domingo, 28 de agosto de 2016
La maiorina (AE 1) de Magnencio con el crismón
viernes, 19 de agosto de 2011
Un exquisito contorniato
miércoles, 9 de marzo de 2011
Una imitación bárbara de un medallón romano
Un misterioso hallazgo
La composición del tesoro no puede hoy determinarse con precisión porque los descubridores lo dispersaron y comercializaron rápidamente, llegando, incluso, a fundir algunas de las piezas más grandes en su apuro por transformar su hallazgo en dinero.
Algunos medallones y monedas fueron adquiridos por museos de Europa occidental, quedando en manos del Gabinete Numismático de Berlín una de las piezas más significativas, un masivo medallón de oro (84 mm de diámetro) equivalente a 48 sólidos (242,49 gr.), es decir, el más grande conocido del mundo antiguo. Hoy se encuentra en exposición permanente en el museo Bode de Berlín, donde tuve ocasión de observarlo recientemente.
El medallón
¿Por qué producían los bárbaros copias de medallones romanos?
martes, 25 de enero de 2011
La doble maiorina de Juliano a Joviano
Trataba aquí recientemente sobre la famosa doble maiorina de Juliano el Apostata acuñada como resultado de la reforma monetaria introducida entre fines del 362 y principios del 363, y sobre las dificultades para interpretar el significado del toro representado en su reverso. Los estudiosos han ofrecido muchas interpretaciones, ninguna absolutamente convincente. Creo que, como ya he señalado, la que cuenta con más posibilidades de ser cierta es la que ve en el reverso una alusión al toro Apis. Es evidente que esta moneda aludía, en muchos sentidos, a la nueva política religiosa iniciada por Juliano, es decir, a su intento de restablecer al paganismo como religión imperial y debilitar a la cada vez más poderosa iglesia católica. Esa parece por lo menos haber sido la interpretación que le dieron sus contemporáneos.
La muerte de Juliano
Joviano y la reacción cristiana en la moneda
martes, 18 de enero de 2011
La doble maiorina de Juliano el Apóstata y el toro Apis
El diámetro de unos 28 milímetros de esta moneda otorgaba una superficie especialmente atractiva para representar motivos elaborados. En el anverso puede verse el busto de Juliano con una corona de perlas y una larga barba (que caracterizaba su retrato desde su transformación en gobernante único del imperio y su rechazo del cristianismo) rodeado de la leyenda DN FL CL IVLIANVS PF AVG. En el reverso puede verse un toro hacia la derecha y mirando al frente, con dos estrellas encima y la leyenda SECVRITAS REI PVB.
Esta moneda ha atraído también la atención de los estudiosos, pues señala una clara intención de ruptura con la tradición al introducir un motivo de reverso completamente original contrastando con la tendencia vigente desde el reinado de Constantino a la repetición de una serie de temas establecidos. En efecto, desde la conversión de ese emperador al cristianismo los motivos paganos habían paulatinamente desaparecido de las monedas, siendo remplazados por conceptos generales referidos al soberano y el estado, especialmente a su capacidad para garantizar la defensa frente a los enemigos y la estabilidad interior.
La interpretación de la imagen del toro en el anverso ha sido muy debatida por los especialistas. En las primeras décadas del siglo XX autores como H. Mattingly y G. Elms propusieron la (todavía clásica) identificación con el toro Apis. Para F. D. Gilliard, por el contrario, el toro podría ser una alusión al signo astrológico de Juliano, tauro. Kent, por su parte, vio en este animal una representación del propio Emperador como guardián de su pueblo, mientras que para J. Arce, sería una referencia al sacrificio ritual de toros (el taurobolios) celebrado por iniciativa el propio Juliano en Antioquía.
La doble maiorina de Juliano nos muestra un claro ejemplo de las dificultades de interpretación que ofrecen las monedas antiguas. A pesar de que el reinado de Juliano es uno de aquellos sobre los que más testimonios contemporáneos sobreviven, no podemos definir con precisión el sentido de una representación numismática a la cual el emperador otorgaba, sin duda, un importante valor propagandístico. En mi opinión, sin embargo, la tesis tradicional es la más convincente. Poseemos el testimonio de Amiano Marcelino (22.14.6) sobre el descubrimiento de un nuevo toro Apis en el año 362, un acontecimiento que fue recibido con gran entusiasmo por Juliano y considerado, probablemente, como un presagio sumamente favorable para la próxima campaña contra los persas. Por otra parte, como señala Klaus Rosen en su biografía de Juliano, desde tiempos del emperador Calígula, era frecuente que la aparición de un nuevo toro de Apis fuera anunciada en las acuñaciones imperiales. Un ejemplo claro es la moneda del emperador Adriano que encabeza este párrafo. (Dracma de bronce, Egipto, 134-135 d.C.) Juliano no hacía, por lo tanto, más que volver a una antigua tradición. Ese era el objetivo general de su reinado, volver a las antiguas tradiciones y borrar completamente el capítulo cristiano del imperio que había comenzado con su tío Constantino.
miércoles, 20 de octubre de 2010
El tesoro de Somerset fue valuado en más de medio millón de dólares
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Un áureo de Adriano publicitando carreras en el circo
sábado, 17 de octubre de 2009
Una imitación “bárbara” – una copia de un As de Juliano el Apóstata

El emperador Juliano II es más conocido hoy con el nombre de Juliano el Apóstata, que hace referencia a su intento de restaurar el paganismo grecorromano como religión oficial. El cristianismo había sido reconocido por Constantino el grande, tío de Juliano, como fe imperial y se había expandido en forma considerable. El intento fracasaría, y Juliano sería el último emperador en rendir homenaje a los dioses tradicionales.
Poco después de su ascensión al trono, Juliano comenzó a promover públicamente los cultos antiguos, y a participar personalmente en sus rituales y sacrificios. Esta política religiosa se reflejaba, por supuesto, en sus acuñaciones. Uno de los ejemplos más conocidos es el As cuya imagen encabeza esta entrada. En el anverso, el emperador aparece representado -como en todas sus monedas- con una tupida barba, siguiendo la tradición de la filosofía neoplatónica. El toro en el reverso está relacionado, entre otros significados, con los sacrificios, tan importantes en el ritual pagano.
Los asses de Juliano alcanzaron una amplia difusión y fueron profusamente imitados por los pueblos germánicos más allá de las fronteras del imperio. Incluyo en esta entrada las imágenes de una copia especialmente interesante. La factura es rústica, pero no está exenta de habilidad artística, el busto del emperador parece, de hecho, casi un retrato impresionista. El artista bárbaro no podía, sin embargo, comprender el latín, por lo que la leyenda del original se transforma, bajo sus manos, en una ininteligible serie de trazos.