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lunes, 12 de marzo de 2018

Las nuevas monedas de plata de Constantino: siliqua y miliarense

Constantino I, AR Miliarense, 24 mm, 4,19 gr. 330-335, Constantinopla. Anverso: CONSTANTINVS MAX AVG, busto con diadema y coraza a la derecha. Reverso: CONSTANTINVS AVG, cuatro estandartes. CONS.

El triunfo sobre Licinio en el 324 d.C.


Tras derrotar a Licinio en las batallas de Adrianópolis y Crisópolis, Constantino se transformó en el dueño único de todo el mundo romano, una situación que no se producía en el imperio desde que Diocleciano derrotara a Carino en el 285, es decir, 40 años antes.

El triunfo sobre Licinio le significó, sin duda, a Constantino el acceso a los vastos recursos económicos del Oriente romano, pero también el hacerse cargo de una extensa región con sus propios problemas y desafíos, cuyo aparato administrativo y militar debía en muchos aspectos ser reorganizado e integrado a los nuevos principios aplicados por el emperador en Occidente.

Constantino I. 307-337 AD. Siliqua, 3,23 gr. Tesalónica. Anverso: Sin leyenda. Busto mirando hacia arriba con diadema a la derecha. Reverso: CONSTAN - TINVS AVG Victoria concorona y palma; en exergo TSE. 

El plan de Constantino para reorganizar el Oriente culminaba en su propósito de fundar una nueva capital, una nueva Roma -o, por lo menos, una ciudad pensada en una escala semejante-, en el sitio de la antigua ciudad griega de Bizancio. La considerable mejora de la situación financiera de la administración constantiniana es claramente visible en los esfuerzos emprendidos en ese momento por restablecer la producción regular de denominaciones monetarias en plata para llenar el vacío entre las piezas de vellón bajo y las de oro generado desde la discontinuación del argenteus de la tetrarquía.


Nuevas monedas de plata


Constantino reintrodujo una moneda de plata del mismo estándar que esta última, es decir, con un peso teórico de 1/96 de la libra romana (3,4 gr.). A pesar de ello, por convención, esta pieza es designada en la numismática como siliqua. El término proviene de siliqua graeca, la semilla del algarrobo, que se utilizaba como patrón para una medida de peso romana equivalente a 0,19 gramos. Este término se utiliza para la moneda que nos ocupa porque se estima que su valor metálico habría equivalido al de una siliqua de oro, o lo que es lo mismo a la 1/24 parte de un sólido constantiniano. No existe, sin embargo, ninguna evidencia firme de que este término haya sido usado en la Antigüedad para designar a esta pieza. Por otra parte, dada la relación habitual de valor entre el oro y la plata de 1/14, el valor de la nueva moneda de plata en oro habría probablemente sido mayor.


Constantino I. AD 307/310-337. Medallón de 6 siliquae (plata, 19,08 gr.), Constantinopla. Anverso: Busto de Constantino a la derecha con diadema Reverso: DN CONSTANTINVS / MAX TRIVMF AVG / M CONSZ Constantinopla sentada en el trono sosteniendo cornucopia y flor, y con el pie derecho en la proa de una galera.

A pesar de que el argenteus de la tetrarquía y la siliqua constantiniana comparten -como se mencionó- un mismo estándar, el uso de dos designaciones diferentes para las mismas se justifica en que estas piezas tienen un aspecto marcadamente diferente. En efecto, la siliqua es generalmente acuñada en cospeles mucho más delgados y anchos que los de su predecesora.

También se introdujo una segunda moneda de plata de mayor peso, acuñada en un estándar de 1/72 de la libra romana (4,55 gr.), que hoy se designa como miliarense (o miliarensis). El nombre está atestiguado a fines del siglo IV y haría referencia a que esta pieza tendría un valor equivalente 1/1000 de la libra de oro, es decir unos 0,324 gr., o 1/14 de un sólido constantiniano. También se acuñó, en menor cantidad, una moneda de plata de un estándar un poco mayor, 1/60 de la libra romana (5,4 gr.), que se conoce numismáticamente como miliarense pesada. También se produjeron, en ocasiones específicas, diversos múltiplos de la miliarense, sobre todo una triple miliarense, que habrían cumplido una función semejante a aquellos del sólido.

Las denominaciones de plata mencionadas no se acuñarían en las décadas siguientes en cantidades significativas. Antes que constituir un componente autónomo del sistema monetario, estas piezas funcionaban más bien como un complemento para las de oro. Su finalidad era probablemente contar con piezas de menor valor que pudieran complementar el espectro de las fracciones más pequeñas del sólido.


domingo, 23 de febrero de 2014

Cazador de tesoros descubre importante “tesoro bárbaro” en Alemania


Un cazador de tesoros encontró en una zona boscosa del sur de Renania en Alemania un tesoro enterrado, cuyo valor se estima en más de 1 millón de euros. El hallazgo fue realizado de forma ilegal con un detector de metales.

Los objetos proceden probablemente del siglo V d.C. El cazador de tesoros mantuvo inicialmente su descubrimiento en secreto y se cree que llegó incluso a vender parte de lo encontrado en el mercado negro. El buscador ya era investigado por las autoridades alemanas por la práctica ilegal de la arqueología y su intervención permitió que los objetos hallados fueran recuperados.


El tesoro incluye una serie de broches de oro macizo en forma de hoja que se cree que formaron parte de la decoración de la vestimenta de un funcionario romano de alto rango. También incluye un cuenco de plata sólido y otros objetos y joyas de alto valor. Particularmente interesante es un par de estatuillas de plata que habrían formado parte de la silla portátil de un comandante militar romano. La misma habría sido destruida por el autor del hallazgo al realizar la excavación.

Los expertos consideran que el hallazgo representaría la más grande y magnífica colección de piezas de finales de la antigüedad que se ha encontrado en Alemania.


Lamentablemente, como sucede en estos casos, la actividad ilegal del cazador de tesoros destruyó el contexto arqueológico original, lo que privará a los investigadores de valiosa información adicional sobre el tesoro. En Alemania son miles los cazadores de tesoros aficionados armados con detectores de metales. Su actividad supone un grave peligro para los artefactos históricos, pues destruyen relevante información y muchas veces venden objetos históricos en el mercado negro.

No se ha reportado la presencia de monedas. Su ausencia es significativa pues indica un período en el que la economía monetaria perdía importancia. Lo más probable es que el tesoro represente el botín de un jefe germánico.

Una opinión personal: la legislación inglesa parece superior en este punto a la alemana pues, en lugar de criminalizar a los aficionados al deteccionismo canaliza su actividad hacia un plano positivo.


martes, 24 de abril de 2012

El Exagium Solidi – Un objeto monetario de gran interés histórico




Exagium solidi (rectangular) 379-423, Æ 4,34 g. Anverso: busto frontal de Teodosio I, flanqueado por los de Honorio, y Arcadio. Los tres drapeados, con diadema y coraza. Reverso: AV / GGG dentro de corona.

Hoy quiero presentarles una pieza especialmente interesante, el exagium solidi. Se trata de un peso oficial certificado por el Estado romano para controlar la calidad de los sólidos, la moneda de oro que es la base del sistema monetario romano durante el Bajo Imperio. No se trata de una moneda propiamente dicha, pero los Solidi exagia (singular exagium) son algunos de los objetos monetarios más raros e interesantes del período tardorromano.

Estos pesos comenzaron a usarse en el año 363, durante el reinado de Juliano el Apóstata, quien por ley (véase Codex Theodosianus 12.7.2) creo un funcionario público destinado a pesar y garantizar la calidad de las monedas en las ciudades, el Zygostates (ζυγοστάτης, literalmente, uno que pesa con balanza). El objetivo de Juliano era restablecer la confianza en el sólido, que por su gran valor era falsificado y adulterado con frecuencia. El cargo seguiría existiendo durante todo el período bizantino.

Para que este funcionario pudiera cumplir con su tarea de manera eficiente y verificable, se produjeron en algunas cecas públicas pesos de bronze certificados, que tenían el mismo peso de un sólido sin adulterar. La mayoría de los exagia en Oriente eran redondos, y al parecer fueron acuñados en Constantinopla. En Occidente, por el contrario, los exagia tienden a ser cuadrados o rectangulares, y no se sabe dónde fueron producidos, aunque probablemente muchos salieron de la ceca de Roma.

Exagium solidi (circular) 379-423 Æ 4,06 g. Anverso: DD NN AVGG (Dominorum Nostrorum Augustorum), bustos drapeados y con diadema de Teodosio I y Arcadio. Reverso: EXAGIVM solidi, Moneta de pie hacia la izquierda sostiene balanza y cornucopia.

Los exagia son piezas de gran interés histórico y muy coleccionables. Como se los producía sólo para ser usados por estos funcionarios, nunca se los acuñó en gran número, por lo que hoy son muy raros y pueden, en consecuencia, alcanzar valores muy elevados. El ejemplar cuya imagen encabeza esta entrada, por ejemplo, fue subastado en 2008 por 17730 USD y el ilustrado sobre este párrafo lo fue en 2005 por 962 USD.

viernes, 16 de marzo de 2012

Las monedas de Aksum. Tesoros de un reino olvidado – Primera parte


Siglo IIId.C. - Moneda de Endubis - medio áureo, 2,70g.

Continuando con mi objetivo de este año para el blog de profundizar en la numismática de pueblos y períodos a los que hasta ahora no he dedicado prácticamente ninguna atención, quiero comenzar hoy a publicar una serie de entradas en las que me propongo analizar en detalle la producción numismática de una cultura casi olvidada del mundo antiguo: el reino de Aksum.

Aksum no es, por supuesto, un reino verdaderamente olvidado -existen numerosos especialistas en el mundo que se dedican al estudio de su historia y de sus monedas-, pero con esta expresión quiero señalar que es una cultura relativamente desconocida para el público en general, incluso para el que se interesa por la historia y la numismática antiguas. Si lo comparamos con la amplia popularidad que tienen la historia de griegos y romanos, o, incluso, la de persas y otras culturas orientales, Aksum es un verdadero fantasma. Por ello, en esta primera entrada de la serie, antes de comenzar con el análisis propiamente dicho de sus monedas, mi objetivo es presentar brevemente su historia, es decir, el contexto de su producción numismática.

Mapa de Aksum

Un poco de historia – Ascenso y caída del reino de Aksum



El Reino de Axum o Aksum fue un importante estado que controló el noreste de África por un período de más de 600 años entre aproximadamente el 100 y el 700 d.C. Por su ubicación en las costas del Mar Rojo, a mitad de camino entre Oriente y Occidente, Aksum contaba con una posición privilegiada para cumplir una función de intermediación en el comercio entre el Mediterráneo y la India, y ello le garantizó una economía próspera durante gran parte de su larga historia. Sus principales exportaciones eran marfil, carey, oro y esmeraldas, y también se beneficiaba de la venta de seda y especias traídas del sur de Asia. Contaba, además, con una agricultura altamente productiva gracias a la fertilidad de sus suelos y al eficiente uso de canales de riego.

 Obelisco de Aksum

Aksum no sólo fue una potencia comercial, sino que también experimentó un intenso florecimiento cultural. Desarrolló su propio sistema de escritura, con un alfabeto para expresar su lengua, el ge'ez, hoy desaparecida, que formaba parte de la familia semítica. Tuvo también un arte y una arquitectura originales y fue capaz de producir manifestaciones tan espectaculares como el fantástico obelisco cuya imagen encabeza este párrafo. Durante el siglo IV, los reyes de Aksum se convertirían al cristianismo, dando origen a una iglesia cuya tradición continúa todavía hoy en Etiopía.

En su apogeo entre los siglos III y VI, el imperio de Aksum llegó a abarcar la mayor parte de la actual Eritrea, Etiopía del norte, Yemen, el sur de Arabia Saudita y el norte de Sudán. Su capital, también llamada Aksum, cuyas imponentes ruinas todavía pueden observarse hoy en el norte de Etiopía, se convirtió en una verdadera metrópolis cosmopolita, enriquecida por el comercio. A partir del reinado de Endubis (aprox. 270-300 d.C.), Aksum acuñó sus propias monedas, siendo el primer estado del África subsahariana de la historia en hacerlo.

Moneda de Aksum
siglo III d.C. - Moneda de Endubis - plata 2,23g.

Claramente, las primeras monedas se mostraron exitosas, porque lejos de ser un experimento aislado, dieron origen a una nueva tradición numismática que perduraría por más de 300 años. Su éxito es una prueba de la madurez de la economía de Aksum y de la capacidad del aparato administrativo construido por sus gobernantes, capaz de obtener los recursos fiscales necesarios para acuñarlas y de garantizar un estándar de calidad y de valor para las mismas. Las influencias extranjeras en el diseño y las leyendas son evidentes, sobre todo en las piezas en las que se utiliza el griego como idioma. Sin embargo, las monedas aksumitas constituyen una tradición numismática muy original, con un lenguaje estilístico propio, como puede reconocerse a simple vista en las imágenes que acompañan esta entrada.

Aksum mantuvo su prosperidad y poderío hasta que en el siglo VII una serie de factores contribuyeran a su decadencia. En primer lugar, el surgimiento del Islam en ese siglo alteró el panorama político de la región, dejando aislado al reino de Aksum. El avance musulmán significó la pérdida paulatina de sus territorios más importantes y el fin de su comercio internacional y prosperidad económica. Es en ese momento que Aksum deja de acuñar monedas. En los siglos siguientes, el reino se desintegraría paulatinamente en diversos territorios. En el interior de Etiopía, sin embargo, su cultura permaneció vigente hasta la época moderna.

Continúa leyenda la segunda y tercera parte

sábado, 2 de abril de 2011

La barba del emperador Juliano o sobre la importancia de los pequeños detalles en las monedas antiguas

AR Siliqua – Juliano II (2,10g), Antioquia 355-361 d.C. - Anverso con retrato de Juliano sin barba

Hasta los detalles más pequeños de una moneda pueden tener un enorme significado histórico. Si un emperador romano aparece representado con barba, en muchos casos no es sólo una cuestión de moda, detrás puede haber un significado profundo. En esta entrada quiero ilustrar este punto con las monedas del célebre emperador Juliano “el apóstata”, que primero lo muestran sin barba mientras fue César de Constancio II y luego con barba desde que fue el único ocupante del trono. ¿Qué se esconde tras ese cambio?

El tortuoso camino de Juliano al trono


El emperador Juliano “el apóstata” es una de las figuras que mejor podemos conocer de la Antigüedad tardía. Su corta vida y su breve reinado despertaron pasiones fuertemente encontradas y ello garantizó que dispongamos de numerosos testimonios sobre su persona. Juliano fue, además, un prolífico escritor y muchas de sus cartas, tratados y discursos se conservan, permitiéndonos comprender las ideas y objetivos que lo guiaban.

Juliano era hijo de Constancio Galo, un medio hermano del emperador Constantino. Tras la muerte de éste, toda su familia fue asesinada por los soldados que querían eliminar a posibles competidores de los hijos del emperador. Juliano y un medio hermano salvaron su vida milagrosamente porque su tierna edad inspiró compasión en los asesinos. Tras una vida marcada por la inseguridad, Juliano fue designado César por su primo –quien era probablemente uno de los responsables de la eliminación de su familia-, Constancio II. Constancio le asignó como tarea la defensa de la Galia, y el joven César la cumplió con gran éxito, obteniendo resonantes victorias sobre los diferentes pueblos germánicos que la amenazaban desde el norte. Fueron sus propios soldados los que le confirieron entonces el ascenso al rango de Augusto, haciendo inevitable la guerra civil. Ésta no llegó a materializarse porque Constancio falleció de causas naturales mientras dirigía sus ejércitos en contra de su primo, quedando Juliano como único soberano del imperio.

AV Sólido Juliano II (4,47g), Antioquía, 361-363 d.C. Anverso con retrato de Juliano con barba

La importancia política de una barba


Una vez dueño del trono, Juliano hizo pública su apostasía, es decir, su rechazo de la fe cristiana que hasta entonces había pretendido seguir, e inicio un programa político general para revertir el creciente peso del cristianismo dentro del imperio y restablecer el culto y los rituales a los dioses tradicionales. Este cambio se reflejó físicamente en su persona: Juliano se dejó la barba, que en la Antigüedad era asociada con los filósofos y el paganismo. Un emperador con barba rompía con una tradición de ya varias décadas que había sido iniciada por el primer emperador cristiano, Constantino. La barba de Juliano tenía así un importante significado, era un símbolo visible para todo el mundo de su ruptura con el cristianismo y de su defensa del paganismo.

Ese cambio físico se reflejó, por supuesto, en las acuñaciones de Juliano. Si las monedas anteriores a su proclamación como Augusto nos lo muestran como un joven lampiño (tal como podemos ver en la siliqua que encabeza esta entrada), las posteriores lo representan con una tupida barba que cubre gran parte de su rostro. He incluido aquí las imágenes de algunas cuantas piezas representativas.

AE 2/3 Juliano I I(3,56g), Heraclea 361-363 d.C. Anverso con retrato de Juliano con barba

Sabemos que muchos contemporáneos reaccionaron con rechazo frente al “nuevo” aspecto del emperador. Mientras Juliano residía en Antioquía entre los años 362 y 363 para preparar la fatídica campaña en Persia en la que perdería la vida, la mayoritariamente cristiana población de la ciudad hizo de la barba de Juliano objeto privilegiado de sus burlas y desprecio. Los antioquenos se burlaban especialmente del retrato en sus monedas, al que comparaban con un chivo (!). Juliano respondió escribiendo un pequeño tratado satírico, el misopogon, es decir el “odiabarbas”, en el que, si bien recurre a la autocrítica de una forma descarnada, también descarga toda su ironía sobre los antioquenos.

Como vemos, una barba puede ser mucho más que moda. Esta historia nos enseña lo importantes que pueden ser los más pequeños detalles de una moneda.