El sistema monetario romano del siglo III a.C. tuvo su base en el aes grave, tratado en otra entrega de esta serie de entradas sobre la historia de la moneda romana. A finales de ese siglo, se introdujo, sin embargo, una reforma radical que definió un nuevo sistema basado ahora en una pieza de plata, el denario. El mismo mantendría su vigencia, en líneas generales, por casi 500 años.
El siglo III a.C. fue para Roma un período de profunda transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales. La república dejó de ser la potencia itálica regional que había sido todavía en el siglo IV y se transformó, tras derrotar a Cartago en las dos primeras guerras púnicas, en el poder hegemónico dentro del mundo mediterráneo. Ese cambió vino acompañado de un acelerado proceso de crecimiento económico y expansión urbana que acercó a la ciudad de Roma al nivel de desarrollo alcanzado por las grandes ciudades helenísticas. La Segunda Guerra Púnica representó la prueba más dura en este camino, al encontrarse la república al borde de una derrota que hubiera significado, seguramente, un freno decisivo para su expansión militar.
Quinario - 211 a.C.
Los enormes gastos a los que el Estado romano debió hacer frente para llevar adelante el conflicto bélico contra Aníbal hicieron necesario introducir cambios en el sistema monetario. En el año 211 a.C. (la fecha propuesta por Crawford), los ingentes riquezas obtenidas del saqueo de la ciudad de Siracusa en Sicilia ofrecieron la posibilidad de un cambio radical: La plata desplazó al bronce como metal principal y se introdujeron tres nuevas piezas, acuñadas y no fundidas, de valor superior al As. En primer lugar, el denario, con un valor de 10 asses (señalado por una X en el anverso) y un peso de aproximadamente 4,5 gramos. En segundo lugar, el quinario, con un valor de 5 asses (señalado por una V en el anverso) y un peso de algo más de 2 gramos. Finalmente, el sestercio, con un valor de dos asses y medio (señalado por las letras IIS en el anverso) y un peso de algo más de un gramo. Todas estas piezas -cuyas ilustraciones acompañan el texto- presentan en el anverso la cabeza de Roma y en el reverso a los dioscuros cabalgando con sus capas al viento. Al mismo tiempo, se redujo el peso del As y sus fracciones y se comenzó a acuñar también estas piezas.
Sestercio - 211 a.C.
La calidad del denario y la creciente influencia política y militar de Roma le garantizaron a la nueva moneda un rápido éxito, transformándose en uno de los principales medios de pago en la península itálica y sus regiones periféricas.
Entradas previas de la serie "Historia de la moneda romana"
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