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martes, 3 de diciembre de 2013

Una nueva y enigmática moneda de Juliano – mi artículo para el próximo número de OMNI

El número 7 de la excelente Revistanumismática OMNI se encuentra próximo a aparecer. Es un gran honor contar también en este número con un pequeño artículo de mi autoría sobre una nueva moneda de Juliano el Apóstata (su imagen encabeza esta entrada) salida a luz en una subasta del año 2011 y que plantea algunos desafíos interesantes de interpretación.

Se trata de un ejemplar de AE 3 acuñado en Tesalónica a nombre de Juliano como Augusto. La particularidad de la pieza es que lleva en el anverso un retrato de Juliano sin barba (algunas protuberancias en la zona del mentón podrían confundirse con una barba incipiente, pero si se mira la zona de la boca se ve con claridad la ausencia del bigote que siempre aparece en las primeras monedas de Juliano con barba) y que el tipo de reverso es inconfundiblemente cristiano, pues representa al emperador con globo y labarum colocando su pie sobre un cautivo arrodillado. Es evidente que la moneda correspondería al período inmediatamente anterior a la muerte de Constancio, durante la residencia de Juliano en Naissus entre fines de agosto y fines de noviembre del 361 d.C.

El hecho de que se acuñara a nombre de Juliano una moneda cristiana muy poco tiempo antes (probablemente sólo un par de semanas o menos) de que éste hiciera pública su apostasía y su retorno al culto de los dioses tradicionales es muy interesante y plantea algunos desafíos a tesis tradicionales sobre los objetivos del emperador en este período. Pero para conocer mi interpretación sobre las implicaciones de esta pieza para el estudio de este crucial período en la biografía de Juliano deberéis esperar, por supuesto, a leer el artículo cuando la revista aparezca!

viernes, 30 de agosto de 2013

Mi exposición sobre la doble maiorina de Juliano el Apóstata


Pido disculpas de antemano por el tono de esta breve entrada, algo más personal de lo que es usual en este blog, pero no quería dejar de compartir brevemente con vosotros algunos datos e imágenes sobre los resultados obtenidos en mi exposición en el marco del Ciclo de Estudos Antigos e Medievais do NEAM 2013, en la sede de Franca de la UNESP (Brasil).



En primer lugar, quiero destacar la importancia de poder exponer mis ideas ante un distinguido auditorio de especialistas en el mundo antiguo provenientes de Brasil, España, Francia y Argentina, posibilidad por la que agradezco muy especialmente la invitación de la Prof. Margarida Maria de Carvalho para participar en este evento. La recepción dada a mis argumentos fue muy positiva y los comentarios y sugerencias de los asistentes muy enriquecedoras. Ya me encuentro preparando una nueva versión de este trabajo para su publicación, tema sobre el que espero informaros más en el futuro.

viernes, 16 de agosto de 2013

Mi conferencia para las Jornadas de Historia Antigua y Medieval UNESP – Brasil. Una reinterpretación del reverso de la doble maiorina de Juliano el Apostata

La semana próxima me encontraré en Brasil para dar una conferencia en el marco las Jornadas de Historia Antigua y Medieval de la UNESP (Franca), gracias a la generosa invitación de la profesora Margarida Maria de Carvalho. En esta ocasión volveré a un tema que me ocupa desde hace tiempo, la interpretación del reverso de la doble maiorina (o AE1) de Juliano el Apóstata.

Sobre todos los aspectos de la vida y obra de Juliano se han llevado a cabo innumerables investigaciones. Las acuñaciones de Juliano no han sido la excepción en este contexto. Si en 1959 el numismático inglés J. P. C. Kent se sorprendía del escaso número de estudios dedicados a las monedas de este emperador, en las poco más de cinco décadas que han transcurrido desde entonces la situación ha cambiado completamente y contamos con numerosos trabajos dedicados al tema.


Particular atención ha ejercido la nueva moneda de bronce de gran módulo -conocida generalmente como AE3 o doble maiorina- introducida por Juliano en su reforma monetaria del año 362/363 d.C. Con su diámetro de unos 28 milímetros, esta moneda otorgaba una superficie especialmente atractiva para representar motivos elaborados. En el anverso, puede verse el busto de Juliano con una corona de perlas y una larga barba rodeado de la leyenda DN FL CL IVLIANVS PF AVG. En el reverso, se encuentra representado un toro hacia la derecha y mirando al frente, con dos estrellas encima y la leyenda SECVRITAS REI PVB.


El debate académico se ha concentrado en la interpretación del significado de este original tipo de reverso. La relación evidente de esta representación con la política de restauración de los cultos paganos llevada a cabo por Juliano es evidente y reconocida por todos los autores. Más allá de ese consenso general, se han presentado, sin embargo, las más diversas teorías sobre el la identificación específica y el significado concreto de este motivo. En mi trabajo parto de una revisión de las distintas teorías para proponer, finalmente, una (moderadamente) original. Sobre esto espero poder comentaros más en el futuro.

miércoles, 31 de julio de 2013

Los retratos monetarios y la barba de Juliano el Apóstata

Juliano II. AV solidus (4,44 g). Antioquía. Anverso: DN IVLANV-S NOB CAES, busto drapeado con coraza hacia a la derecha con la cabeza descubierta. Sin barba. Reverso: GLORIA REI PVBLICAE, Roma y Constantinopla entronizadas, sosteniendo entre ellas escudo adornado con estrellas. Constantinopla tiene su pie sobre los restos de un barco hundido. SMANZ en exergo. RIC 167.

Pocas figuras del mundo antiguo nos siguen fascinando de la manera que lo hace el emperador Juliano. En el centro de la perenne atracción que ejerce su persona se encuentran, sin duda, su renuncia a la fe cristiana y su intento de restaurar la antigua religión politeísta del Imperio romano. Su fracaso en este objetivo haría de él, en el juicio de la posteridad, una figura entre trágica y romántica, capaz de suscitar las pasiones más encontradas: diabólico apóstata para unos, heroico defensor del helenismo para otros. La producción monetaria de Juliano es particularmente interesante porque refleja las diferentes etapas de la historia de su reinado. Ello es claramente visible en la transformación de sus retratos.

Juliano II. AV solidus. 4.46 gr. Constantinopla. Anverso: FL CL IVLIA_NVS PP AVG busto drapeado hacia la derecha con diadema de perlas y coraza. Barba incipiente. Reverso: VIRTVS EXERC-ITUS ROMANORVM Soldado con casco que sostiene un trofeo en la mano izquierda y coloca la mano derecha sobre la cabeza de un cautivo arrodillado. En exergo: CONS. RIC VIII 156.


El increíble camino de Juliano al trono imperial


Juliano era hijo de Constancio Galo, un medio hermano del emperador Constantino. Tras la muerte de éste, toda su familia fue asesinada por los soldados que querían eliminar a posibles competidores de los hijos del emperador. Juliano y un medio hermano salvaron su vida milagrosamente porque su tierna edad inspiró compasión en los asesinos. Tras una vida marcada por la inseguridad, Juliano fue designado César por su primo –quien era probablemente uno de los responsables de la eliminación de su familia-, Constancio II.

Juliano ascendió al trono como César de su primo Constancio II en el año 355 d.C. Hasta ese momento su principal interés había sido el estudio de la literatura y la filosofía, que debió dejar de lado para asumir su nueva posición. También tuvo que desprenderse de su larga barba, que en el mundo romano era un símbolo de la dedicación a los estudios filosóficos porque desde el reinado de su tío Constantino se había consolidado la imagen del soberano cristiano perfectamente afeitado.

 Juliano II. AV solidus. 4.41 gr. Constantinopla. Anverso: FL CL IVLIA_NVS PP AVG busto drapeado hacia la derecha con diadema de perlas y coraza. Con barba. Reverso: VIRTVS EXERCI-TUS ROMANORVM Soldado con casco que sostiene un trofeo en la mano izquierda y coloca la mano derecha sobre la cabeza de un cautivo arrodillado. En exergo: CONSP entre palmas. RIC VIII 157.

Constancio le asignó como tarea la defensa de la Galia, y el joven César la cumplió con gran éxito, obteniendo resonantes victorias sobre los diferentes pueblos germánicos que la amenazaban desde el norte. Fueron sus propios soldados los que le confirieron entonces el ascenso al rango de Augusto, haciendo inevitable la guerra civil. Ésta no llegó a materializarse porque Constancio falleció de causas naturales mientras dirigía sus ejércitos en contra de su primo, quedando Juliano como único soberano del imperio.

La barba de Juliano y su significado


No sabemos exactamente cuándo pero, en algún momento de la campaña que Juliano emprendió hacia Oriente para enfrentar a su primo, Juliano comenzaría a dejar nuevamente crecer su barba. Era un claro símbolo de su ruptura definitiva con su primo y con el cristianismo. Su barba era un elemento central de su identidad y, como tal, fue reflejada con precisión en los retratos numismáticos producidos a lo largo de su reinado. En sus monedas vemos a Juliano primero como un joven lampiño y luego podemos ver como su barba crece hasta transformarse en una tupida masa que se extiende hasta su cuello.


Juliano II. AV solidus. 4.48 gr. Constantinopla. Anverso: FL CL IVLIA_NVS P F AVG busto drapeado hacia la derecha con diadema de perlas y coraza. Con barba tupida. Reverso: VIRTVS EXERCI-TUS ROMANORVM Soldado con casco que sostiene un trofeo en la mano izquierda y coloca la mano derecha sobre la cabeza de un cautivo arrodillado. En exergo: CONSP. RIC VIII 158.

Muchos contemporáneos reaccionaron con rechazo frente al “nuevo” aspecto del emperador. Mientras Juliano residía en Antioquía entre los años 362 y 363 para preparar la fatídica campaña en Persia en la que perdería la vida, la mayoritariamente cristiana población de la ciudad hizo de la barba de Juliano objeto privilegiado de sus burlas y desprecio. Los antioquenos se burlaban especialmente del retrato en sus monedas, al que comparaban con un chivo (!). Juliano respondió escribiendo un pequeño tratado satírico, el misopogon, es decir el “odiabarbas”, en el quedescargaría toda su ironía sobre los antioquenos.

martes, 5 de marzo de 2013

Una nueva interpretación de la doble maiorina de Juliano el Apóstata de Francisco López Sánchez


Hace unos días, ha llegado a mis manos el libro Emperor and Author: The Writings of Julian 'the Apostate' (Emperador y autor. Las obras de Juliano el Apóstata), que reúne las contribuciones a un encuentro de investigadores llevado a cabo en julio de 2009 en la universidad de Cardiff en Inglaterra. El libro incluye un interesante estudio del profesor español Francisco López Sánchez sobre las acuñaciones de Juliano, que presenta algunas tesis muy originales que me gustaría discutir aquí.

La doble maiorina de Juliano

Recordemos, primero, que en el verano del año 362 d.C., el emperador Juliano se encontraba en Antioquía en medio de los preparativos para su campaña militar contra el imperio persa sasánida. Fueron meses de frenética actividad, en los que se introdujeron una serie de reformas en el Estado para intentar volverlo más eficaz, especialmente en el frente fiscal. Uno de los cambios más importantes introducidos en este contexto fue la modificación de las denominaciones de vellón bajo. Juliano introdujo dos nuevas monedas, una de unos 8,25 gramos de peso denominada hoy doble maiorina o AE1, y una más pequeña de unos 3 gramos conocida como AE3. Los motivos de la primera atrajeron rápidamente la atención de los contemporáneos, como sabemos por el mismo Juliano, quien en si Misopogon nos indica como esa moneda fue rechazada y tomada como motivo de bura por la población preponderantemente cristiana de Antioquía.

En el anverso puede verse el busto de Juliano con una corona de perlas y una larga barba (que caracterizaba su retrato desde su transformación en gobernante único del imperio y su rechazo del cristianismo) rodeado de la leyenda DN FL CL IVLIANVS PF AVG. En el reverso puede verse un toro hacia la derecha y mirando al frente, con dos estrellas encima y la leyenda SECVRITAS REI PVB.

La interpretación de la imagen del toro en el anverso ha sido muy debatida por los especialistas. En las primeras décadas del siglo XX autores como H. Mattingly y G. Elms propusieron la identificación con el toro Apis. Para F. D. Gilliard, por el contrario, el toro podría ser una alusión al signo astrológico de Juliano, tauro. Kent, por su parte, vio en este animal una representación del propio Emperador como guardián de su pueblo, mientras que para J. Arce, sería una referencia al sacrificio ritual de toros (el taurobolios) celebrado por iniciativa el propio Juliano en Antioquía.

La interpretación de Francisco López Sánchez

En el trabajo mencionado, López Sánchez propone una interpretación algo más compleja, a la que no puedo hacer justicia en este breve comentario, pero me gustaría señalar sus ideas centrales. López Sánchez reconoce en el toro antes que nada una alusión a los sacrificios, pero lo relaciona específicamente con el ritual de la circumdatio, por el cual se trazaba el “pomerium” o límite sagrado de una ciudad mediante un arado tirado por una yunta de bueyes. El pomerium separaba el ámbito civil del militar y fijaba el límite que garantizaba la seguridad del estado, lo que para López Sánchez se refleja en la leyenda securitas rei publicae que acompaña estos motivos. Las dos estrellas que aparecen sobre el toro son interpretadas por este autor como referencias a ambos animales y deduce de representaciones semejantes en acuñaciones constantinianas que su significado se relaciona con las ideas de aeternitas y translatio imperii tras la fundación de Constantinopla. Además de estos significados generales, el motivo del toro habría sido incluido a finales del año 362 también con el objetivo expreso de dotar a las unidades militares de los petulantes y celtas (con las que Juliano tenía una relación muy estrecha desde su proclamación como Augusto por el ejército en París) con un símbolo militar propio de carácter pagano que remplazara al símbolo cristiano crismón que había caracterizado a diversas unidades desde el reinado de Constantino.

La teoría de López Sánchez es interesante y bien argumentada, sin embargo, es excesivamente compleja como para ser convincente. ¿Es posible pensar que el ciudadano romano entendiera un mensaje tan sofisticado y una alusión tan indirecta al contemplar esta moneda? El toro era, sin duda, una referencia a los cultos tradicionales que Juliano pretendía restablecer en el mundo romano y un símbolo polisémico que podía interpretarse de diversas maneras, como una alusión a Mitra y al toro Apis entre otras posibilidades. Es probable que ese carácter ambiguo haya sido uno de los factores que impulsaron a Juliano a elegirlo.

¿Qué opináis vosotros?

martes, 4 de diciembre de 2012

¿Eran las monedas romanas un medio de comunicación?



Las monedas romanas de la república tardía y el Alto Imperio se caracterizan por la gran variedad de motivos representados. Esta tradición típicamente romana se mantendrá hasta fines del siglo III d.C. y llegará a su máxima expresión durante el Alto Imperio. Las monedas de cada emperador ofrecerán gran cantidad de motivos diferentes que pueden considerarse como una parte fundamental del programa artístico e ideológico de su reinado. Los motivos se caracterizarán, además, por la conexión con acontecimientos e ideas contemporáneas. Pero ¿prestaba atención el público general a esos cambios de motivos? Además, ¿podía comprenderlos? El tema ha sido fuertemente debatido.

Las monedas como medios de comunicación

La tradición romana de motivos siempre cambiantes para sus monedas hizo que los historiadores, por lo menos desde el siglo XIX, les concedieran especial atención como fuentes, interpretando esa variedad como producto de una estrecha relación entre los motivos representados en las monedas y los sucesos contemporáneos. Asumían que la constante introducción de nuevos tipos respondía a los intereses de los grupos que controlaban la producción de monedas y que los mismos eran seguidos con interés por parte del público. Según esta concepción, las monedas eran, en el mundo romano, excelentes medios de comunicación, especialmente porque las representaciones iconográficas podían ser descifradas sin problemas por una población con tasas de alfabetización muy bajas.



Las críticas de A. H. M. Jones y la respuesta de C. H. V. Sutherland


Esta visión fue fuertemente cuestionada por el gran historiador inglés A.H.M. Jones en su polémico ensayo, "Numismática e Historia", del año 1956, en el que sostenía que los numismáticos otorgaban con frecuencia demasiada importancia a las imágenes en las monedas antiguas. En su opinión, las mismas habrían desempeñado un papel muy secundario como medio de propaganda y de transmisión de mensajes políticos al público general. Para Jones las monedas no podían, en consecuencia, aportar información comparable a la de las fuentes literarias. 

Sus argumentos fueron rechazados por C.H.V. Sutherland, quien recurrió al análisis de miles de tipos para demostrar convincentemente la estrecha relación existente entre los motivos representados en las monedas imperiales y su contexto histórico. En la investigación posterior, ha predominado ampliamente la perspectiva de Sutherland, y numerosos estudios recientes han resaltado el potencial comunicativo de las monedas romanas. Como ejemplo basta solamente mencionar el trabajo Erika Manders, Coining Images of Power o el estudio de Carlos Noreña, “Coins and Communication”.

La evidencia de las fuentes antiguas


Más allá del análisis de las monedas mismas, algunos textos prueban que los motivos monetarios eran interpretados como mensajes por el público romano. Dión Casio, por ejemplo, menciona en un célebre pasaje de sus historias (47.25.3) los denarios que Bruto hizo acuñar para conmemorar el asesinato de César (imagen que encabeza esta entrada) e interpreta sus motivos como un mensaje sobre su objetivo de restaurar la libertad para el pueblo romano. Encontramos otro ejemplo en la Historia Eclesiástica de Sócrates Escolástico (3,17) donde se afirma que los cristianos interpretaron el toro representado en las monedas de Juliano el Apóstata como una alusión al paganismo (imagen más arriba).

Personalmente, creo que hoy en día el papel de las monedas como medio de comunicación efectivo en el mundo antiguo está fuera de discusión.

martes, 24 de abril de 2012

El Exagium Solidi – Un objeto monetario de gran interés histórico




Exagium solidi (rectangular) 379-423, Æ 4,34 g. Anverso: busto frontal de Teodosio I, flanqueado por los de Honorio, y Arcadio. Los tres drapeados, con diadema y coraza. Reverso: AV / GGG dentro de corona.

Hoy quiero presentarles una pieza especialmente interesante, el exagium solidi. Se trata de un peso oficial certificado por el Estado romano para controlar la calidad de los sólidos, la moneda de oro que es la base del sistema monetario romano durante el Bajo Imperio. No se trata de una moneda propiamente dicha, pero los Solidi exagia (singular exagium) son algunos de los objetos monetarios más raros e interesantes del período tardorromano.

Estos pesos comenzaron a usarse en el año 363, durante el reinado de Juliano el Apóstata, quien por ley (véase Codex Theodosianus 12.7.2) creo un funcionario público destinado a pesar y garantizar la calidad de las monedas en las ciudades, el Zygostates (ζυγοστάτης, literalmente, uno que pesa con balanza). El objetivo de Juliano era restablecer la confianza en el sólido, que por su gran valor era falsificado y adulterado con frecuencia. El cargo seguiría existiendo durante todo el período bizantino.

Para que este funcionario pudiera cumplir con su tarea de manera eficiente y verificable, se produjeron en algunas cecas públicas pesos de bronze certificados, que tenían el mismo peso de un sólido sin adulterar. La mayoría de los exagia en Oriente eran redondos, y al parecer fueron acuñados en Constantinopla. En Occidente, por el contrario, los exagia tienden a ser cuadrados o rectangulares, y no se sabe dónde fueron producidos, aunque probablemente muchos salieron de la ceca de Roma.

Exagium solidi (circular) 379-423 Æ 4,06 g. Anverso: DD NN AVGG (Dominorum Nostrorum Augustorum), bustos drapeados y con diadema de Teodosio I y Arcadio. Reverso: EXAGIVM solidi, Moneta de pie hacia la izquierda sostiene balanza y cornucopia.

Los exagia son piezas de gran interés histórico y muy coleccionables. Como se los producía sólo para ser usados por estos funcionarios, nunca se los acuñó en gran número, por lo que hoy son muy raros y pueden, en consecuencia, alcanzar valores muy elevados. El ejemplar cuya imagen encabeza esta entrada, por ejemplo, fue subastado en 2008 por 17730 USD y el ilustrado sobre este párrafo lo fue en 2005 por 962 USD.

sábado, 2 de abril de 2011

La barba del emperador Juliano o sobre la importancia de los pequeños detalles en las monedas antiguas

AR Siliqua – Juliano II (2,10g), Antioquia 355-361 d.C. - Anverso con retrato de Juliano sin barba

Hasta los detalles más pequeños de una moneda pueden tener un enorme significado histórico. Si un emperador romano aparece representado con barba, en muchos casos no es sólo una cuestión de moda, detrás puede haber un significado profundo. En esta entrada quiero ilustrar este punto con las monedas del célebre emperador Juliano “el apóstata”, que primero lo muestran sin barba mientras fue César de Constancio II y luego con barba desde que fue el único ocupante del trono. ¿Qué se esconde tras ese cambio?

El tortuoso camino de Juliano al trono


El emperador Juliano “el apóstata” es una de las figuras que mejor podemos conocer de la Antigüedad tardía. Su corta vida y su breve reinado despertaron pasiones fuertemente encontradas y ello garantizó que dispongamos de numerosos testimonios sobre su persona. Juliano fue, además, un prolífico escritor y muchas de sus cartas, tratados y discursos se conservan, permitiéndonos comprender las ideas y objetivos que lo guiaban.

Juliano era hijo de Constancio Galo, un medio hermano del emperador Constantino. Tras la muerte de éste, toda su familia fue asesinada por los soldados que querían eliminar a posibles competidores de los hijos del emperador. Juliano y un medio hermano salvaron su vida milagrosamente porque su tierna edad inspiró compasión en los asesinos. Tras una vida marcada por la inseguridad, Juliano fue designado César por su primo –quien era probablemente uno de los responsables de la eliminación de su familia-, Constancio II. Constancio le asignó como tarea la defensa de la Galia, y el joven César la cumplió con gran éxito, obteniendo resonantes victorias sobre los diferentes pueblos germánicos que la amenazaban desde el norte. Fueron sus propios soldados los que le confirieron entonces el ascenso al rango de Augusto, haciendo inevitable la guerra civil. Ésta no llegó a materializarse porque Constancio falleció de causas naturales mientras dirigía sus ejércitos en contra de su primo, quedando Juliano como único soberano del imperio.

AV Sólido Juliano II (4,47g), Antioquía, 361-363 d.C. Anverso con retrato de Juliano con barba

La importancia política de una barba


Una vez dueño del trono, Juliano hizo pública su apostasía, es decir, su rechazo de la fe cristiana que hasta entonces había pretendido seguir, e inicio un programa político general para revertir el creciente peso del cristianismo dentro del imperio y restablecer el culto y los rituales a los dioses tradicionales. Este cambio se reflejó físicamente en su persona: Juliano se dejó la barba, que en la Antigüedad era asociada con los filósofos y el paganismo. Un emperador con barba rompía con una tradición de ya varias décadas que había sido iniciada por el primer emperador cristiano, Constantino. La barba de Juliano tenía así un importante significado, era un símbolo visible para todo el mundo de su ruptura con el cristianismo y de su defensa del paganismo.

Ese cambio físico se reflejó, por supuesto, en las acuñaciones de Juliano. Si las monedas anteriores a su proclamación como Augusto nos lo muestran como un joven lampiño (tal como podemos ver en la siliqua que encabeza esta entrada), las posteriores lo representan con una tupida barba que cubre gran parte de su rostro. He incluido aquí las imágenes de algunas cuantas piezas representativas.

AE 2/3 Juliano I I(3,56g), Heraclea 361-363 d.C. Anverso con retrato de Juliano con barba

Sabemos que muchos contemporáneos reaccionaron con rechazo frente al “nuevo” aspecto del emperador. Mientras Juliano residía en Antioquía entre los años 362 y 363 para preparar la fatídica campaña en Persia en la que perdería la vida, la mayoritariamente cristiana población de la ciudad hizo de la barba de Juliano objeto privilegiado de sus burlas y desprecio. Los antioquenos se burlaban especialmente del retrato en sus monedas, al que comparaban con un chivo (!). Juliano respondió escribiendo un pequeño tratado satírico, el misopogon, es decir el “odiabarbas”, en el que, si bien recurre a la autocrítica de una forma descarnada, también descarga toda su ironía sobre los antioquenos.

Como vemos, una barba puede ser mucho más que moda. Esta historia nos enseña lo importantes que pueden ser los más pequeños detalles de una moneda.

martes, 25 de enero de 2011

La doble maiorina de Juliano a Joviano


Trataba aquí recientemente sobre la famosa doble maiorina de Juliano el Apostata acuñada como resultado de la reforma monetaria introducida entre fines del 362 y principios del 363, y sobre las dificultades para interpretar el significado del toro representado en su reverso. Los estudiosos han ofrecido muchas interpretaciones, ninguna absolutamente convincente. Creo que, como ya he señalado, la que cuenta con más posibilidades de ser cierta es la que ve en el reverso una alusión al toro Apis. Es evidente que esta moneda aludía, en muchos sentidos, a la nueva política religiosa iniciada por Juliano, es decir, a su intento de restablecer al paganismo como religión imperial y debilitar a la cada vez más poderosa iglesia católica. Esa parece por lo menos haber sido la interpretación que le dieron sus contemporáneos.

La muerte de Juliano


Uno de los objetivos de la serie de reformas introducidas por Juliano era obtener los recursos necesarios para financiar una gran campaña militar contra el imperio persa sasánida, el gran enemigo de Roma en el oriente desde el siglo III. Juliano buscaba romper con los recurrentes fracasos en esta frontera de su predecesor Constancio II y decidió para ello emprender una invasión en gran escala del territorio enemigo apuntando directamente a la capital Cetesifonte. A pesar de la cuidadosa preparación y de los éxitos iniciales, la campaña acabaría en un completo desastre y Juliano perdería la vida en una escaramuza a medida que el ejército se retiraba. Perdido en territorio enemigo y sin su líder, el ejército eligió a un joven oficial, Joviano, como nuevo ocupante del trono. Éste negoció una rápida paz con los persas a cambio de la entrega de enormes territorios romanos.

Joviano y la reacción cristiana en la moneda


El nuevo emperador era un cristiano, y una de sus primeras medidas fue el restablecimiento de los privilegios y propiedades de la iglesia católica que habían sido eliminados por Juliano. Joviano siguió acuñando las dobles maiorinas introducidas por su predecesor, pero el cambio en los motivos fue, creo, profundamente significativo. En el anverso, encontramos un retrato sin barba que vuelve a la tradición de Constantino y sus hijos. En el reverso, el toro ha sido remplazado por la imagen del emperador de pie sosteniendo en una mano el labarum, el estandarte militar cristiano coronado por el símbolo chi-ro y en la otra una victoria. Es evidente, entonces, que el toro de Juliano tenía una asociación pagana que debía ser remplazada ahora por un motivo netamente cristiano.

martes, 18 de enero de 2011

La doble maiorina de Juliano el Apóstata y el toro Apis

Las reformas del 362 d.C.

En el verano del año 362 d.C., el emperador Juliano se encontraba en Antioquía en medio de los preparativos para su campaña militar contra el imperio persa sasánida. Fueron meses de frenética actividad, en los que se introdujeron una serie de reformas en el Estado para intentar volverlo más eficaz, especialmente en el frente fiscal. Ello era un requisito imprescindible de toda campaña militar exitosa. Uno de los cambios más importantes introducidos en este conexto fue la modificación de las denominaciones de vellón bajo, destinada a combatir el fuerte deterioro en el valor de esas piezas y a restaurar la confianza del público en las mismas. Juliano introdujo dos nuevas monedas, una de unos 8,25 gramos de peso denominada hoy doble maiorina o AE1, y una más pequeña de unos 3 gramos conocida como AE3. Los motivos de la primera atrajeron rápidamente la atención de los contemporáneos, como sabemos por el mismo Juliano, quien en si Misopogon nos indica como esa moneda fue rechazada y tomada como motivo de bura por la población preponderantemente cristiana de Antioquía.

Una moneda muy original

El diámetro de unos 28 milímetros de esta moneda otorgaba una superficie especialmente atractiva para representar motivos elaborados. En el anverso puede verse el busto de Juliano con una corona de perlas y una larga barba (que caracterizaba su retrato desde su transformación en gobernante único del imperio y su rechazo del cristianismo) rodeado de la leyenda DN FL CL IVLIANVS PF AVG. En el reverso puede verse un toro hacia la derecha y mirando al frente, con dos estrellas encima y la leyenda SECVRITAS REI PVB.

Esta moneda ha atraído también la atención de los estudiosos, pues señala una clara intención de ruptura con la tradición al introducir un motivo de reverso completamente original contrastando con la tendencia vigente desde el reinado de Constantino a la repetición de una serie de temas establecidos. En efecto, desde la conversión de ese emperador al cristianismo los motivos paganos habían paulatinamente desaparecido de las monedas, siendo remplazados por conceptos generales referidos al soberano y el estado, especialmente a su capacidad para garantizar la defensa frente a los enemigos y la estabilidad interior.

La interpretación de la imagen del toro en el anverso ha sido muy debatida por los especialistas. En las primeras décadas del siglo XX autores como H. Mattingly y G. Elms propusieron la (todavía clásica) identificación con el toro Apis. Para F. D. Gilliard, por el contrario, el toro podría ser una alusión al signo astrológico de Juliano, tauro. Kent, por su parte, vio en este animal una representación del propio Emperador como guardián de su pueblo, mientras que para J. Arce, sería una referencia al sacrificio ritual de toros (el taurobolios) celebrado por iniciativa el propio Juliano en Antioquía.
Una defensa de la interpretación tradicional

La doble maiorina de Juliano nos muestra un claro ejemplo de las dificultades de interpretación que ofrecen las monedas antiguas. A pesar de que el reinado de Juliano es uno de aquellos sobre los que más testimonios contemporáneos sobreviven, no podemos definir con precisión el sentido de una representación numismática a la cual el emperador otorgaba, sin duda, un importante valor propagandístico. En mi opinión, sin embargo, la tesis tradicional es la más convincente. Poseemos el testimonio de Amiano Marcelino (22.14.6) sobre el descubrimiento de un nuevo toro Apis en el año 362, un acontecimiento que fue recibido con gran entusiasmo por Juliano y considerado, probablemente, como un presagio sumamente favorable para la próxima campaña contra los persas. Por otra parte, como señala Klaus Rosen en su biografía de Juliano, desde tiempos del emperador Calígula, era frecuente que la aparición de un nuevo toro de Apis fuera anunciada en las acuñaciones imperiales. Un ejemplo claro es la moneda del emperador Adriano que encabeza este párrafo. (Dracma de bronce, Egipto, 134-135 d.C.) Juliano no hacía, por lo tanto, más que volver a una antigua tradición. Ese era el objetivo general de su reinado, volver a las antiguas tradiciones y borrar completamente el capítulo cristiano del imperio que había comenzado con su tío Constantino.