viernes, 26 de abril de 2013

El origen de la moneda 2° parte


primeras monedas de la historia
Stater de oro, 8,05 gr.

En la última entrada vimos una explicación del origen de la moneda en Lidia. Según R. Wallace, se trató de un medio para facilitar el uso comercial del electrón. Como las piezas de este metal tenían un valor intrínseco variable por las diferencias en su contenido de oro, sólo una garantía de valor estatal podía hacer que su uso fuera práctico. En esta entrada continuo este tema considerando el desarrollo posterior de las monedas de electrón hasta su remplazo sistemas bimetálicos con acuñaciones en oro y plata.

Al acuñar el electrón con una garantía estatal, se transfirió, por lo menos parcialmente, el valor de la pieza de su contenido metálico intrínseco hacia la autoridad pública como emisora y garante de las monedas. Esta innovación permitió aprovechar de una manera sencilla, como vimos, para el financiamiento del Estado y para la actividad comercial la riqueza aurífera de los ríos de Asia Menor y por ello fue imitada rápidamente por las ciudades griegas de la zona.

primera moneda de la historia
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Stater de plata 10,66 gr.

Al transferirse la base del valor de la pieza de su contenido metálico a la garantía del Estado, se generó, para algunos autores, un fuerte incentivo para que éste obtuviera un beneficio sobrevaluando las piezas. Como afirma John Kroll -una de las mayores autoridades en este tema-, la evidencia señala que las monedas de lidia (identificables por llevar el motivo del león real en e anverso) estaban oficialmente valuadas como si su composición correspondiera al promedio natural del electrón lidio (aproximadamente 73% de oro y 27% de plata) mientras que el contenido metálico real de las piezas había sido alterado artificialmente mediante el añadido de cobre y plata para llegar a un contenido aurífero mucho más bajo (54% de oro, 44% de plata y 1 o 2 % de cobre). Este último metal se añadía en porcentajes variables en cada caso para uniformar el color de las monedas. La manipulación se traducía en una diferencia de entre el 15 y el 20% entre el valor nominal y el valor metálico intrínseco, porcentaje que representaba una ganancia para el Estado.

La manipulación del contenido metálico de las primeras monedas lidias habría llevado a una gradual pérdida de confianza en las mismas que haría necesario, finalmente, remplazarlas. A mediados del siglo VI a.C., se difundió el conocimiento del proceso de cementación que permite separar el electrón en sus componentes naturales. Ello permitió al rey lidio Creso (reinado 560-547 a.C.) reclamar todas las viejas piezas de electrón en circulación y sustituirlas por un nuevo sistema bimetálico de monedas de oro y plata acuñadas en Sardes. Ambas llevaban en su anverso la misma representación, un león enfrentado con un toro.

Creso introdujo el primer sistema monetario bimetálico de la historia con tasas de cambio fijas entre el oro y la plata. El peso de los nuevos estáteres de oro fue reducido a 10,8 gr. y, después de algún tiempo, a 8,1 gr. Los estáteres de plata pura fueron acuñados con un peso de 10,8 gr. junto con un amplio rango de fracciones de menor valor (1/3, 1/6, 1/12, 1/24, 1/48). Se cree que el peso de estas nuevas monedas fue fijado a un nivel que permitiera un fácil intercambio de las nuevas monedas de oro por los viejos estáteres de electrón.

martes, 23 de abril de 2013

El origen de la moneda


origen de la moneda
Tercio de Estater - Lidia

En una serie de entradas recientes os presenté algunas de las principales teorías para explicar el origen del dinero. Ahora quiero compartir con vosotros este breve análisis del origen de la moneda.

Los lidios inventores de la moneda


La moneda fue inventada en el siglo VII a.C. en Asia Menor. Más específicamente, en el reino de Lidia, un poderoso Estado al oeste de la península anatólica. Notable por su riqueza y desarrollo, Lidia vivió un período de auténtico esplendor entre los siglos VII y VI a.C., hasta que, en el 546 a.C., fue conquistada por los persas.

El reino de Lidia
Mapa de Lidia

Las primeras monedas fueron producidas en Sardes, la capital de Lidia, en las últimas décadas del siglo VII a.C. Se las acuñó exclusivamente a partir de electrón, que es la aleación natural entre la plata y el oro en que estos metales aparecen en el lecho de cursos de agua. Los lidios lo obtenían del célebre río Pactolo, cuya riqueza aurífera era tal que los griegos creían que en sus aguas había lavado sus manos el mítico rey Midas. Algunas póleis de la costa jonia -que eran controladas o influenciadas por los lidios- imitaron rápidamente esta innovación y comenzaron a acuñar sus propias monedas de electrón. Sin embargo, por un tiempo considerable, la moneda siguió siendo un fenómeno regional limitado al Asia Menor, donde el electrón es abundante.

primeras monedas
Doceavo de estater 

Características generales de las primeras monedas


La unidad de denominación utilizada fue el estater (στατήρ), pero diferentes ciudades le fijaban un peso diferente. En el sistema lidio-milesio, equivalía a14.5 gramos. También se acuñaban diversas piezas fraccionarias, incluso algunas muy pequeñas, lo que demuestra que las monedas no sólo eran utilizadas para realizar grandes pagos sino también para los intercambios cotidianos. En este contexto, es importante recordar que, en un pasaje de sus historias, Heródoto adjudicaba a los lidios el ser los primeros tanto en acuñar monedas como en practicar el comercio minorista.

origen de la moneda
Estater de Mileto

Una característica general de las emisiones tempranas en electrón es la gran diversidad de motivos. Algunas monedas tienen simplemente una superficie con estrías o marcas irregulares, mientras que en otras aparecen, sobre todo, diversas representaciones de animales. La evidencia arqueológica indica que ambos tipos de motivos son contemporáneos y no el resultado de una evolución gradual. El león es la figura más popular pero también aparecen toros, perros, pájaros, focas e, incluso, seres fantásticos. Las piezas tienen formas muy irregulares pero los estándares de peso son respetados rigurosamente.

¿Por qué se acuñaron de electrón?


Hasta mediados del siglo VI a.C., sólo se acuñaron monedas de electrón. Se trata de un hecho sumamente llamativo, pues el valor de esta aleación varía de acuerdo a los porcentajes de oro y plata en su composición, que es diferente en cada pieza y tiene que ser determinado a través del uso de una piedra de toque o de otros métodos más complejos.

Tercio de Estater - Lidia

De acuerdo con la teoría metalista, la introducción de la moneda es un medio de evitar el engorroso pesado de los trozos de metal en las operaciones comerciales. El Estado garantiza el valor intrínseco produciendo pequeños lingotes marcados con una estampa que certifica su calidad y peso y hace, de esta forma, innecesario tener que determinar el valor de cada pieza. Sin embargo, esta teoría no se corresponde con las características de las primeras piezas acuñadas de electrón. El Estado no podía certificar un valor intrínseco uniforme a piezas que tenían, en cada caso, un valor diferente correspondiente al porcentaje de oro presente.

1/24 de Estater - Lidia

Esta paradoja intrigó por mucho tiempo a los investigadores pero fue resuelta de manera muy convincente por R. Wallace en un artículo del año 1987. En su tesis, el origen de la moneda es, precisamente, un resultado de las dificultades para el uso del electrón en las operaciones comerciales. En el siglo VII a.C., no se conocía todavía la forma de separar el oro y la plata de esta aleación, por lo que la gran riqueza proporcionada por ríos como el Pactolo o el Hermo no podía ser aprovechada adecuadamente para el comercio. La respuesta a este problema fue que el Estado lidio produjo piezas de peso uniforme y sus fracciones estandarizadas y garantizó su valor marcándolas con una estampa. La moneda fue inventada, en síntesis, para resolver el problema del valor intrínseco variable de las piezas de electrón que no podían circular de forma efectiva sin una garantía.

viernes, 19 de abril de 2013

Espectaculares tesoros en las próximas subastas de Ars Classica


Escribo a menudo en este blog sobre la casa suiza Ars Classica, una de las líderes mundiales en el ámbito de la numismática antigua y medieval. Uno está ya acostumbrado a encontrar en sus subastas los conjuntos más exquisitos de monedas de excepcional calidad e interés histórico, pero cada nueva oferta supera nuestra capacidad de asombro, como es el caso con las subastas 70, 71 y 72 a celebrarse los próximos 16 y 17 de mayo.

La subasta 70 ofrece la primera de tres partes de una de las más importantes colecciones de monedas republicanas jamás ofrecidas en una venta pública. Fue conformada a lo largo de 50 años por un coleccionista (que permanece anónimo) bajo la orientación de George Muller, Director asistente de Spink & Son desde la década de 1950. Contiene unas 800 monedas de las que ahora se ofrecen 200. La serie de piezas de plata es excepcional por la calidad y rareza de los ejemplares incluidos pero es la selección de monedas republicanas de oro la que es verdaderamente única, afirmándose que es tal vez la más completa e importante que se haya ofrecido en subasta durante los últimos cincuenta años.

Las joyas de esta primera parte son, sin duda, un denario “EID MAR” de Bruto y un excepcional áureo de Quinto Labieno (cuya imagen encabeza esta entrada), para el que se ha fijado una estimación de 400.000 francos suizos.

La subasta 71 se compone de la segunda y última parte de las monedas romanas de oro provenientes de la inmensa colección de Archer M. Huntington, de la que tanto hemos tratado en este blog. Entre las ochenta piezas ofrecidas se destacan áureos excepcionales  de Vitelio, Vespasiano, Domiciano, Pértinax, Caracalla, Diocleciano y Maximiano (cuya imagen podéis ver más arriba).

La subasta 72 presenta  un amplio conjunto de casi 1500 monedas antiguas, incluyendo importantes selecciones de acuñaciones griegas y romanas. Entre las primeras se encuentra una hermosa serie de monedas reunidas por el Museo de la Moneda de Zúrich, que cuenta con un imponente tetradracma de la serie del Demareción (cuya imagen reproduzco). En la parte romana encontramos, a su vez, una hermosa selección de monedas republicanas, pero se destacan, sobre todo, los áureos, denarios y sestercios de la época.

martes, 16 de abril de 2013

Philip Grierson sobre el origen del dinero


Philip Grierson
Philip Grierson

Continuando con la serie de entradas sobre el origen del dinero (ved la primera, segunda y tercera parte) llego ahora a los aportes de Philip Grierson (1910-2006), un distinguido historiador y numismático inglés, profesor en la Universidad de Cambridge. Ya he tratado sobre su vida y obra en este blog y confieso que es uno de mis autores favoritos. Grierson contribuyó al debate sobre el origen del dinero un breve pero profundo ensayo (The Origins of Money, Londres, 1977). que se ha convertido en un clásico.

Grierson se basó en los hallazgos de una serie de estudios antropólogicos. Su explicación deja de lado el énfasis económico de las teorías metalistas y chartalistas y se concentra en la importancia de algunas prácticas sociales en este proceso.

Grierson parte en su análsis de la distinción entre el dinero comercial para propósitos generales y el dinero primitivo no-comercial para propósitos específicos. Este último ha sido conocido y utilizado en numerosas culturas cumpliendo una función para pagos en el contexto de interacciones sociales específicas (como la entrega de dotes, la cancelación de multas e indemnizaciones, etc.). La característica que ambos tipos comparten es la de unidad de valor. Sin embargo, este tipo de dinero es utilizado rara vez, si acaso, para las compras diarias o transacciones comerciales.

orígenes del dinero - Philip Grierson

¿Cuál es el origen del dinero no-comercial como medida de valor? Grierson propone que reside en la costumbre del Wergeld. Este término procede del primitivo derecho germánico y hace referencia al pago indemnizatorio en compensación por un asesinato u otro daños. El objetivo de esta práctica es evitar las venganzas familiares e impedir el surgimiento de rivalidades violentas en el seno de la comunidad. Los objetos que se eligieron como medio de pago del Wergeld no necesariamente alcanzaron ese papel por haberse establecido en el trueque como la mercancía más líquida, argumenta Grierson contra la teoría metalista, sino que se trata generalmente de objetos que confieren estatus social o prestigio a sus poseedores. Una prueba en favor de esta teoría es el hecho de que en muchos idiomas el término usado para “pagar” tiene su origen etimológico en palabras que significan “pacificar”.

En aquellas sociedades en que aparece el dinero comercial para propósitos generales, se trata, para Grierson, con alta probabilidad, de un desarrollo a partir del dinero no-comercial para propósitos específicos como el Wergeld.

viernes, 12 de abril de 2013

El número 6 de la revista OMNI disponible online


Con gran alegría he recibido esta mañana la noticia de que acaba de aparecer el número 6 de la Revista Numismática OMNI, en el que se encuentra una modesta contribución de mi autoría titulada “Los contorniatos, características, función e importancia". Es un gran honor que mi trabajo comparta espacio con los de numismáticos tan distinguidos como Georges Depeyrot, Pere Pau Ripollés o Damián Salgado, por mencionar sólo algunos de los excelentes autores que han contribuido con este número. Damián ha presentado un trabajo brillante sobre las acuñaciones de Gordiano III que ha sido premiado como el mejor de este número y que creo es una verdadera joya de lectura obligada.

Podéis descargar el número completo en wikimoneda (al descargarlo contribuis con el futuro de la revista que se financia a través de sus auspiciantes).

La revista tiene un excelente diseño y un formato muy atractivo. El nivel de profesionalismo y seriedad científica con la que la misma se edita me parece admirable. Desde aquí mis felicitaciones y agradecimientos a Carlos Alajarín y a todo el equipo de OMNI.

jueves, 11 de abril de 2013

Nueva revista numismática disponible online gratis


A través del blog The Ancient World Online me entero de una nueva revista de numismática cuyo contenido se encuentra disponible online en forma gratuita: Il Bollettino di Numismatica. Se trata de una revista muy prestigiosa publicada por las direcciones de patrimonio del Estado italiano. Se publican tres series: la ordinaria, que aparece cada seis meses, la serie de monografías y la de suplementos.
Con el añadido de esta revista, la lista actualizada de publicaciones numismáticas actuales que se encuentran disponibles online en forma gratuita es la siguiente:







Si conocéis alguna que haya omitido, por favor, hacédmelo saber.

martes, 9 de abril de 2013

El origen del dinero 3° parte – las teorías chartalistas


Georg F. Knapp

Las diferentes versiones de la teoría clásica sobre el origen del dinero comparten (como vimos en la y parte de esta serie) una premisa fundamental, la idea de que éste surge como producto natural de las necesidades individuales de quienes intervienen en mercados basados en el trueque. Esta teoría fue objeto de duras críticas por economistas de otras corrientes ya desde principios del siglo XX y el caso contra sus supuestos centrales ha sido reforzado, desde entonces, por numerosas investigaciones históricas y antropológicas.

La gran debilidad de la teoría metalista clásica sobre el origen del dinero es que argumenta únicamente a partir de líneas hipotéticas y que no presenta ninguna evidencia empírica que permita constatar su veracidad. De hecho, esta teoría deduce la existencia de un primitivo mundo del trueque sólo a partir de consideraciones lógicas y abstractas, sin considerar en ningún momento a la información proporcionada por el registro histórico y arqueológico. Uno de los puntos centrales que se esgrimen en su contra es que no se conoce prácticamente ninguna evidencia de la existencia de sistemas económicos basados en el trueque en ningún período del pasado o región del mundo.

La principal corriente teórica alternativa sobre el origen del dinero se centra en un punto que es, como se señaló, intencionalmente dejado de lado por la teoría clásica: el papel del Estado. Se la designa generalmente como teoría “chartalista” del dinero, un término acuñado por uno de sus fundadores, el economista alemán George Friedrich Knapp (1842-1926) a partir de la palabra latina “charta” (papel). Con este término quiere reflejar la idea de que el dinero es un objeto sin un valor intrínseco más allá de la sanción legal del Estado. En su Teoría estatal del dinero (Staatliche Theorie des Geldes), publicado por primera vez en 1905, Knapp argumenta que el dinero no puede concebirse sólo como una mercancía, como afirmaba Adam Smith, sino que su naturaleza depende de la sanción legal de un Estado que garantiza que funcione como medio de intercambio reconocido al aceptarlo, a su vez, como medio para cancelar las exigencias tributarias que impone a sus súbditos.

Una concepción en algunos puntos semejante a la de Knapp –pero desarrollada de manera independiente- fue presentada por el diplomático inglés Alfred Mitchell Innes en dos artículos de los años 1913 y 1914. A diferencia de Knapp, sin embargo, este autor presenta una teoría completa del proceso histórico mediante el cual surge el dinero.


Revista en que se publicaron los trabajos de Alfred Mitchell Innes

En la visión de Adam Smith y de Carl Menger, el problema de la “doble coincidencia de necesidades” lleva a que todos los que intervienen en un mercado premonetario intenten intercambiar sus productos por uno que tenga más demanda para que les resulte más sencillo cambiarlo por lo que necesitan. Es decir, tomando un ejemplo de Mitchell Innes, que si un panadero y un cervecero quieren carne pero el carnicero está bien provisto de pan y cerveza, no es posible realizar un intercambio directo y los primeros se ven obligados a buscar un bien que por ser muy demandado cuente con mayor probabilidad de ser requerido por el carnicero.

Para Mitchell Innes esta es una suposición irreal e innecesariamente compleja. En su opinión, suponiendo que el panadero y el cervecero sean hombres honestos, el carnicero puede proveerlos de carne y recibir de ellos un reconocimiento de que tienen con él una deuda. Esto sería posible, si asumimos que la comunidad reconoce la obligación del panadero y el cervecero de saldar esa deuda con pan o cerveza en los valores relativos de mercado del pueblo, cuando llegue el momento en que el panadero desee esos productos. Para Mitchell Innes, en síntesis, no es necesario postular un complejo proceso de una mercancía que se transforma en medio de intercambio. Mucho más sencillo es el intercambio de un producto a cambio de una deuda o compromiso futuro.

A diferencia de los partidarios de la teoría clásica, Mitchell Innes utiliza la información histórica y arqueológica disponible en su tiempo para constatar empíricamente su teoría. La existencia en todas las tradiciones jurídicas conocidas del mundo del reconocimiento de la obligación legal de saldar las deudas rechaza, en su opinión, expresamente el postulado de la teoría clásica de que el crédito es una invención posterior a la del dinero y posibilitada por la existencia de éste. Para Mitchell Innes, por el contrario, el crédito es la verdadera forma del dinero ya que puede conservarse por mucho tiempo y hasta transferirse a terceros. El dinero no tiene, por lo tanto, nada que ver con los metales preciosos.


Palos tallados de deuda

Mitchell Innes ve en la información proporcionada por hallazgos arqueológicos comunes una confirmación del carácter universal de esta práctica. En su opinión, durante muchos siglos, el principal instrumento del comercio no habría sido la moneda o una mercancía que asumiera sus funciones, sino el uso de palos tallados en los que se registraban las deudas (conocidos en latín como talea, en francés como Taille y en alemán como Kerbholz). El nombre del deudor y la fecha de la transacción eran escritos en dos lados opuestos de la varilla, que se dividía entonces por la mitad de tal manera que el nombre y la fecha aparecieran en ambas partes. Ambas mitades constituían un registro completo del crédito y de la deuda. El deudor estaba protegido por su trozo de la imitación fraudulenta o manipulación del comprobante en manos del acreedor.

El Estado al recaudar impuestos es el principal creador de dinero, pues se transforma en acreedor automático de todos los contribuyentes, que pasan a ser sus deudores. Esa posición de acreedor le permite al Estado producir certificados con los que adquirir y bienes y servicios que serán recibidos pues se compromete a su vez a aceptarlos como medio para cancelar las deudas fiscales de sus contribuyentes. En la concepción de nuestro autor, entonces, la moneda no se acuña para garantizar su peso y pureza como quiere la teoría clásica, sino para señalar su carácter de medio de pago oficial que el Estado está dispuesto a aceptar de sus deudores. El valor de la moneda no deriva, entonces, para Mitchel Innes de su contenido metálico sino que, como cualquier certificado de deuda, depende del grado de solvencia percibido del deudor.

viernes, 5 de abril de 2013

El libro “Historia del dinero” de los curadores del British Museum

Libro Historia del dinero

En el año 2006 tuve la suerte de visitar la “Galería del dinero” (Money Gallery) en el British Museum, que traza la historia del fenómeno monetario en forma clara y atractiva a lo largo de más de 4.000 años, desde los primeros medios de pago hasta la última tecnología financiera digital. La exposición fue inaugurada en el año 1997 y se la acompañó con la edición de un atractivo libro redactado por los curadores de la galería y financiado por el banco que apadrinó la muestra (Money: A History). En el año 2007, para conmemorar el décimo aniversario de la inaguración, se produjo una segunda edición del libro que fue traducida al castellano reproduciendo cuidadosamente el formato del original: Historia del dinero . A pesar de que se publicó hace ya unos años (en el 2009) yo lo he adquirido recién por estos días.

Se trata de un volumen exquisitamente ilustrado, que tiene la rara virtud de combinar precisión y rigurosidad científica con claridad y sencillez, de tal modo que es una excelente introducción accesible a un público general. La historia comienza en las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto, sigue por las monedas de Grecia, Roma, la India, el Islam y China hasta llegar a la producción monetaria moderna de todo el mundo. El libro contiene más de 500 ilustraciones de monedas de todas las épocas, notas, mapas y objetos diversos relacionados con el mundo del dinero. Uno de sus fuertes, es el verdadero enfoque global que concede igual atención a todas las culturas y regiones del mundo, superando el sesgo “occidental” de algunos estudios más viejos sobre este tema.

En junio de 2012, la exposición fue reinaugurada totalmente renovada y con un nuevo auspiciante. Esperemos que lo celebren publicando otro libro como éste.

martes, 2 de abril de 2013

El origen del dinero y la moneda - 2°parte: La teoría de Carl Menger


Carl Menger

Continuando con la serie de entradas sobre el origen del dinero y la moneda, presento en esta segunda parte la versión de la teoría clásica elaborada por el economista austríaco Carl Menger (1840-1921) a fines del siglo XIX. 

La liquidez de las mercancías y el origen del dinero

Carl Menger es considerado uno de los economistas más relevantes de la historia, el padre de la escuela austriaca y famoso, sobre todo, por sus contribuciones al desarrollo de la teoría de la utilidad marginal. Entre sus numerosos escritos, Menger dedicó también un breve pero profundo análisis al origen del dinero, publicado originalmente en el año 1892.

Menger toma como punto de partida de su teoría el marco general de la argumentación de Adam Smith y supone que, cuando se generó la división del trabajo dentro de las comunidades humanas, necesariamente tienen que haberse desarrollado mercados de intercambio mediante trueque. Este tipo de mercados se enfrentan, sin embargo, al problema de la “doble coincidencia de demandas” que ya mencionamos en la primera entrada de esta serie. Para Menger, al igual que para Smith, es la experiencia de las dificultades del trueque lo que gradualmente lleva al uso de los metales como primera forma de dinero y, luego, a la aparición de la moneda.

El eje de la explicación de Menger se centra en la idea de que las mercancías tienen diferentes “capacidades de venta” (en alemán Absatzfähigkeit)", lo que podríamos traducir como “diferentes grados de liquidez”. Esos diferentes grados se reconocen en el margen entre el “precio ofrecido” y el “precio solicitado” de ese producto en el mercado. Según Menger, aun la observación más superficial de los fenómenos del mercado nos enseña que no tenemos la posibilidad, cuando hemos comprado un artículo por un precio determinado, de volver a venderlo inmediatamente por el mismo precio. El precio al cual podemos comprar voluntariamente una mercancía en un mercado determinado y en un momento dado y el precio al cual podemos venderla son diferentes.


Lingotes de plata romanos

Por lo tanto, quien trae al mercado productos de escasa liquidez, se encuentra con que frecuentemente no puede intercambiarlos directamente por aquellos bienes que necesita. Se ve, de esta manera, en la necesidad de intercambiarlos por otros productos que, aunque no tenga necesidad de ellos, son más líquidos que los suyos. Al hacerlo, no logra inmediatamente su objetivo pero se va acercando a él al contar ahora con bienes que tienen una mayor probabilidad de ser demandados por quienes poseen lo que a él le interesa.

De mercancía líquida a dinero: ¿por qué adquieren los metales preciosos una función monetaria?

Es la experiencia regular de esta situación la que lleva, según Menger, a que los productos más líquidos en cada mercado vayan adquiriendo gradualmente las funciones del dinero. En los pueblos que alcanzaron estructuras económicas más complejas, esa función fue recayendo en los metales, por su liquidez altamente superior en relación con la de todos los otros productos y, al mismo tiempo, porque se los ha considerado especialmente aptos para las otras funciones que tiene el dinero además de ser un medio de intercambio: las de permitir atesorar valor y servir como unidad de cuenta.

De entre los metales, esa función se va, con el tiempo, concentrando en los metales preciosos. Para Menger, ello se debe a que en todos los pueblos ha existido una demanda natural por el oro y la plata por su utilidad y belleza. Además, a pesar de su escasez, están geográficamente bien distribuidos y su extracción no es compleja. Esa demanda natural fue la fuente primera de la mayor liquidez de estos metales, que se acrecentó todavía más en la medida en que comenzaron a cumplir la función de dinero, ya que todos los buscaban para luego intercambiarlos por los productos que necesitaban.

Un punto especialmente importante para Menger es que, según su explicación demuestra, el dinero surge sin intervención del Estado, sólo como un resultado de la combinación de los intereses individuales de quienes operan en el mercado. En sus palabras: “El dinero no ha sido generado por la ley. En sus orígenes es una institución social y no estatal”. El Estado interviene sólo para certificar la calidad del dinero creado por el mercado y asegurar la confianza en la autenticidad, peso y pureza de cada pieza de metal con una marca aplicada a tal fin. De esta manera se da origen, finalmente, a la moneda.