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martes, 20 de noviembre de 2012

Un nuevo estudio sobre las monedas del siglo III d.C.


Hace unos días ha llegado a mis manos el interesante libro de Erika Manders, Coining Images of Power: Patterns in the Representation of Roman Emperors on Imperial Coinage, A.D. 193-284 , aparecido en enero de este año en la serie Impact of Empire de la editorial Brill. Es un estudio de la representación de los emperadores del siglo III en sus monedas basado en el análisis cuantitativo y cualitativo de los 8227 tipos numismáticos que hoy se conocen acuñados entre los años 193 y 284 d.C.

En la primera parte del libro, Manders estudia los diferentes motivos de reverso, a los que clasifica en trece grandes grupos. Un detallado estudio cuantitativo le permite identificar los cuatro grupos más importantes, a los que analiza en profundidad dedicándole un capítulo a cada uno. Son los siguientes: 1 - Representación militar: incluye todas las formas de representación que enfatizan las fuerzas armadas, victorias, o el papel del emperador como general. 2 - Asociación divina: son las representaciones que conectan el emperador y a su reinado con los dioses o lo divino. 3 – Virtudes: son las representaciones que promueven las virtudes del emperador, el ejército, o el pueblo (de Roma o de otras regiones) 4 - Siglo de Oro: Todas las formas de representación centradas en la prosperidad que el emperador traerá o ha traído.

En la segunda parte, Manders focaliza la atención en las acuñaciones de tres emperadores del período, Caracalla, Decio y Galieno. La autora identifica las tendencias generales de cambio en las representaciones numismáticas de cada reinado y las explica de manera convincente a partir de su conexión con sucesos contemporáneos y otros factores.

El libro de Manders se enrola en toda una serie de estudios recientes que hacen hincapié en el papel de las monedas como medios de comunicación en el mundo romano. Como ejemplo basta solamente mencionar sólo los trabajos de Carlos Noreña y Olivier Hekster, entre otros. Este libro se destaca, sin embargo, por su gran horizonte temporal y por la gran cantidad de monedas analizadas.

El volumen tiene una excelente calidad, está ricamente ilustrado y a todo color. Sin duda, es un aporte de primer nivel para el estudio histórico y numismático del siglo III d.C.

lunes, 8 de octubre de 2012

El reino de Palmira y sus acuñaciones. 260-272 d.C. 1° parte


El emperador romano Valeriano sirve como banquillo para que el rey persa Sapor I ascienda a su caballo. Grabado de Hans Holbein el joven.

En una serie de dos entradas trataré un tema al que hasta ahora no he dedicado atención en este blog. Las acuñaciones del breve reino palmireno que surgió en el Oriente romano como respuesta a la crisis del siglo III. Puede considerarse como un complemento a la serie que publicara hace más de un año escrita por Damián Salgado sobre las acuñaciones de Carausio y Alecto.


El desastre de Valeriano


En el año 260, el emperador romano Valeriano con su ejército intentaba restablecer la frontera romana arrasada por los persas bajo el mando del energético rey Sapor I. La defensa culminaría en desastre, pues las tropas de Valeriano fueron diezmadas por una plaga y el emperador no tuvo más alternativa que intentar una negociación con el enemigo. El encuentro con Sapor no resultó, sin embargo, como los romanos esperaban. Valeriano fue traicionado y tomado prisionero por los persas. Era el primer emperador en caer en manos del enemigo en todo la historia de Roma. Según algunas versiones, en cautiverio sería sometido a todo tipo de humillaciones -como servir de banquillo humano para que Sapor subiera a su caballo. Según Lactancio, tras su muerte, fue desollado y embalsamado y conservado como trofeo en un templo persa.

La derrota y cautiverio de Valeriano marcaron una profundización de la crisis del imperio en una época ya plagada de problemas. La frontera oriental quedaba completamente desguarnecida y en una situación de vacío de poder por la desaparición del soberano y de la estructura de comando del ejército.

Imagen actual de las ruinas de la ciudad de Palmira

El ascenso de Odenato


Ante la emergencia, un notable local de una distinguida familia árabe de la ciudad de Palmira, L. Septimio Odenato, y algunos oficiales asumieron el liderazgo de las acéfalas fuerzas romanas. Odenato intentó primero negociar con los persas pero sin éxito y, pasando a la ofensiva, logró infligir una grave derrota a las fuerzas de Sapor y salvar el Oriente romano.

Sus éxitos habrían permitido a Odenato fácilmente aspirar al trono imperial, pero prefirió reconocer a Galieno, el hijo de Valeriano, como emperador e, incluso, desarmar a algunos usurpadores surgidos en la región. Galieno recompensó la lealtad de Odenato designándolo con los títulos de dux Romanorum y corrector totius orientis. En la práctica, sin embargo, Odenato haría del Oriente Romano un Estado independiente sólo nominalmente sujeto a la autoridad de Roma.

Odenato no se contentó con defender la frontera, sino que en los años 262/263 pasó a la ofensiva y atacó a los persas penetrando en su territorio hasta las murallas de la misma capital, Ctesifonte. Tras estas resonantes victorias, Odenato asumiría el título de rey de reyes (en latín: rex regum), de larga tradición en Oriente.

En el año 267, Odenato murió asesinado junto con su hijo mayor, según indican las fuentes, en una confusa intriga familiar. Su esposa Zenobia asumió entonces el poder en Palmira como regente de su, todavía niño, hijo Vabalato. Ella era algo más joven que su marido y poseía una singular belleza y aguda inteligencia. Se revelaría como una política sagaz y una líder brillante. Algo excepcional en una época en que la mujer no solía desempeñar ningún papel en la vida pública.

 Antoniniano de Vabalato - Antioquía 271d.C.

Zenobia, Vabalato y el camino hacia un imperio independiente


Con la muerte de Odenato, se acabó la legitimidad otorgada a la autoridad de Palmira por el reconocimiento de Galieno. Zenobia mantuvo por algunos años una actitud conciliatoria con Roma, pero a partir del año 270 comenzó a expandir decididamente el territorio bajo su control, anexionando Egipto a los dominios de Palmira. Entra tanto, Galieno había sido asesinado y, tras el breve reinado de Claudio, Aureliano se había transformado en el nuevo emperador en Roma.

A partir de ese momento, la mayor ambición política de Zenobia se reconocería claramente en las monedas acuñadas en su territorio. Las cecas bajo control de Odenato habían producido monedas sólo a nombre del emperador, pero ahora Vabalato y Zenobia también serían representados, una clara señal de sus asipiraciones. El reino palmireno tenía bajo su control dos de las ciudades más ricas y pobladas del imperio, Alejandría y Antioquía. Ambas contaban con cecas con una larga tradición, y comenzaron a acuñar las nuevas monedas desde el año 270/271.

Tetradracma de Vabalato - Alejandría 271 d.C. 

Las primeras monedas del reino palmireno


Entre los tipos acuñados en Antioquía es particularmente interesante el que cuenta con retratos en ambas caras, algo poco habitual en las acuñaciones romanas. Muestra a Aureliano de un lado y a Vabalato del otro. El lado con Aureliano es probablemente el anverso, a pesar de la marca oficina debajo de él. El emperador es representado con la corona radiada que identifica la denominación como un "Antoniniano”. La leyenda reza IMP (erator) C (aesar) AVRELIANVS AVG (ustus). En el reverso, Vabalato es representado como un adolescente. Lleva una corona de laureles y es acompañado por la leyenda VABALATHVS VCR IM DR.

El significado exacto de las abreviaturas de esta última leyenda es muy debatido entre los especialistas, pero la solución más aceptada es Vir clarissimus Romanorum Imperator Romanorum Dux, es decir: varón ilustre (que señala la pertenencia al orden senatorial),  general de los romanos, duque de los romanos. Queda claro que Zenobia reconocía la superioridad nominal de Aureliano, pero eso no sería suficiente para conformar al emperador.

Las monedas acuñadas en Alejandría contienen un mensaje algo más osado. Se trata de tetradracmas del tipo tradicional local, que se fechaban por el año de reinado del emperador. La leyenda identifica que se trata del primer año del reinado de Aureliano, pero del cuarto de Vabalato(!) La leyenda del anverso es "AVT KLD AVRHLIANOC CEB". Las leyenda de reverso son "OIAC BACI VABALLAQOC AQHN" o "OIAC VABALLAQOC AQHNO YA ... CRW".

Sigue leyendo la segunda parte de esta entrada.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Una de las monedas más misteriosas del Imperio Romano. El áureo “Galienae Augustae”


En algún momento entre los años 260 y 268 la ceca de Roma produjo una extraordinaria serie de áureos del emperador Galieno con muchas características sin precedentes. En el anverso, puede verse un estilizado retrato del emperador (que para algunos autores tiene incluso algunos sutiles rasgos femeninos) con una extraña corona con forma de espiga de trigo ciñendo su cabello. Lo más sorprendente, sin embargo, es la leyenda, que aparece en el género femenino GALLIENAE AVGVSTAE, es decir, “para Galiena Augusta”. Desde el renacimiento, los estudiosos han debatido cómo interpretar el mensaje de esta moneda, ¿un emperador afeminado?, ¿un error?, ¿la acuñación burlona de un rival? Se han propuesto muchas explicaciones, aquí paso revista a las más convincentes.

La tesis de Kent: hipercorrección gramatical

El gran numismático inglés J.P. Kent ha tratado de descartar todo el problema al afirmar que la leyenda no está en el dativo femenino, sino que es más bien un exageradamente correcto vocativo masculino singular, escrito con la terminación AE en lugar de E. Esta tesis no ha ganado, sin embargo, muchos adeptos, sobre todo porque no se conoce otra moneda de Galieno que utilice el vocativo en una leyenda, algo sumamente inusual. Los antecedentes gramaticales conocidos de ese tipo de vocativo masculino se encuentran sólo en la poesía y es difícil que pudieran ser comprendidos por el gran público al que iba destinada una moneda.



La tesis de Alföldi: identificación con Demeter

El gran historiador y numismático húngaro Andreas Alföldi sugirió la solución más comúnmente aceptada. Como algunas fuentes informan que Galieno se habría iniciado, durante una visita a Atenas, en los misterios de Eleusis, Alföldi considera que esta representación femenina y con la corona de trigo debería interpretarse como una identificación del emperador con la diosa Deméter de Eleusis. Con este gesto, de acuerdo con Alföldi, Galieno intentaba proponer una alternativa pagana a la creciente influencia del cristianismo dentro  del imperio.

La tesis de MacCoull: identificación con Allat de Palmira

Para este autor, Galieno busca identificarse con una divinidad, pero no con Demeter, sino con la diosa Allat de Palmira, que, según revelan investigaciones arqueológicas, también era representada con una corona de espigas de trigo. Según su tesis, esa habría sido la forma en que Galieno habría agradecido a Odenato de Palmira por sus victorias contra los persas. MacCoull ve en los reversos de esta serie de áureos una confirmación de su tesis, pues los mismos representan a Pax o a Victoria en un carruaje o coronando al emperador (ver las imágenes que acompañan esta entrada).

Personalmente creo que la explicación de MacCoull es la mejor, pero la evidencia todavía no es concluyente, pues ¿cómo podía esperarse que quienes vieran la moneda comprendieran el significado de esta extraña leyenda en femenino sin otras explicaciones? Se conocen otras acuñaciones con el mismo tipo de retrato pero la leyenda en masculino, lo que parecería indicar que, fuera cual fuese su significado, la leyenda en femenino no fue muy bien recibida y fue rápidamente remplazada por otra convencional.

¿Qué explicación os parece mejor?

Bibliografía

J.P. Kent, "Gallienae Augustae," NC VII 13 (1973) 64-68