener las
apariencias mientras él, en un segundo plano, llevaba las riendas del poder
real. Uno de esos títeres en el trono imperial fue Libio Severo, quien fue
emperador desde el 461 hasta su muerte en el 465. El objetivo era que Severo
cuidara la relación con las élites itálicas y la iglesia, sin entrometerse en
el ejercicio del gobierno.
Retrato en un sólido de Libio Severo |
Fue probablemente para marcar la
ocasión de la coronación de Libio Severo en Rávena que se acuñó este enorme
medallón de oro, un múltiplo de 12 sólidos, es decir, 53,62 gr., con un diámetro
de 52 mm.
Los motivos de anverso y reverso
En el anverso encontramos la
leyenda DN LIBIVS SEVE-RVS AVG (Dominus Noster Libius Severus Augustus) y un
busto del emperador con la cabeza hacia la derecha y el cuerpo en tres cuartos de
perfil. Un ojo sobredimensionado ocupa gran parte del rostro. El emperador
lleva coraza y un paludamentum (la capa de los comandantes militares), sujeto
con un gran broche en el hombro derecho. Porta en la cabeza una diadema
adornada con una gran roseta en el centro que consiste en una banda ancha
dividida en campos cuadrados, cada uno con un gran punto circular que
seguramente representa a una joya. Debajo de la diadema, justo arriba de la
ceja, se ve una corona de laurel triple. Toda la escena es rodeada por una
grafila de puntos.
La leyenda del reverso es PI-E-TAS
AVG N-OSTRI (Pietas Augusti Nostri, “la
piedad de nuestro emperador”). En el exergo, la sigla COMOB indica que esta
pieza fue acuñada en la ceca comitatense que acompañaba la corte imperial. No
se indica la ciudad pero fue probablemente Ravena. En el centro vemos al
emperador de pie mirando a la izquierda con vestimenta militar, en su mano
izquierda un cetro o una lanza invertida y con la derecha toma la mano de una
figura femenina arrodillada. A la izquierda, una figura femenina de pie con
traje militar presenta a la mujer arrodillada al emperador, sostiene un gran
escudo redondo en su brazo izquierdo. A la derecha está Victoria, que porta una
rama de palma en su mano izquierda y con su mano derecha coloca una corona de
flores sobre la cabeza del emperador.
Como vemos, la figura del
emperador no había perdido nada de su ornato, ni de su cargado simbolismo
político. Para esta altura ya era, sin embargo, una cáscara vacía sin poder
real en su contenido. El arte numismático romano, por el contrario, no había perdido todavía nada de
su potencial expresivo.
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